Los intermediarios encarecen los alimentos un 210% de media
La distancia entre los precios percibidos por los agricultores y los pagados por los consumidores supone de media incrementos del 210%. Además, mientras que el precio del grupo de alimentos del IPC no para de crecer, los precios en origen caen cada año, según datos de Agricultura. Con estos argumentos, los agricultores piden al Gobierno que vigile el comportamiento de los minoristas, donde creen que se encuentra la explicación a este fenómeno.
Desde hace unas semanas, el Gobierno comienza a reconocer lo que ha sido un clamor entre los agricultores durante los últimos meses: que el vertiginoso crecimiento de los precios alimentarios resulta totalmente ajeno a la producción.
No obstante, cuando el secretario de Comercio, Juan Costa, difundió un informe que alertaba del encarecimiento de hasta un 30% de algunos alimentos básicos, todavía culpaba del alza a las inundaciones padecidas por Cataluña y al levantamiento del embargo de EE UU a los cítricos españoles.
Las estadísticas demuestran que los precios percibidos por los agricultores han experimentado caídas en los últimos años, de las que prácticamente sólo se ha salvado el aceite de oliva. De manera que, difícilmente, pueden ser culpables de los sucesivos incrementos experimentados en el IPC por el grupo de alimentos, que hasta octubre de este año ya se disparaban a un 19% las legumbres y hortalizas frescas, un 15% el aceite de oliva, un 8,9% las frutas, más de un 7% la ternera y las aves o un 6,7% la carne de vacuno. Y la misma serie alcista, aunque más moderada, la han experimentado patatas, huevos, leche, arroz, vinos o cereales.
Por contra, en el último ejercicio, según datos del INE y del Ministerio de Agricultura, recogidos por la Coordinadora de Organizaciones Agrarias y Ganaderas (COAG), el precio en origen de las hortalizas frescas ha caído un 3,64%, el de las frutas un 21%, un 34% el de la patata (en los últimos tres años), un 20% el de la leche, un 11,4% el del trigo o un 6,9% el del arroz.
Mediciones mensuales
¿Por qué continúa creciendo entonces la rúbrica de alimentos sin elaborar del IPC que en el mes de noviembre creció un 7,8% anual? Los agricultores no albergan ninguna duda de que el tramo minorista y sobre todo la gran distribución absorben el porcentaje más alto de la formación del precio de los alimentos.
'Entre los mayoristas y el consumidor hay incrementos difíciles de explicar', sostiene el subdirector de las cooperativas agrarias, Agustín Herrero. Y corroboran esta denuncia las organizaciones de consumidores, quienes creen que los alimentos serían más baratos si no hubiera entre productor y consumidor agentes que los encarecen. El Gobierno, por su parte, se ha comprometido a medir mensualmente los alimentos para evaluar la evolución de los mismos, consciente de que se han roto los techos. Si los precios en origen no crecen ¿dónde van los desmesurados incrementos que experimentan hasta llegar al consumidor, que en ocasiones alcanzan el 800%? Un estudio de COAG referente a la formación del precio de algunas frutas y hortalizas muestra que de las tres fases por las que viaja el producto hasta llegar al consumidor, en la última, la distribución (desde el mayorista hasta el minorista), es donde más engorda el coste final. Y lo hace siempre, más del doble que en las dos fases primeras.
Por ejemplo, de los 0,99 euros que cuesta el kilo de naranjas en la Comunidad Valenciana, 0,16 son percibidos por el agricultor, 0,23 por el mayorista y 0,60 por el minorista (en este caso, hipermercado o supermercado, pues el estudio se ha desarrollado en Carrefour, Mercadona, Caprabo y Consum). En porcentajes, el productor cobra un 16%, el mayorista un 23% y el punto de venta un 63%, casi el doble de lo que han obtenido juntos agricultor y almacén.
Según Antonio Roldán, director de Mercamadrid, los márgenes habituales que los mayoristas obtienen del precio final de un alimento oscila entre un 8% y un 12%, porcentajes referidos a los productos que más maneja este mercado, esto es, frutas, hortalizas y pescados.
Los precios medios de los alimentos en Mercamadrid durante el último mes superan en ocasiones los precios en origen en porcentajes más elevados, si bien es verdad que estos datos son meramente orientativos en tanto que se habla de alimentos en general y no de variedades de dichos alimentos. El kilo de patata es vendido por los asentadores a 0,10 euros (0,6 en origen y 0,55 en destino), el de coliflor a 0,42 (0,18 en origen y 1,27 en destino), el de melocotón a 1 euro (0,39 en origen y 2,14 en destino), o el de la lechuga a 0,43 (0,42 en origen y 0,90 en destino), por citar algunos ejemplos.
Hortalizas, frutas y aceite, los más inflacionistas
El precio en origen de hortalizas y frutas frescas cayó hasta octubre en un 3,64% y un 21,4%; sin embargo, durante este mismo periodo creció un 8,9% y un 19%, respectivamente, en el IPC, según un informe de la COAG con datos de Agricultura y del INE. Desde que el aceite de oliva experimentó su mejor momento, a mediados de los noventa, los precios han caído y paralelamente han crecido los costes de producción. En origen, los costes se estabilizan en torno a los 1,8 euros por kilo, después de la leve mejoría experimentada en los últimos meses, que le suponen un repunte del 8,2%, que sin embargo dobla el IPC hasta alcanzar un 15,8%. Los precios de la uva cayeron entre un 60% y un 70% desde 1998, aunque entonces sufrieron probablemente una excesiva hinchazón. El vino blanco cayó también de 2,70 euros el hectogrado en la campaña 1998/1999 hasta 1,8 euros en la actualidad y lo mismo ocurrió con el tinto, que pasó de 3,91 euros a 2,10. El IPC registra, sin embargo, un alza del vino hasta octubre del 0,2%. El precio del trigo panificable en origen descendió un 11,4% durante el último año, su reflejo en el IPC supone, sin embargo, un crecimiento de un 6,7%. Y algo parecido ocurre con el arroz: un 6,9% de caída en origen y un 2,4% de incremento en el IPC. Mientras que alubias y lentejas han mantenido su precio en el IPC con ligeros crecimientos medios de un 1,2%, en origen han sufrido un desplome de un 22,4% en el caso de las lentejas y un 3,4% las alubias.