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La UE impone la supervisión adicional para los conglomerados financieros

Cada capital deberá designar a un supervisor único para coordinar la vigilancia de estos grandes grupos financieros. Madrid puede elegir entre el Banco de España, la CNMV o la Dirección General de Seguros.

El nuevo texto entrará en vigor dentro de 18 meses y supone, según la Comisión Europea, una primicia mundial en la regulación y supervisión de los conglomerados financieros. Las entidades afectadas han criticado precisamente esta iniciativa unilateral porque temen que empeore la posición competitiva de los grupos que operan en Europa. EE UU también ha expresado su inquietud ante este control adicional a sus grupos financieros.

La directiva, afirmó ayer el comisario europeo de Mercado Interior, Frits Bolkestein, 'respeta la línea marcada por las recomendaciones internacionales sobre supervisión (...) y soluciona un importante vacío legal en la actual legislación financiera de la Unión Europea'.

La nueva directiva someterá a un control estricto a todos los grupos empresariales que obtengan al menos el 40% de sus ingresos en el sector financiero, con una presencia significativa en banca, seguros y fondos de inversión. Prácticamente todos los grandes nombres del sector (BSCH, BBVA, Deutsche, etc.) se encuentran afectados. Pero la directiva puede acabar afectando también a los grandes grupos inmobiliarios o de distribución que exploran el mercado financiero.

Los países de la Unión Europea deberán designar un supervisor único para los conglomerados financieros. En Alemania o Reino Unido, que ya han unificado en un solo organismo la vigilancia de todo el sistema financiero, la designación no debe plantear ningún problema. Pero en países como España, donde continúa fragmentada, la predilección del Gobierno hacia una u otra de las instituciones implicadas (Banco de España para la banca, CNMV para los fondos de inversión y dirección general de seguros para la actividad aseguradora) puede herir susceptibilidades.

La supervisión única pretende erradicar prácticas como el doble cómputo de activos para cumplir los criterios de solvencia en diferentes actividades.

Tampoco será posible, al menos en teoría, el llamado apalancamiento entre empresas del mismo grupo, que se produce cuando la matriz emite deuda para incrementar los activos de las filiales.

El sector considera que estas medidas equivalen a un endurecimiento de las normas de solvencia y hubiera deseado que no entraran en vigor hasta que se alcance un consenso internacional sobre la revisión de las normas de gestión de riesgos bancarios. Este acuerdo, conocido como Basilea II, no estará concluido, sin embargo, antes de 2006, mientras que la UE se ha propuesto integrar todos sus mercados financieros en 2005.

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