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Para invertir

Dividendos libres de impuestos

El plan de estímulo económico que anunció George Bush a comienzos de año ha causado no poco revuelo en Estados Unidos. Una de las medidas planteadas contempla la exención fiscal por el pago de dividendos, con el objetivo de evitar la doble imposición; es decir, que el inversor no pague impuestos por los dividendos recibidos, cuando la empresa que lo entrega ya ha tributado por sus beneficios. Los expertos reconocen que aún es pronto para sacar conclusiones, sobre todo porque el plan fiscal de Bush tiene todavía que aprobarse en el Congreso de EE UU, lo que implica, casi con seguridad, cambios en la reforma esbozada. El anuncio, de hecho, no es de momento más que eso, un anuncio, y no se conocen aún los detalles de la norma. En cualquier caso, conviene no perder de vista los cambios legislativos al respecto, pues podrían afectar la marcha del mercado estadounidense, y beneficiar a algunos sectores frente a otros.

Analistas y gestores estadounidenses reconocen que es pronto para plantear cualquier cambio en las carteras en caso de que el dividendo quede libre de impuestos. Pero afirman que, en caso de concretarse, se verían favorecidos los fondos que utilizan estilos de gestión de valor, es decir, aquellos que invierten en compañías infravaloradas en Bolsa con beneficios recurrentes. Este tipo de fondos son los que integran en sus carteras un mayor número de compañías con políticas de dividendo.

Frente a este tipo de productos se encuentran los de crecimiento, aquellos que invierten en compañías con un gran potencial de crecimiento a largo plazo, pero que no suelen pagar dividendo pues suelen reinvertir sus beneficios precisamente para alcanzar ese potencial.

Obviamente, al inversor español le afecta escasamente el trato fiscal que reciban los dividendos en EE UU. Al menos directamente. Indirectamente, puede ser interesante fijarse en los fondos valor, pues están llamados a revalorizarse si los inversores estadounidenses optan por entrar en este tipo de valores de manera masiva, provocando con ello su revalorización en Bolsa. El sector eléctrico, en concreto, engloba a un buen número de compañías que pagan dividendos regularmente.

'Incluso si esta parte del plan fiscal de Bush es cierta, yo no recomendaría cambiar la cartera sólo para aprovechar los cambios propuestos', matiza en un artículo David Kathman, analista de Morningstar. 'El mercado es una bestia impredecible, y es peligroso tratar de sacar provecho de acontecimientos a corto plazo'. En este extremo coinciden muchos expertos. Es posible que unos sectores o fondos se beneficien por la medida, pero las decisiones inversoras no deberían hacerse tan sólo por motivos fiscales. 'A corto plazo, la mejor decisión que pueden tomar los pequeños accionistas y partícipes es no tomar ninguna decisión', afirma en un informe Donald Cassidy, analista de Lipper.

En caso de llegar a materializarse, los efectos sobre el mercado estadounidense de la exención fiscal de los dividendos pueden ser interesantes. Según Steve Galbraith, analista de Morgan Stanley, las acciones que ofrecen dividendos suelen ser menos volátiles y se benefician, además, de una menor rotación. 'Las compañías que pagan dividendos describen una trayectoria bursátil superior', añade este experto, para quien los dividendos por sí mismos ya son positivos, aunque no resulten ventajosos fiscalmente.

Una medida de este tipo está llamada a generalizar el pago de dividendo entre las compañías estadounidenses, que ha ido disminuyendo en los últimos años, sobre todo en el periodo de formación de la burbuja tecnológica. Ha cundido la idea de que el inversor prefiere multiplicar sus ahorros vía aumento de patrimonio (subida en Bolsa) y no a través de retribuciones, bastante más gravosas desde el punto de vista fiscal. Las compañías, por tanto, han aprovechado esta tendencia para reinvertir su capital. 'No nos oponemos a la estrategia de invertir en crecimiento, pero nos preocupa la posibilidad de que la inversión sea excesiva', subraya Galbraith. Además, mientras el desplome de los mercados de valores ha convertido el pago de dividendo en la única vía para rentabilizar las inversiones en Bolsa, las empresas de EE UU han contraído sus inversiones en previsión de mejores tiempos, lo que se convierte en un argumento más en favor de las políticas de retribución al accionista vía dividendo.

El plan fiscal de Bush puede tener sin embargo un efecto algo perverso. 'Algunas compañías necesitadas de reinvertir su capital podrían reducir su dividendo en previsión de que el inversor obtendrá una cantidad similar a la anterior, pero sin tener que tributar por ello.', apunta Cassidy.

El inversor, con todo, se verá beneficiado, porque nacerá toda una gama de fondos destinados a aprovechar el nuevo marco. Fondos que inviertan exclusivamente en compañías con políticas de dividendos. 'El mayor error que se puede cometer en la búsqueda de compañías o fondos de este tipo es buscar el dividendo y olvidarse de la calidad', advierten en Morningstar. 'Es crucial deshacerse de la basura; buscar compañías con aumento de beneficio en los últimos cinco años y huir de las que lo han reducido recientemente'.

Los emergentes hacen caso omiso de la recesión

l año pasado, por estas fechas, dije que los mercados emergentes podrían ganar entre un 50% y un 60% a lo largo de 2002', cuenta Allan Conway, director de inversiones en mercados emergentes de la gestora alemana West AM. 'Recuerden, sin embargo, que les dije que esta subida estaba condicionada a la recuperación económica de EE UU y Europa y que, en caso contrario, al menos los mercados emergentes se comportarían mejor que el resto'. Y así fue. Conway echa mano de un gráfico que demuestra que los mercados emergentes cayeron de media un 3% en 2002, frente a una caída de entre el 20% y el 30% de los mercados desarrollados.Conway, para 2003, mantiene exactamente la misma previsión, y se apoya para ello en dos bloques: el crecimiento económico y la valoración actual de los mercados emergentes. 'A pesar del clima de recesión, los países emergentes siguen creciendo, de manera consistente, un 3% más rápido que las economías más desarrolladas', explica Conway. 'Esto sucede porque cada vez son menos dependientes de esos países y más de su demanda interna'. Este experto calcula que la media de crecimiento para estos países podría situarse entre el 3% y el 4% en 2003, frente a un crecimiento el 2,4% en EE UU y del 1,3% en la Unión Europea. Sus previsiones, en la misma línea, reflejan que los países emergentes crecerán en los próximos cinco años tres veces más rápido que el G-7, el grupo que engloba a los siete países más industrializados del mundo. El otro razonamiento de Conway para justificar el potencial de los mercados emergentes se basa en sus valoraciones actuales. 'Es cierto que se han comportado mejor que los mercados desarrollados, pero están todavía muy lejos de los máximos históricos que alcanzaron en 1993', subraya. 'Por eso, en términos de valoración se encuentran muy baratos'. Tomando el número de veces que el beneficio se encuentra incluido en el precio de la acción, y con una previsión de crecimiento del primero del 16% en 2003, West AM calcula que los mercados emergentes se encuentran hasta un 50% más baratos que los desarrollados. 'Por primera vez en la historia reciente, el rendimiento sobre recursos propios (ROE, en sus siglas en inglés) de estos países ha sido más alto que el de los países desarrollados. Los mercados no han ido de la mano del crecimiento del producto interior bruto (PIB).' Allan Conway destaca, asimismo, la infravaloración que sufren en estos momentos los mercados emergentes en las carteras globales de los gestores, con respecto al 8,7% de peso que tienen en el índice MSCI mundial. 'Tan sólo con que las carteras aumenten su peso en emergentes hasta el 8,7%, ya implica una fuerte subida para estos mercados'. Pero para ganar con los mercados emergentes, explica, es importante diversificar mucho, de manera que la cartera no sufra con ímpetu las consecuencias de la crisis de un país concreto, como, por ejemplo, la de Turquía, Argentina y Brasil de los últimos dos años. En cualquier caso, las preferencias actuales de West AM se dirigen hacia los países candidatos a entrar en la UE en los próximos años. 'La economía de estos países mejora a medida que avanzan en la convergencia, y eso supone menos riesgo. Creemos que en los próximos años habrá rentabilidades que podrían situarse entre el 200% y el 300% en los mercados de estos países', sostiene Conway.E

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