La amenaza terrorista genera incertidumbre a largo plazo
De nuevo en alerta. El jueves pasado por la noche, el Departamento de Estado hizo público un llamamiento de alarma a todos los americanos (fuera y dentro del país) y se les avisaba de las crecientes protestas 'antiamericanas' en el mundo y de su peligro. El viernes fueron el fiscal general John Aschroft y el director del Departamento de Seguridad Nacional, Tom Ridge, quienes levantaban el riesgo a un ataque a un punto del máximo nivel.
Hay un temor generalizado a que la guerra pase las fronteras de Irak y llegue en forma de ataque terrorista a EE UU. El jefe de análisis de Wachovia, John Silvia, aseguraba a este periódico que más que una hipotética guerra corta o larga lo que le preocupa es el efecto que puedan tener 'los contraataques'. Este analista considera que muchas personas en su país creen que la guerra contra el terrorismo puede ser larga y deben mantenerse vigilantes, 'lo que impone una nueva incertidumbre sobre la economía durante muchos años, porque este tipo de cosas no pueden arreglarse, pues no es una batalla por el territorio o el reconocimiento de una nación... Hay mucha gente a la que no le gustamos', resume.
Las heridas del 11 de septiembre, el segundo ataque en suelo estadounidense tras Pearl Harbour, no se han curado y muchos americanos se sienten amenazados, un sentimiento que el Gobierno alimenta como la semana pasada con una alerta casi máxima durante todo el mes y el tiempo que dura el peregrinaje a la Meca requerido por el Islam y que comenzó el domingo. Según Silvia, el gasto en defensa va a tener que ser fuerte en mucho tiempo, pues 'la Guerra del Golfo se puede resolver, pero la que hay contra el terrorismo será larga'.