No basta con el fin de la guerra
A pesar de las trágicas noticias de los últimos días, ayer empezó a hacerse unánime la idea de que la guerra de EE UU contra Irak toca a su fin. El avance aliado sobre Bagdad y la destrucción de símbolos característicos del régimen de Sadam Husein en la capital hicieron que los analistas comenzaran a creer de verdad en una rápida resolución del conflicto bélico. Algo que, sin lugar a dudas, es una buena noticia.
Las previsiones del informe de primavera del FMI que se conocían al mismo tiempo que las noticias del frente, sin embargo, colocaban las cosas en su sitio en el campo económico, especialmente porque coincidían en gran parte con las pesimistas estimaciones anunciadas un día antes por la Comisión Europea. Ambos organismos obligan a recordar cómo estaba la situación antes del 20 de marzo y llegan a la conclusión de que, aunque deba ser acogido con los brazos abiertos, el fin de la guerra no elimina las incertidumbres de fondo que aquejan a la recuperación económica.
Si Bruselas recortaba el martes al 1% su cálculo de crecimiento para la zona euro en 2003, es decir, casi a la mitad que seis meses antes, el FMI anunciaba ayer que uno de los mayores riesgos por los que atraviesa la economía internacional es la dependencia de EE UU. 'El motor más importante de la economía' mundial crecerá, según el Fondo, un 2,2% en 2003, cuatro décimas menos que el anterior pronóstico del organismo multilateral. Es decir, ni a uno ni a otro lado del Atlántico se ven síntomas claros de recuperación.
La fuerte revisión a la baja para la zona euro en 2003 se debe sobre todo al recorte de los pronósticos de sus principales economías, Alemania y Francia. Y esto es especialmente preocupante en España, porque son nuestros principales clientes. Alemania crecerá sólo en 2003 entre un 0,4% (CE) y un 0,5% (FMI) y Francia poco más del 1%.
Tanto la Comisión Europea como el FMI se han rendido a la evidencia de que el crecimiento mundial será inferior al previsto hace pocos meses. Pero lo más llamativo es que esta revisión a la baja se amplía a 2004, como reflejo de que la incertidumbre, a pesar de las noticias alentadoras sobre el final de la guerra, sigue en cotas demasiado elevadas. De cumplirse los pronósticos de Bruselas y el FMI -la experiencia dice que no son infalibles-, el crecimiento en 2003 seguirá la lánguida tónica de 2002. Sin embargo, el FMI sigue apuntando que los mayores riesgos para la economía mundial son, además de las inquietudes sobre la seguridad tras la guerra en Irak, las consecuencias del estallido de la burbuja bursátil, la posible burbuja inmobiliaria en varias regiones y una constelación de desequilibrios financieros.
En España, el vicepresidente segundo, Rodrigo Rato, descartó ayer que el Gobierno vaya a revisar a la baja, ahora, el crecimiento oficial del 3% estimado para este año. No obstante, insinuó que podía hacerlo a partir de julio, después de los varapalos recibidos esta semana desde Bruselas y Washington.