Tormenta de arena en Lanzarote
Ni siquiera el sol de Lanzarote pudo descongelar el hielo entre Gerhard Schröder y José María Aznar durante su cumbre anual. Nunca se han gustado el uno al otro y las diferencias sobre Irak no han han hecho más que empeorar las cosas. Los ayudantes de Aznar dicen que los dos mantuvieron un 'largo, cordial y franco' intercambio de opiniones sobre Irak (traducción: una discusión a gritos). Mientras Schröder bromeaba con la prensa, el presidente español permanecía sentado y serio; una gran diferencia con la sonrisa de oreja oreja que Aznar reserva para George W. Bush y Tony Blair. Los dos líderes ni siquiera se preocuparon de ocultar sus diferencias: Schröder reiteró que Alemania no apoyará la guerra; Aznar insistió en que apoyando a Bush se sirve mejor a los intereses de Europa. Así que la cumbre de líderes de la UE del próximo lunes será toda una demostración de amor.
El pasado imperfecto de Joschka Fischer
EE UU puede haber convencido a 18 naciones, pero no a usted, señor Fischer (...) 'Perdón, pero no me han convencido', dijo Fischer tras oír las pruebas del secretario estadounidense Colin Powell sobre Irak. ¿Quién es usted, señor Fischer? Es el ministro de Exteriores de Alemania (...). Pero en sus años de formación usted no era el hombre de Gobierno que es ahora (...). Conducía una moto e iba vestido de negro. En 1973 fue fotografiado atizando a un joven policía (...). En 2001 le acusaron de lanzar un cóctel molotov a otro policía (...). Usted lo negó (...). Así que usted es el hombre al que EE UU no ha convencido. Perdonado queda.