EE UU y Reino Unido esperan verificar hoy que Irak posee misiles prohibidos
El primer ministro británico, Tony Blair, aseguraba ayer que de confirmarse el hallazgo de misiles de largo alcance en Irak, ello significaría una nueva violación de la Resolución 1.441 de la ONU aprobada por el Consejo de Seguridad en noviembre pasado. Y, por tanto, vía libre al ataque contra Irak sin necesidad de la segunda resolución que trae de cabeza a estadounidenses y británicos.
El jefe de los inspectores de desarme, Hans Blix, y el director de la Agencia Internacional de la Energía Atómica, Mohamed El Baradei, comparecerán hoy ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para presentar un segundo informe sobre Irak, que Reino Unido y EE UU esperan que provoque una nueva resolución de Naciones Unidas.
Un informe contrario a la cooperación del régimen iraquí o la ratificación del hallazgo de misiles prohibidos facilitaría, asimismo, el fin de la crisis abierta en el seno de la Alianza Atlántica, donde Alemania, Francia y Bélgica han utilizado su derecho de veto para frenar los preparativos de defensa de Turquía, bajo el argumento de que ello daba por supuesta la guerra.
Guiño de Alemania
Aunque el canciller alemán, Gerhard Schröder, reafirmó ayer ante el Bundestag su rechazo a que el conflicto se resuelva por la vía militar, su ministro de Defensa, Peter Struck, aseguró que el Consejo de la OTAN logrará un acuerdo el fin de semana después de escuchar a los inspectores de la ONU. De momento, el secretario general de la OTAN, George Robertson, anuló ayer por dos ocasiones la convocatoria de una reunión, la sexta en cuatro días, ante las discrepancias de sus miembros.
La falta de apoyo incondicional de sus tradicionales aliados está deteriorando las relaciones entre EE UU y la UE. Washington ha pedido reiteradamente a los miembros de la OTAN que asuman su responsabilidad y baraja incluso cambiar el comité que actualmente discute la defensa de Turquía para evitar la presencia de Francia en el mismo.
Las relaciones en el seno de la UE tampoco corren mejor suerte. El primer ministro británico, Tony Blair, pidió ayer a los Gobiernos de la Unión Europea que no descarten la posibilidad de intervenir militarmente en Irak.
En una carta enviada a su colega griego, Costas Simitis, presidente de turno de la UE, Blair decía: 'Debemos dejar claro que ningún miembro lo descarte (actuación militar por la guerra) si fuera necesario para mantener la autoridad del Consejo de Seguridad', de Naciones UNidas.
La misiva de Tony Blair ha sido enviada en vísperas de la cumbre extraordinaria que la Unión Europea celebrará el próximo lunes en Bruselas para analizar la crisis iraquí y a la que la presidencia griega ha invitado al secretario general de la ONU, Kofi Annan. Por su parte, Francia y Alemania han vetado la participación en la cumbre de los países de la ampliación, que mayoritariamente apoyan a EE UU.
EE UU parece estar perdiendo la paciencia. El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, no descartó ayer el uso de bombas nucleares en la previsible guerra en Irak, aunque admitió que no se han utilizado estas armas desde 1945, cuando EE UU bombardeó Hiroshima y Nagasaki.