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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Oxígeno para las 'telecos'

France Télécom puso ayer en marcha una ampliación de capital por un importe récord de 15.000 millones de euros. La empresa emitirá 19 acciones nuevas por cada 20 antiguas, es decir, casi duplica su capital en una sola operación. Los nuevos títulos se emiten con un descuento cercano al 30% sobre el precio de mercado y los fondos que recaudará suponen casi dos tercios del valor en Bolsa actual de la compañía. El Estado francés asumirá el 60% de la ampliación por importe de 9.000 millones de euros mediante la conversión del crédito de urgencia concedido a la empresa el año pasado. Es un nuevo balón de oxígeno para una empresa que, como muchas otras de su sector, se ha visto asfixiada por la deuda tras los excesos de la época de la burbuja tecnológica.

Aunque la crisis de liquidez también ha amenazado a otras compañías de telecomunicaciones, France Télécom y Deutsche Telekom son, entre las grandes del sector, las dos empresas más endeudadas tanto en términos absolutos como relativos. Ambas tienen en común que el Estado continúa siendo su principal accionista, una posición de dominio que ha tenido efectos perversos al menos desde dos puntos de vista. Por una parte, ambas han preferido pagar sus adquisiciones en metálico, de modo que el dominio estatal no se diluyera con la emisión de nuevos títulos. Pagar a precio de burbuja con acciones valoradas también a precio de burbuja no era tan mal negocio. Lo malo es pagar las deudas asumidas entonces por adquisiciones alocadas con acciones emitidas ahora a menos de la décima parte del valor que llegaron a alcanzar. Por otra parte, la sensación de disponer de un respaldo sin límite de su accionista público de referencia situó a los dos antiguos monopolios entre los más agresivos en materia de adquisiciones.

Deutsche Telekom ha capeado la crisis hasta ahora mediante la venta de activos, pero France Télécom no ha podido evitar la apelación directa al mercado de renta variable. Es un camino por el que ya pasaron BT y KPN en su día, víctimas también de un endeudamiento por encima de sus posibilidades. En el extremo opuesto, Telecom Italia renunció prácticamente a toda adquisición y evitó con eso endeudarse. En un punto intermedio, Vodafone y Telefónica han actuado en su estrategia de crecimiento como una especie de banco que emite su propia moneda (las acciones) para usar en sus adquisiciones. Con eso han mantenido a raya el endeudamiento y sólo las licencias UMTS (un error colectivo del sector a pagar ineludiblemente en metálico y que ha teñido de rojo las cuentas de resultados) han supuesto un lastre para sus balances. Esa estrategia parece haber sido la más exitosa (o más bien la menos gravosa) para sus accionistas, como prueba el hecho de que son Vodafone y Telefónica las dos empresas europeas del sector que tienen a día de hoy una mayor capitalización bursátil. En este caso, sin embargo, gana la que menos pierde, pues incluso esas dos acumulan tres años de caída bursátil.

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