Greenspan asegura que aún hay margen para bajar los tipos si fuera necesario
Con la inflación ya en niveles muy bajos, una sustancial desaceleración de los precios sería un acontecimiento inoportuno. Especialmente porque pondrá presión en los márgenes de beneficios de las compañías e impediría el relanzamiento de la inversión empresarial'. El presidente de la Reserva se refirió así al fantasma de la deflación que muchos analistas llevan ya meses temiendo.
Greenspan recordó que la inflación subyacente (una vez descontado los volátiles precios de la energía y alimentos frescos) se ha mantenido muy baja en los últimos meses, por lo que la Reserva se mantiene vigilante.
El presidente de la Reserva Federal sugirió muy claramente que a pesar de que el tipo de interés esté al 1,25%, el más bajo en 41 años, en el caso de que se detectaran nuevas caídas de precios se procedería a recortarlos aún más para prevenir la espiral deflacionaria. A preguntas por parte de un congresista, Greenspan dijo que en caso de que la economía necesite un mayor empuje, 'tenemos aún margen en la política monetaria si optamos por ello'.
'La Reserva Federal deja la puerta abierta a más rebajas del precio del dinero en el futuro incluso si se produce el crecimiento económico pero no se da un aumento de la capacidad de precios', aseguraban ayer en su comentario los analistas de UBS Warburg, que además apuntaban que 'la preocupación por la deflación puede retrasar la subida rápida de tipos incluso si se afianza la recuperación'. Con su discurso, Greenspan no logró mejorar el ánimo de los inversores y la Bolsa prestó poca atención al discurso de la primera autoridad monetaria. Wall Street siguió con una tendencia bajista durante su intervención que se mantuvo hasta última hora de ayer.
Reunión el 6 de mayo
La Reserva no recortó el precio del dinero en su reunión del pasado 18 de marzo y, según confesó en su comunicado, la incertidumbre por causa de la guerra era tan importante que no era posible tener una foto clara del momento que atravesaba la economía según volvió a recordar ayer Greenspan.
Con la guerra ya prácticamente finalizada (se oficializará esta noche por el presidente George Bush) y tras ésta, su primera comparecencia pública después del conflicto, los analistas tampoco esperan que la bajada del precio del dinero se produzca el día 6 de mayo porque el presidente de la Reserva reconoció en su evaluación económica que todavía carecen de datos claros sobre la marcha de la economía.
El banco está revisando los datos financieros ofrecidos tras el inicio de la guerra con Irak, hace seis semanas, pero la conclusión es que hasta ahora son 'mixtos'. Greenspan señaló que aunque la confianza de los consumidores ha remontado, es una mejora que no se detecta en los negocios.
'Aunque la contracción en la inversión en capital parece haberse suavizado, aún tenemos que ver que haya algún síntoma de que el gasto está por emerger', dijo Greenspan en su presentación escrita. También manifestó su preocupación por la evolución del desempleo y el impacto que éste pudiera tener sobre el gasto público.
Precisamente ayer se hizo público el informe de gestores de compra de Chicago y en él se reflejó una desaceleración en abril de la actividad industrial, al quedar su índice en 47,6 puntos, frente a los 48,4 del mes anterior.
A pesar de ello, la autoridad monetaria prefirió ofrecer la visión más optimista, pero con una cautela que dejó poca claridad a los analistas.
'Continúo creyendo que la economía está posicionada claramente mucho mejor que el año pasado, pero hasta qué punto y cuándo se va a notar una mejora continúa siendo incierto', dijo Greenspan. El banquero señaló, además, que esperaba que la reducción de los precios de la energía registrada en las últimas semanas animase finalmente a las empresas a invertir, una vez desaparecida esta presión en sus costes.
Recuperación gradual
Pese a ese comentario, Greenspan también dijo que había elementos que llevaban a pensar que habría una mejora en el segundo semestre. 'Desafortunadamente, el futuro camino de la economía parece indicar que la mejora no será más que gradual', aclaró, alineándose con los economistas que han apostado por un limitado impacto positivo del fin de la guerra en la economía.
Alan Greenspan, en cuyo puesto fue confirmado por el presidente George Bush tras reiterados rumores sobre sus diferencias, no tuvo más remedio que responder en esta sesión parlamentaria a una lluvia de preguntas sobre el estímulo fiscal que defiende Bush y parte del Partido Republicano, y que otra ala moderada de este partido y los demócratas quieren rebajar.
Greenspan evitó entrar en el terreno de la Casa Blanca, pero repitió que apoya la eliminación de los impuestos sobre dividendos aunque cuestionaba su oportunidad, a la vista del déficit del Estado, por lo que o bien se debe recortar los gastos o bien aumentar otros impuestos. El banquero ratificó que, a su juicio, el presupuesto poco hace para estimular las economías a corto plazo y que, con la excepción de 2001, no era partidario de los planes de recorte de impuestos como estímulo fiscal.