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La Bolsa de Bagdad se dispara como anticipo a la entrada de dinero tras la guerra prevista

La posibilidad de un conflicto bélico está generando buenos rendimientos a los pocos iraquíes que invierten en la Bolsa local. El índice BSI (Baghdad Stock Index) sube cerca del 60% en seis meses, el tiempo que ha transcurrido desde que suenan los tambores de guerra. En el mismo periodo, el Dow Jones ha caído un 6,5%; el Euro Stoxx 50, el 17%, y el Ibex, un 3%.

La explicación que los expertos occidentales dan a la bonanza del mercado iraquí es que los ciudadanos más avispados de ese país apuestan claramente por una guerra, con un desenlace rápido, que acabará con el régimen de Sadam Husein. Sin el dictador, argumentan, se termina el bloqueo y, además, las empresas locales sacarán buen partido de la ocupación de las tropas extranjeras.

El responsable de las operaciones de la Bolsa de Bagdad, Abbas Fadhil, tiene su propia teoría. Según Fadhil, la bonanza de la renta variable iraquí es fruto de la buena reputación de las compañías locales y el buen hacer del actual Gobierno. 'Los inversores extranjeros están demasiado preocupados por la política', señala Fadhil a la agencia Associated Press.

Pero los valores que más suben entre las 114 compañías del mercado iraquí delatan que el discurso de Fadhil responde a la doctrina oficial del Gobierno. Los hoteles son las compañías más calientes del parqué, ya que los inversores esperan hacer su agosto cuando las habitaciones se llenen de periodistas, funcionarios y políticos extranjeros tras una invasión.

No obstante, las perspectivas de ganancias que ofrece la Bolsa de Bagdad parecen algo simplistas. No está asegurado que Irak experimente un inmediato crecimiento después de una posible invasión. El país debe enfrentarse primero a una economía con las arcas rotas tras una década de sanciones. Al mismo tiempo, algunos expertos recuerdan que en 1991 Irak ya debía 60.000 millones de dólares a los inversores internacionales que pueden ser reclamados. Las demandas por créditos impagados junto con el coste de la reparación de los daños causados por una guerra pueden llevar a incrementar las deudas internacionales de Irak a los 200.000 millones de dólares, según los analistas.

Operaciones entre aromas de té y kebab

Un volumen medio diario de 120.000 euros (Wall Street mueve 45.000 millones de euros al día), 144 compañías, tres jornadas de negociación a la semana, escasa regulación. Esta es la radiografía de la Bolsa de Bagdad, donde las pizarras sustituyen a los ordenadores y el parqué se asemeja a la sala de apuestas de un canódromo.La sede de la Bolsa no tiene columnas presuntuosas ni guardias de seguridad, se trata de un edificio de cemento construido entre instalaciones militares y rodeado de puestos ambulantes de kebab, sopa de judías y té. Entre el olor a cordero asado, los bolsistas iraquíes se jactan de obtener fortunas casi a diario. 'Si no se ganara dinero, ¿por qué deberíamos estar aquí?', señalaba recientemente un inversor a un reportero de la BBC. Muy cerca de la Bolsa de Bagdad, las casas de cambio, otro punto de especulación para los inversores iraquíes, que juegan con la hiperinflación (cerca del 100% anual) y el valor de una moneda intervenida por el Gobierno para comprar divisas extranjeras.

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