El frenazo del sector industrial de Estados Unidos corta el avance de los mercados
El índice ISM de gestores de compras en el sector industrial estadounidense reflejó en febrero el creciente pesimismo de la clase empresarial. Dicho indicador marcó una lectura de 50,5 puntos el mes pasado frente a los 53,9 de enero. La cifra es peor de lo que esperaba el mercado y roza los 50 puntos, que supuestamente marcan la diferencia entre contracción industrial y expansión.
Así, los mercados europeos tiraron por tierra los avances que marcaban a media hora del cierre y terminaron cediendo posiciones. Fue el caso del Ibex 35, que subía un 1,85% a las 16 horas y cerró con una pérdida del 0,2%. El índice de referencia del mercado español recuperaba la cota de los 6.000 puntos por sexta vez en lo que va de año y abandonaba los números rojos en 2003. Las ganancias obedecían a la apertura alcista de Wall Street, donde el Dow Jones llegó a subir más del 1% justo antes de conocerse el indicador ISM. La renta fija marcaba ligeras ganancias tanto en Europa como en Estados Unidos.
Menos tensión bélica
La tensión bélica, ese concepto difuso que parecía ser el motor único de los mercados, daba señales positivas hasta que fue solapada por la macroeconómica. Sadam Husein ha destruido una o dos decenas de los misiles Al Samud, cuyo alcance excede en unas decenas de kilómetros los límites de la ONU. El Parlamento turco rechazó el despliegue de 62.000 soldados estadounidenses para atacar Irak desde el Norte.
De este modo, el precio del petróleo acumula un retroceso cercano al 5% en las últimas dos jornadas. Algunos comentaristas también comentaban que la detención en Pakistán de uno de los máximos responsables del Al Qaeda supone un alivio para los mercados.
La guerra tiene, obviamente, una influencia muy relevante en la caída del índice ISM. Las expectativas de conflicto han paralizado los planes de inversión de las compañías estadounidenses, que han optado por esperar y ver. Pero los inversores saben que no acabará con las incertidumbres macroeconómicas. Sea cual sea el desenlace del lío diplomático, y sea cual sea la respuesta de los mercados, a largo plazo lo que definirá la tendencia de las Bolsas será la economía. La guerra es el principal factor de incertidumbre, pero no el único.
El inversor Warren Buffett, uno de los gurús bursátiles más influyentes del mundo, contribuyó a alimentar el escepticismo. Al gestor del fondo Berkshire Hathaway no le interesa invertir en acciones por el momento, pues aunque reconoce que la renta variable es cada vez más atractiva, prevé que la resaca de la burbuja tecnológica será proporcional a la dimensión de ésta.
Buffett no ha descubierto el Mediterráneo. De hecho, su falta de interés es compartida por la gran mayoría de los inversores. El volumen de negocio sigue muy bajo y ayer no alcanzó los 1.300 millones de euros en el mercado español. Descontando operaciones especiales y de bloques, se quedó en 1.001 millones.
Los grandes valores del mercado doméstico se movieron de forma dispar. El BBVA avanzó un 1,77% en la primera sesión bursátil después de la junta de accionistas. Mejoró significativamente el comportamiento de su principal competidor, el Santander, cuya acción terminó la jornada un 0,5% más barata de como la había empezado. Telefónica, por su parte, cerró con una pérdida superior, del 1,33%.
La filial de Internet Terra sufrió una pérdida del 1,77%. La fiesta especulativa ha terminado y el volumen de negocio regresó a los cauces habituales. Eso a pesar de que la compañía francesa Wanadoo anunció ayer que ha registrado beneficios por primera vez desde que fue creada.
Rebajas en las previsiones de crecimiento
Credit Suisse ha recortado sus previsiones de crecimiento sobre Estados Unidos y sobre la zona euro. Las causas de esta revisión son los altos precios del petróleo y la perspectiva de una guerra en el segundo trimestre del año. Han pasado de predecir un crecimiento del 2,5% al 2,4%, pues aunque han recortado las previsiones para el segundo trimestre, las han aumentado para la segunda parte del año. En Europa han pasado de estimar un crecimiento económico del 1,3% a un escaso 1%. La semana pasada Morgan Stanley revisaba a la baja sus previsiones de crecimiento económico global, del 2,9% al 2,5%, debido a la guerra y al alto precio del petróleo. Stephen Roach, economista jefe de la entidad estadounidense, advierte que hay riesgos de un deterioro adicional, que podría recortar el crecimiento mundial al 2%. Añade que el daño fundamental ya está hecho. Que los precios del crudo pueden subir a 40 dólares antes de bajar, pero también que hay más incertidumbres. El agravamiento del conflicto árabe-israelí, el terrorismo global, Corea, la brecha abierta entre EE UU y sus aliados y la posible desestabilización del Irak posterior a Sadam son los riesgos que cita Roach en caso de que llegue la guerra, aun en caso de que sea corta y poco sangrienta. Esto es, en el mejor de los escenarios para los economistas. El conflicto armado es el principal motor del mercado hoy por hoy. Tendrá su influencia en la decisión que tome pasado mañana el Banco Central Europeo (BCE). Aunque desde los mercados se apunta a un posible recorte de los tipos, la crisis geopolítica puede difuminar su efecto. Así, Duisenberg y sus colaboradores terminarían optando por posponer el movimiento hasta que se aclare la situación geopolítica. En cualquier caso, la reunión del BCE es una de las referencias obligadas de la semana bursátil.