_
_
_
_
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Fundamentos débiles

La proclamación oficial del fin de las operaciones militares, que no de la guerra contra el terrorismo internacional, efectuada a bombo y platillo por el presidente de Estados Unidos, George Bush, vuelve a poner en primer plano los profundos problemas que arrastran las principales economías mundiales. Una vez despejadas las incertidumbres bélicas, los fundamentos económicos, lejos de mejorar, empeoran.

La situación delicada se enquista a medida que pasa el tiempo y los mercados, en los que muchos confiaron, no aportan nada nuevo, porque se pasaron la mayor parte del conflicto descontando lo que finalmente sucedió, un desenlace rápido, y, también, porque desde la caída de Bagdad, el cierre formal del conflicto no era más que un mero trámite. Eso sí, rodeado por la teatralidad, portaaviones incluido, que acompaña los actos de la Administración estadounidense.

Sea como fuere, lo cierto es que ya no hay más excusas. Todos los velos han caído y el panorama que se atisba no es esperanzador. El repunte de las Bolsas en abril es el único dato positivo que se observa, aunque sobre los mercados, que siguen en la sima a la que cayeron en 2000, siempre sobrevuela la sombra de la volatilidad.

Lo más preocupante es que los fundamentos de las grandes potencias siguen renqueando. EE UU ha presentado cifras de actividad muy débiles; bajos incrementos de la productividad; expectativas sombrías para el consumo privado y unos resultados empresariales poco vigorosos, porque el crecimiento medio del beneficio operativo del 9% experimentado en el primer trimestre obedece a comparaciones con el mismo periodo del año anterior a niveles mínimos, y al recurso manido de extraordinarios y recortes de personal. La mejora se traslada, en el mejor de los casos, a la recta final del año. Greenspan apuntó la semana pasada esta tesis y generó más desánimo en los mercados.

En Europa el pulso económico se mantiene generalizadamente débil, con síntomas aún peores en la tradicional locomotora europea, Alemania. Con un crecimiento casi imperceptible, un déficit que ha escapado de los límites del control comunitario y unas previsiones muy negras, sus dirigentes han iniciado la senda de los recortes sociales. Algo muy similar ocurre en Francia.

Esto sucede, además, en un momento en el que el euro está en uno de los niveles más altos de su corta historia. Es difícil justificar esta ascensión por la debilidad de la economía estadounidense por cuanto la europea ofrece perspectivas similares. En cualquier caso, el robustecimiento de la moneda única europea es, paradójicamente, una mala noticia para el Viejo Continente, dado que pude dañar seriamente a las exportaciones alemanas, el auténtico motor de la tocada locomotora europea. Y en este escenario emerge esta semana como tema estrella el futuro de los tipos de interés, tanto en EE UU como en Europa.

Newsletters

Inscríbete para recibir la información económica exclusiva y las noticias financieras más relevantes para ti
¡Apúntate!

Archivado En

_
_