La UE fracasa en la armonización de las normas sobre promociones comerciales
La prohibición en ciertos países de los sorteos condicionados a la adquisición de un producto o la limitación en el valor de los descuentos fijada por otros Estados miembros seguirán impidiendo que las empresas organicen sus promociones comerciales con un planteamiento europeo.
El Consejo de Ministros de la Unión Europea se escindió ayer en dos bloques enfrentados por el grado de libertad comercial que deben disfrutar las empresas en el momento de planear sus campañas de promoción comercial.
El debate se erizó en la búsqueda del equilibrio entre la protección del consumidor y la libertad comercial, pero por debajo de las diferentes posiciones se vislumbraban la ofensiva de los intereses comerciales de algunos países asediando el proteccionismo mantenido por el resto.
España se situó en el grupo acorazado que defiende el derecho de las autoridades nacionales a impedir cualquier promoción comercial que, a su juicio, atente contra la salud de los consumidores o les induzca a un consumo basado en falsas expectativas.
La Comisión Europea, que cuenta con el apoyo de Holanda, Reino Unido, Dinamarca y Luxemburgo, se niega a admitir esa cláusula porque 'va contra la unidad del mercado interior'. La Comisión, que ya ha suavizado una propuesta que en su versión original admitía incluso la venta a pérdida (una práctica prohibida por la legislación española) con ciertas condiciones, sólo se muestra dispuesta a excluir del ámbito de la armonización ciertos productos (medicamentos, tejidos, sangre) o servicios (los de las profesiones liberales).
Solución de compromiso
El departamento comunitario de Mercado Interior, que elaboró el proyecto de reglamento discutido ayer, prefiere el reconocimiento mutuo entre los Estados miembros, de modo que cada empresa pueda planificar sus promociones con arreglo a las normas vigentes en su país de origen. En la práctica, este planteamiento acabaría, por ejemplo, con la utilidad de los periodos fijos para rebajas, pues las multinacionales de distribución podrían fijar su calendario con arreglo a su país de origen y no al del lugar donde se encuentre cada hipermercado.
Las empresas extranjeras también podrían superar las limitaciones que imperan en países como Alemania, donde las normas en el ámbito de las promociones comerciales destacan por ser muy estrictas.
La solución de compromiso, que como muy pronto ya no llegará hasta el segundo semestre de este año, puede pasar por la transformación del reglamento en una directiva, un cambio de horma que amplía el margen de maniobra para que cada país interprete el texto con arreglo a su tradición legal y comercial.
Stephen Loerke, subdirector de la Asociación Mundial de Anunciantes, lamentó un fracaso negociador 'en el que salen perdiendo los organizadores de promociones tanto como los clientes'. 'La propuesta de la Comisión Europea consigue un buen equilibrio entre la necesidad de modernizar y liberalizar lo que a menudo son normas nacionales desproporcionadamente restrictivas y la necesidad de asegurar un nivel elevado de protección del consumidor', afirmó Loerke.