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América latina

El Banco Central de México sopesa una subida de tipos

Las fuertes presiones inflacionistas que exhibe la economía mexicana podrían llevar al Banco Central a endurecer su política monetaria por segunda vez en lo que va de año.

Los últimos datos económicos confirman la ralentización que atraviesa la economía mexicana, cuyo crecimiento en 2002 se estima en una cifra próxima al 1%. La producción industrial y la inversión siguen dando muestras de una marcada atonía, mientras que el consumo interno está perdiendo vigor, debilitado por el mal comportamiento del empleo y el retroceso de los salarios reales. Estos datos auguran una recuperación lenta de la economía en 2003, lastrada por las debilidades de EE UU, destino mayoritario de las exportaciones mexicanas, y por la preocupación ante la agravación de los riesgos geopolíticos. En este contexto, se entiende que el peso mexicano haya protagonizado una fuerte caída y que no existan razones fundadas para esperar una recuperación duradera de su cotización en el corto plazo.

A pesar de la leve corrección de los últimos días, generadas por las expectativas de un alza de los tipos, el peso exhibe claramente una senda depreciadora. Desde principios de año, la divisa mexicana ha caído un 4% respecto al dólar, llegando a niveles de 11 pesos por dólar. Ciertamente, esta evolución favorece la competitividad de las exportaciones mexicanas, pero su aprovechamiento en el contexto actual parece limitado, mientras no se confirme la recuperación de la economía estadounidense.

Preocupa, sin embargo, que esta debilidad del peso aumente las presiones inflacionistas y esto refuerza la hipótesis de que el Banco Central vuelva a subir los tipos de interés, acelerando su política monetaria restrictiva.

Los factores que dispararon la inflación en diciembre, hasta situarla en niveles del 5,7% interanual, no se han disipado. Junto a la depreciación del peso, se suman otras variables como la posible contaminación en la negociación salarial de los malos datos de inflación de diciembre o la eventualidad de una subida de los precios administrados. El aumento del corto, el tipo de interés de referencia, del pasado 10 de enero y el anuncio, por parte del Gobierno de Vicente Fox, de hacer compatible la subida de los precios administrados al objetivo de inflación para este año (3%) no parece que hayan sido suficientes para abortar las crecientes presiones inflacionistas.

No se descarta, por ello, que la Administración proceda, en breve plazo, a nuevas ampliaciones del corto, con el fin de ajustar su objetivo de inflación con las expectativas, que, actualmente, se sitúan para el conjunto del año en el 4,31%. Esta medida podría, sin embargo, asestar un nuevo golpe a una demanda interna muy debilitada.

A pesar de los puntos de inquietud subrayados, lo cierto es que la economía mexicana sigue contando con la confianza de los mercados, como demuestra la excelente acogida que ha tenido la última emisión de bonos del Gobierno Federal a 10 años por un importe de 2.000 millones de dólares (1.850 millones de euros). Ello tiene que ver, en parte, con el compromiso del Ejecutivo de seguir apostando por el control del déficit público, tal y como se infiere de los presupuestos aprobados para 2003, que se beneficiarán muy probablemente de la fuerte subida de los precios del crudo.

El encarecimiento del petróleo debería traducirse en un incremento sustancial de los ingresos públicos, estimado en cerca de 965 millones de dólares (892 millones de euros) para el primer cuatrimestre del año, lo que proporciona a Fox un cierto margen de maniobra para dinamizar la demanda interna.

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