Bush pierde a su cuarto asesor del equipo económico en seis meses
Daniels, de 54 años, dejará la dirección de la Oficina del Presupuesto presumiblemente para presentarse al puesto de gobernador de Indiana en las elecciones de 2004. Su salida no forzada, a diferencia de las del ex secretario del tesoro Paul O'Neill y el consejero económico Lawrence Lindsey en diciembre, se une a la de Glenn Hubbard, presidente del consejo económico de la Casa Blanca, hace tres meses, y supone la total renovación del equipo económico que comenzó la legislatura con Bush.
'Le echaremos de menos', dijo Fleischer, que evitó dar demasiados detalles de los planes para cubrir este puesto vacante y las razones de la salida de este técnico que empezó a trabajar con el alcalde de Indianápolis, el actual senador republicano Richard Lugar, y fue consejero de Ronald Reagan antes de trabajar para la farmacéutica Eli Lilly.
Daniels, un entusiasta de las políticas forjadas en la época de Reagan (como lo son la mayoría de la actual Administración) y protegido del vicepresidente Dick Cheney, aceptó el puesto en esta oficina, según dijo el año pasado, por 'la agresividad conservadora de los puntos de vista de Bush' y recordó que las prioridades del Gobierno son 'la contención fiscal, el equilibrio del presupuesto y el pago de la deuda'.
Desde la dirección que ocupaba ha tenido, sin embargo, que ver cómo los superávit de la época de Bill Clinton se convertían en crecientes déficit y se ha ganado la enemistad de varios congresistas, de ambos partidos, a los que acusaba de añadir siempre gastos al presupuesto.
El anuncio de su salida se produce en un momento comprometido para el presupuesto del año que viene en la medida en que aún sigue el proceso de discusión y conciliación por parte de las Cámaras del paquete de estímulo fiscal promovido por Bush. Ayer el presidente, acompañado por el secretario del Tesoro, John Snow, continuaba defendiendo su propuesta de reducción fiscal. Esta vez fue ante la receptiva audiencia de la Cámara de Comercio en Washington.
Plan fiscal
Pero los aplausos cosechados en este foro no llegaban ayer al Senado. La Cámara alta ha dejado el recorte de 726.000 millones de dólares del presidente en 350.000, con la aprobación de varios republicanos y la minoría demócrata.
El presidente, que en los últimos días has tratado de ganarse el favor de algunos de los senadores demócratas que apoyaron los recortes de impuestos de 2001, no ha conseguido ganar ningún voto a su causa, y estaba previsto que ayer, después del cierre de esta edición, los senadores republicanos dieran a conocer su propuesta final.
Las primeras filtraciones de los planes de los conservadores del Senado indican que se considera una paulatina desaparición de los impuestos sobre dividendos cuando la pieza clave de la propuesta de Bush es su eliminación. Fleischer decía ayer en su encuentro diario con la prensa que obviamente 'esto no es todo lo que el presidente quiere pero aún contiene muchas de las medidas que quiere'.
Mientras se va construyendo el consenso, algunos líderes republicanos del Congreso han lanzado una nueva y controvertida propuesta que es reducir los impuestos que este año deben pagar las empresas que repatríen dinero de sus operaciones fuera del país. El objetivo es atraer el dinero que ahora hay en paraísos fiscales para animar la inversión de las compañías. Esta semiamnistía fiscal que ahora se quiere impulsar y de la que informaba The Wall Street Journal supondría que el 35% que se paga actualmente por esta repatriación de beneficios se quede en el 5,25% y ayude a atraer 300.000 millones de dólares.
Este punto podría entrar en controversia con la reforma exigida para la fiscalidad de las ventas en el exterior de las multinacionales que la Organización Mundial del Comercio (OMC) exige a EE UU.