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Wall Street

Los planes de pensiones ponen en peligro Wall Street

Los beneficios de General Motors cayeron un 26% el año pasado porque la empresa ha tenido que destinar 3.000 millones de dólares para cubrir las pérdidas de sus planes de pensiones para empleados. IBM ha tenido que apartar una cantidad similar, mientras Ford dotará 1.000 millones. Todas tienen que cubrir las pérdidas sufridas en estos fondos de pensiones con dinero propio. Y son sólo la punta del iceberg, porque el sistema contable de EE UU permite a las compañías ocultar este tipo de pérdidas bajo la alfombra.

Actualmente, las empresas del Standard & Poor's 500 tienen un desfase de 243.000 millones de dólares entre el patrimonio de sus fondos de pensiones para empleados y las obligaciones futuras de pago, según un informe publicado por Credit Suisse el año pasado. Los beneficios de estas 500 empresas en 2001 habrían sido un 69% inferiores a los oficiales de haberse tenido en cuenta el impacto de las pensiones.

Hay dos tipos de planes de pensiones para empleados. El primero, el más utilizado en España, compromete a la empresa a desembolsar periódicamente una cantidad que se invierte en un plan de pensiones. Este tipo de pago no supone riesgo para la empresa, pues, si el fondo va mal, quien pierde es el empleado. El otro sistema compromete a la compañía a un pago fijo, por ejemplo, 12.000 euros al año a partir de la jubilación.

Este último mecanismo, muy usado por empresas estadounidenses de tradición industrial como el sector del automóvil, carga el riesgo de la inversión en la empresa. Es decir, si el patrimonio del fondo baja porque cae la Bolsa, es la compañía la que sufre las consecuencias, pues el empleado cobrará lo mismo.

El problema se ve agudizado por otros dos factores. La bajada de los tipos de interés implica que para hacer frente al mismo compromiso futuro hay que destinar hoy más dinero. Por otro lado, las normas contables de EE UU permiten ocultar este problema, pues en sus cuentas sólo incluyen la variación esperada del patrimonio del fondo, no la real. Así, las empresas no han tenido por qué solucionar los desfases entre patrimonio y obligaciones.

Cuando se deciden, el resultado es lo que pasó con General Motors. La diferencia entre el valor actual de las pensiones (es decir, el compromiso de pago futuro descontando la tasa de interés) y el patrimonio del fondo se duplicó en 2002 hasta 19.000 millones de dólares. Esta carga no estaba en las cuentas y el inversor no supo nada hasta que Standard & Poor's rebajó la calificación financiera de la empresa por sus compromisos con planes de pensiones. Hace 10 días anunció que tenía que destinar 3.000 millones a tapar este agujero.

Las compañías no tienen que tapar el agujero de 243.000 millones que calcula Credit Suisse. Cuando la Bolsa se recupere, los planes presentarán una rentabilidad superior al tipo de interés, lo que significa que la brecha se cerrará paulatinamente.

Pero éste es de tal calibre que se verán situaciones como la de GM. Las compañías calculan los pagos que hacen a los fondos de pensiones asumiendo una cierta revalorización del patrimonio, que es la que ellos esperan y la que incluyen en sus cuentas. Según la evolución real del fondo, se desvía de ésta y, cuando las entidades recalculan la previsión de revalorización, tienen que poner dinero.

Por ejemplo, cuando Ford anunció la dotación de 1.000 millones de euros para su plan de pensiones, rebajó la previsión de rentabilidad de su fondo del 9,5% al 8,75%. Merrill Lynch prevé que las empresas del S&P 500 pasen de asumir rendimientos del 9,3%, como actualmente, al 8%. En 2001 las aportaciones extraordinarias de fondos a planes de pensiones ascendieron a 15.000 millones. Credit Suisse espera que se dupliquen en 2003. Estos fondos se cargan directamente en la cuenta de resultados.

Roberto Ruiz, de Beta Capital, quita algo de hierro al asunto: 'Es un problema grave para los valores afectados, pero está aislado porque ya se sabe a qué sectores y a qué empresas afecta, y porque los analistas ya cuentan con este impacto'.

Convertir agujeros de 90.000 millones en ganancias de 100.000

La contabilización de los planes de pensiones para empleados en EE UU complica el problema de las pérdidas en los fondos de pensiones empresariales, al permitir la ocultación de estas minusvalías. Las empresas incluyen los beneficios generados en su plan de pensiones dentro de la cuenta de pérdidas y ganancias, aunque ni siquiera los analistas se sienten capaces de encontrar exactamente dónde. El problema es que no introducen los beneficios o pérdidas reales, sino las presupuestadas. Y la diferencia entre la evolución real y la presupuestada queda fuera de la cuenta, en una nota a pie de página.Así, en 2001 las compañías del Standard & Poor's 500 sufrieron pérdidas de 90.000 millones de euros en sus fondos de pensiones para empleados. Pero tenían presupuestados beneficios por 104.000 millones, así que incluyeron esta cantidad como ingreso neto. Los 194.000 millones de diferencia no merecieron más que una nota al pie de página. Es como si una compañía vendiese 50 millones, pero, como tenía en presupuesto vender 100, apuntase en las cuentas oficiales ventas por 100 y, luego, aclarase en una rebuscada nota a pie de página que vendió 50. Según un informe de Credit Suisse, titulado La magia de la contabilidad de las pensiones, las empresas del S&P 500 habrían presentado en 2001 unos beneficios inferiores en un 69% a los oficiales en caso de que los ingresos procedentes de los fondos de pensiones se hubiesen contabilizado según su rendimiento real, y no según el esperado. La teleco Verizon anunció en 2001 unos beneficios de 590 millones de dólares. Había que leerse la letra pequeña para enterarse de que estos beneficios derivaban de 2.700 millones de plusvalías en la dotación de las pensiones de empleados. Y escarbar más para saber que estos planes habían generado números rojos de 3.100 millones de dólares. Verizon perdía realmente 5.880 millones.

Envejecimiento y descensos patrimoniales, los mayores peligros

'Creemos que los fondos de pensiones están expuestos a mayores riesgos actualmente que en cualquier momento de los últimos 30 años'. Así arranca el informe de la consultora Watson Wyatt sobre el sector de los fondos de pensiones. El envejecimiento demográfico y el cambio del panorama económico complican el futuro de esta industria. Eso, después de tres años de caída en las inversiones y aumento en las obligaciones de pago futuro. La caída en el patrimonio de los fondos de pensiones mundiales se redujo durante el año pasado en 1,4 billones de dólares, para terminar en 10,7 billones. Una pérdida del 12% que deja el patrimonio en niveles de 1997. De forma paralela, las obligaciones de pago aumentan al mismo ritmo que la población envejece. Ni Bolsa ni bonosEsta combinación de caída patrimonial y aumento de obligaciones obliga a las gestoras a obtener mayores rendimientos. Pero la tendencia del mercado no les permitirá, posiblemente, hacerlo en la Bolsa. El envejecimiento de los partícipes y la cada vez mayor inestabilidad de la renta variable provocará que el partícipe se desplace a otros activos, renta fija especialmente. A su vez, ello provocará que los tipos permanezcan bajos, lo que aumenta el valor actual de las obligaciones de pago futuras. Hay un fantasma aún peor, la deflación, que combina tipos bajos y Bolsa bajista. Un fondo de pensiones japonés con una posición equilibrada (patrimonio actual igual a valor actual de las obligaciones teniendo en cuenta el tipo de interés) en el año 1990 tendría en estos momentos un déficit del 80%. Un panorama, en fin, muy negro, ante el que Watson Wyatt aconseja diversificar.

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