El PSOE espera que la protesta contra la guerra consolide su avance electoral
El barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) correspondiente al pasado mes de octubre ya alertó al Gobierno de que se situaba en zona de riesgo en cuanto a expectativas electorales. En intención directa de voto, el PSOE aventajaba al PP en siete décimas, aunque la estimación del centro después de la cocina concedía a este último partido una ventaja de 4,2 puntos. Faltaba un mes todavía para que ocurriera el accidente del Prestige, aunque en la pupila de los encuestados ya podía haberse quedado grabado un episodio público en el que el líder socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, superó de forma imprevista al presidente José María Aznar: el debate del estado de la nación celebrado en julio, una vez acabada la presidencia comunitaria, seguido tres meses más tarde de otra derrota de Aznar en el debate presupuestario.
El sondeo realizado por el Instituto Gallup entre el 4 y el 24 de noviembre tampoco tuvo tiempo de recoger el impacto provocado por la gestión gubernamental de la crisis provocada por el petrolero, pero, aun así, reducía a menos de un punto la diferencia entre las dos grandes formaciones políticas. La horquilla creció de forma considerable a favor del PSOE en la encuesta realizada por el mismo instituto en diciembre, en la que las expectativas de voto de Zapatero subieron hasta el 40,8% frente al 38,2% de Aznar. En ese mismo sondeo se comprobó un dato que tiene cierta regularidad en la mayoría de las encuestas efectuadas en el último semestre: la fuerte desaprobación de la gestión desarrollada por el presidente del Gobierno, hasta el 53% de los encuestados, porcentaje que en el caso de Zapatero se quedó en el 41%.
En el último sondeo efectuado por el instituto, entre el 7 y el 23 de enero, el PP logró detener su sangría electoral hasta alcanzar un empate técnico con los socialistas: 39,6% en porcentaje de intención de voto frente al 39,5% del PSOE. En esta encuesta, el 56% de los consultados desaprobó la gestión del presidente del Gobierno y el 41% la del líder del principal partido de la oposición. Es decir, los populares aumentaron en 1,4 puntos el porcentaje de intención de voto que obtuvieron en diciembre, pero se situaron cinco puntos por debajo del resultado alcanzado en las pasadas elecciones generales. Justamente lo contrario ocurrió con el PSOE, partido que subió en el mismo porcentaje respecto a las legislativas de 2000.
Esta última encuesta reflejó también el progresivo descenso del apoyo electoral que recibe Izquierda Unida. Con el 4,9% de los apoyos, obtuvo su punto más bajo desde las elecciones generales. En la ejecutiva del PSOE se espera que la conexión con el sentir mayoritario de la opinión pública en su actitud opuesta a la guerra con Irak movilice al sector más abstencionista de la izquierda y a los votantes potenciales del partido, una bolsa que se calcula en dos millones de electores, hipótesis que serviría para consolidar el avance frente al PP y para influir positivamente el próximo 25 de mayo en las posibilidades de éxito de candidatos como Trinidad Jiménez y Rafael Simancas, ya que la batalla por el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid se libra, en gran parte, en clave de política nacional.
Izquierda Unida también opera en esta frecuencia con el objetivo de detener su sangría electoral y recuperar los apoyos perdidos en los últimos años. La coalición que coordina Gaspar Llamazares es imprescindible, según las previsiones demoscópicas, para que el PSOE pueda arrebatar al PP el control de algunas plazas de indudable importancia, entre ellas la de Madrid.