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Exportaciones

Borrón y cuenta nueva en las exportaciones a Irak

Según José Julio Sastre, 'Johnson & Johnson está muy introducida en los países vecinos y tienen un marketing muy agresivo, por llamar de alguna manera a las técnicas de venta que se utilizan en este sector'. Lorca Marín ya tuvo complicado introducirse en un país donde los sobornos están a la orden del día y donde el antiguo director de Kimadia, la empresa estatal encargada de la compra de medicamentos fue a la cárcel al descubrirse que había sido 'generosamente tocado' por una empresa alemana, según Sastre.

A las dificultades de conseguir ganarse la confianza de los funcionarios iraquíes, con la ayuda de agentes comerciales de aquel país, se une la burocracia que rodea al programa de la ONU. El programa Petróleo por Alimentos se inició en 1996 para paliar la escasez y la hambruna que el embargo comercial mundial había causado en Irak desde el final de la primera Guerra del Golfo.

Establecidas las necesidades por parte de Irak -alimentos, medicinas, infraestructuras-, la ONU establece una cantidad semestral de petróleo que el régimen de Sadam Husein puede vender, cuyo pago efectúan las petroleras en una oficina del BNP en Nueva York, que gestiona directamente el secretario general de la ONU, Kofi Annan. De esta cantidad, un 25% se destina a las reparaciones de guerra -hasta el año 2000 era el 40%-; un 3%, a pagar a los inspectores, y el resto, a comprar productos.

Ahí es donde empiezan los problemas para las empresas. Una vez logrado el contrato por parte de la Administración iraquí, un comité formado por los países del Consejo de Seguridad, derechos de veto incluidos, supervisa y autoriza los productos que se van a exportar -los iraquíes se quejan de los vetos de británicos y estadounidenses a materiales no sujetos a embargo- y, pasado el filtro, la empresa recibe una carta de crédito de la ONU.

'El mecanismo sobre el papel es fácil y seguro, pero el problema es que las cantidades eran importantes y el plazo de entrega es corto, de tres meses', explica José Julio Sastre. Los contratos eran cada vez más grandes, ya que Irak inflaba los pedidos para negociar mejor con la ONU. Así, Lorca Marín, que facturó 6,61 millones de euros en 2002, estuvo a punto de recibir un pedido de siete millones a finales del año pasado. 'Creo que la posición española ante la crisis nos perjudicó, porque lo teníamos casi cerrado y al final se lo dieron a una empresa alemana', afirma Sastre.

Una situación parecida ha vivido la empresa gallega Espina Obras Hidráulicas, que al inicio de la guerra estaba a punto de firmar un contrato de 14 millones para fabricar 50 plantas de ósmosis inversa. La empresa, que en 2002 facturó 36 millones, espera todavía salvar este contrato, una vez que la ONU reanudó el pasado viernes el programa Petróleo por Alimentos que había suspendido el pasado 17 de marzo, tres días antes de iniciarse los bombardeos.

El director general de la compañía gallega, Luis Antonio González Espina, no es muy optimista respecto al futuro de su relación comercial con Irak. 'Dicen que los americanos se lo van a llevar todo, pero esperamos salvar al menos el contrato de 14 millones'.

Más optimista es el responsable de la empresa Ciesik, José Ruiz, para quien, 'cuando acabe la guerra, habrá mucho que hacer en Irak y las empresas españolas que ya estábamos presentes intentaremos mantener nuestra presencia'. Ciesik representa a unas 40 empresas españolas con intereses en Irak y tiene una oficina y un centro de mantenimiento temporalmente cerrados en Bagdad.

Se reanuda el programa

El Ministerio de Asuntos Exteriores informó ayer a las empresas afectadas de las nuevas condiciones del programa Petróleo por Alimentos, reanudado el pasado viernes. Por el momento, se dará salida a los productos ya contratados y con carta de pago que sean considerados 'de prioridad inmediata'. Se trata de alimentos, medicinas, accesorios médicos, equipos de saneamiento, productos eléctricos, suministros agrícolas y algunos equipos de apoyo.

En los próximos días se comunicará a los fabricantes, algunos de los cuales ya tenían la mercancía embarcada, a qué puerto deben enviarla -no será el iraquí de Umm Qasr, sino probablemente el jordano de Aqaba- para que los inspectores de la ONU certifiquen su recepción. Esa recepción es requisito indispensable para que las empresas hagan efectivo el cobro.

Sos Arana, Elecnor y Uralita, entre los exportadores

Las empresas de alimentación Sos Arana y Lácteas Asturianas; la tecnológica Elecnor; las de maquinaria y materiales Astilleros Zamakona, Danobat, Uralita, Dominion Agro Riego, MTS Tobacco; la de ingeniería Typsa y las intermediarias Ciesik, Contagás y Expansión Exterior figuran entre las compañías españolas que más exportan a Irak, a pesar de que las cantidades son muy pequeñas en relación al comercio exterior español. En el lado de las importaciones, donde sólo cabe el petróleo, Repsol se lleva la palma.Las exportaciones ascendieron a 73,17 millones en 2002 -el 0,06% del total-, año en el que se rompió la tendencia ascendente entre los 4,73 millones de 1997 y los 103,82 millones de 2001. Pese al bache del año pasado, las empresas españolas tenían muchas expectativas para este ejercicio, en el que esperaban superar ampliamente la cifra de 2001. En cuanto a las importaciones de petróleo, en 2002 fueron de 419 millones, frente a los 1.297 millones que se alcanzaron en 2000, gracias en parte a la alta cotización del petróleo.Con todo, la participación española en el programa Petróleo por Alimentos es insignificante. Baste decir que en las 12 fases semestrales del programa, hasta el 31 de diciembre de 2002, las importaciones iraquíes ascendieron a 38.983 millones de euros.

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