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Recursos

Los empleados son buenos profesores

Isidoro Padilla, consejero delegado de Telefónica I+D, está orgulloso de su plantilla. Y se le nota. Tiene muy claro que los trabajadores de su empresa tienen un valor común -la alta cualificación profesional y el conocimiento- y que ese valor debe ser compartido. 'La gestión del conocimiento es la actividad básica de nuestra empresa. Para nosotros la comunicación interna de esos conocimientos es una herramienta fundamental, los ladrillos de la compañía'.

Padilla, al contrario que muchos otros directivos, habla de la gestión del conocimiento como de algo real, práctico y tangible. Prueba de ello es el modo en que la empresa ha organizado ese intercambio de sabiduría. Así, la compañía organiza múltiples cursos sobre infinidad de materias, la mayor parte de ellas muy técnicas, que son impartidas por empleados especializados en cada una de las áreas.

La idea, en otras palabras, es que una empresa como Telefónica I+D, cuya actividad es la investigación y el desarrollo, debe contar con una plantilla más que cualificada para resolver dudas y formar a los trabajadores con menos experiencia o menor cualificación. 'Cuando alguien sabe mucho sobre algo se organiza un curso y esta persona se convierte en profesor. Eso supone que la formación resulta de calidad y económica'. A cambio de ese servicio, el trabajador percibe un complemento y se le permite 'sin ningún problema' preparar el curso en su horario laboral.

Esa inyección de formación que suponen los cursillos se complementa con los denominados foros de conocimiento, un intercambio de preguntas, respuestas y sugerencias entre los trabajadores de la compañía que se lleva a cabo a través de un portal propio denominado Simtid. 'La herramienta electrónica es básica', explica el consejero delegado de la compañía. 'Son foros en los que todo el mundo pregunta lo que no sabe. Se agrupan las preguntas y se responden periódicamente. Suelen ser temas muy técnicos, pero no siempre', señala con una sonrisa.

Tutores

Los foros del conocimiento, agrupados por temas, son coordinados por tutores, cuya labor principal es animar el diálogo con preguntas o nuevas cuestiones cuando la audiencia decae. Su trabajo, al igual que el de los profesores voluntarios, se ve recompensado con un complemento que se distribuye en función de la mayor o la menor actividad. 'Seleccionamos tanto a los participantes más brillantes como a los tutores que consiguen animar más su foro cada mes y les recompensamos con un complemento de 150 euros', explica Padilla.

En su opinión, la clave del éxito del sistema está en el control y la medición periódica. 'Medimos todo y eso nos permite mejorar continuamente los aspectos que están menos desarrollados'. Entre las mediciones y estadísticas que realiza la empresa figuran, por ejemplo, las impresiones de los trabajadores respecto a los cursos impartidos. 'Preguntamos si han gustado, si el profesor ha estado bien, si la documentación es útil, etc.'. Otra de las actividades controladas es el tiempo invertido por cada trabajador en formación (69 horas en 2002), el mayor o menor éxito de los distintos foros de conocimiento y, por último, el efecto de todo ello sobre el clima laboral de la empresa. 'Establecemos parámetros y en función del éxito obtenido se fijan incentivos salariales para los directivos', señala Padilla.

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