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El paladar

Vinalopó da la campanada

La uva de este valle alicantino madura en estas fechas para ser consumida en Nochevieja

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as uvas que riega el río Vinalopó en el valle del mismo nombre deben mucho al azar. Con el afán de desterrar de una vez por todas a la nefanda polilla cochylis, que durante los primeros años del siglo pasado campó sin piedad por los viñedos alicantinos, un insigne lugareño llamado Manuel Bonmatí, tres veces alcalde de Novelda, puso en práctica personales estrategias contra la plaga que, quizá por lo escasamente científicas, no contaron con el beneplácito de las autoridades agrarias de la época. La más venturosa de ellas fue tapar directamente el racimo con una bolsa de papel. Venció al incómodo insecto, por supuesto, pero además, cambió el curso de la triste historia de aquellas vides. Su sino no era, ni de lejos, el que hoy disfrutan: conforman la única denominación de origen protegida en uva de mesa de la Unión Europea y copan con descaro mercados exigentes como el francés, el italiano, el alemán o el británico. Otra vez, como ocurriera con la eclosión vinícola experimentada por La Rioja gracias al insecto que causó la filoxera en las vecinas vides francesas, la historia reserva a un bichito un protagonismo inaudito.

El río Vinalopó discurre hacia el Mediterráneo a través del ancho pasillo noreste-sureste que dibujan sus valles, seccionando la provincia alicantina. Allí, cobijada por el mar y las montañas, crece en emparrados o espaldera la vistosa mancha verde de casi 4.000 hectáreas de viñedo que abraza a las poblaciones de Agost, Aspe, Hondón de los Frailes, Hondón de las Nieves, Monforte del Cid, Novelda y La Romana. Su microclima suave y su tierra generosa auguran un desarrollo ideal de las variedades que llegan a Navidad en condiciones óptimas para ser comercializadas. El racimo se embolsa al comienzo de su maduración, cuando el envero, o sea, en los meses de julio o agosto. Y se hace manualmente, racimo a racimo, lo que permite desechar los menos agraciados. Durante una cosecha normal se colocan hasta 250 millones de bolsas, operación que le supone al Consejo Regulador una inversión de casi 10 millones de euros. La uva madura así protegida hasta su recolección, que se inicia a mediados de noviembre y que se prolonga hasta mediados de enero. 'Es la tradicional uva que se consume en Nochevieja, pero no olvidemos su vocación exportadora hacia mercados comunitarios', puntualizan los productores.

Aparentemente rudimentario, el peculiar sistema de cultivo de la uva de Vinalopó ha revolucionado todos los procesos del producto. La protección solar confiere una maduración más homogénea, lo que hace más atractivo el racimo por su uniformidad en formas y colores; potencia las condiciones naturales del aroma y el sabor de las bayas; retrasa la maduración más de un mes, lo que permite que aparezca en los mercados sin competencia alguna y en el periodo en que los precios están más disparados; protege completamente a la uva de los tratamientos sanitarios, lo cual, además de generar un producto con total ausencia de residuos, supone un precursor de los cultivos ecológicos de la vid. Y, por último, mantiene más intactas que ningún otro fruto las cualidades sanitarias y organolépticas, hasta el punto que hace unos años un equipo de investigadores de la Universidad de Illinois eligió este producto para experimentar con él y sus conclusiones provocan una sonrisa nerviosa en los viticultores de la zona: se trata de una de las uvas con mayor contenido de resveratrol, potente sustancia anticancerígena que se concentra en el hollejo.

A raíz de este descubrimiento, el Consejo Regulador encargó otros estudios a la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid, que además constataron otras ventajas, por ejemplo, sus excelentes propiedades para equilibrar los niveles de colesterol. Los lugareños dicen que esta uva debería venderse en las boticas.

El cultivo, Un producto exclusivo

La protección del racimo cuando se inicia la maduración mediante una bolsa de papel especial constituye un peculiar sistema de cultivo que origina un producto exclusivo apreciado en los más exigentes mercados vitícolas europeos. El embolsado confiere, según los productores, varias ventajas a la uva, como cualidades nutritivas y de prevención de enfermedades, protección del producto ante los tratamientos fitosanitarios, maduración lenta que llega hasta Navidad, perfección de la forma del grano, un cuidado más esmerado de todo el proceso productivo y, por tanto, un mayor control de calidad.

La denominación de origen, æscaron;nica en el mundo

El organismo que certifica la calidad de las uvas producidas en el valle del Vinalopó, el Consejo Regulador de la DO Uva Embolsada de Vinalopó, fue creado en 1988 y es hoy la única figura que ampara uvas de mesa protegidas en todo el mundo. Agrupa a unas 70 firmas que comercializan la producción de vid que genera las cerca de 4.000 hectáreas distribuidas por las poblaciones alicantinas que baña el río Vinalopó. El consejo acredita la procedencia de las uvas mediante la expedición de millones de etiquetas portadoras de la información que se deriva de los sucesivos controles de calidad.

Las variedades, Aledo de Navidad e Ideal

En el valle del Vinalopó se cultivan tres variedades, aunque la conocida como Rosetti ha sido relegada a la mínima expresión durante los últimos 15 años. La estrella es Aledo de Navidad, exclusiva de esta comarca, de excelente calidad, grano grueso, carnoso, uniforme y sabor muy dulce cuando madura. Sus grandes racimos tronco-cónicos soportan bien los transportes, por lo que llegan casi intactos a las mesas navideñas. La variedad Ideal (también conocida como moscatel Italia) madura granos gruesos, muy redondos, jugosos y de agradable sabor con notas a moscatel.

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