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Plantillas

La oleada de despidos de las multinacionales castiga a Europa

El recorte de costes laborales se ha impuesto en las empresas como la vía más expeditiva para soportar la debilidad de la economía mundial. Los analistas no dan por terminada la oleada de recortes de plantillas, que atribuyen no sólo a la desaceleración y al 11-S, sino a unas previsiones poco realistas hechas en los años de la burbuja.

'Las empresas han tenido que reducir rapidísimamente el exceso de capacidad', opina Felipe Mesía, analista de Self Trade. 'Desde un punto de vista empresarial los despidos masivos resuelven problemas creados por la euforia anterior, pero desde una óptica macroeconómica están afectando al consumo y generan más incertidumbre', avisa este experto.

Los más de 650.000 despidos contabilizados desde el pasado enero son sólo aquellos que han anunciado públicamente las mayores multinacionales. Estos planes no siempre se basan en despidos forzosos, sino que suelen propiciar prejubilaciones, bajas incentivadas y término de contratos temporales. La cifra abarca ajustes laborales previstos para varios años -entre dos y tres-, pero no incluye los despidos anunciados en 2001 y que se están aplicando en este ejercicio.

En el último trimestre de 2001, a raíz de los atentados del 11 de septiembre, ya se anunciaron abultados recortes de plantilla en el transporte aéreo, la industria aeronáutica y la automoción.

En lo que va de 2002, está a la cabeza de los despidos masivos la nueva economía, afectada por la caída en Bolsa, la paralización de inversiones y el incumplimiento de objetivos. Entre la industria tecnológica (más de 200.000 despidos) y las operadoras de telecomunicaciones (135.000) suman más de la mitad de los ajustes anunciados este año.

El sector financiero también está optando por recortes drásticos para afrontar el declive económico, con unas 118.000 personas afectadas por planes de reestructuración. El dato incluye los 11.000 empleos que prevé suprimir el Santander Central Hispano y los 8.000 del BBVA, la mayor parte en América Latina. Las firmas de inversión, entre ellas las más emblemáticas de Wall Street, aligeran sus plantillas tras las pérdidas acumuladas en las Bolsas el último año y medio.

El ajuste parece moderarse en el sector del automóvil, con 56.800 despidos anunciados este año, pero sólo porque las medidas más drásticas se pusieron ya en marcha a finales de 2001.

La oleada de despidos ha cruzado el Atlántico para instalarse en Europa. Inmediatamente después del 11-S, empresas norteamericanas emprendieron reestructuraciones, pero las europeas esperaron a comprobar cómo evolucionaban los acontecimientos políticos y económicos antes de afrontar ajustes. Al final, éstos han adquirido especial crudeza en Alemania, donde sólo el gigante Deutsche Telekom prevé 46.000 bajas y los bancos Deutsche, Dresdner y Commerzbank suman 30.000.

'En las reestructuraciones, Europa ha ido con retraso porque tiene un marco regulatorio menos flexible', explica Joan Bonet, responsable de análisis de Credit Suisse. En su opinión, también influyó que en EE UU existe una 'filosofía de gestión trimestre a trimestre' que presiona a los directivos para lograr resultados inmediatos.

Para Bonet, los ajustes han mejorado la productividad en Norteamérica, pero el empleo y la confianza del consumidor se encuentran en sus peores registros desde la primera mitad de los noventa, lo que acrecienta el riesgo de una recaída en la recesión, el temido double-dip.

Para Ramón Carrasco, analista de Beta Capital, la explicación de que Europa aborde ahora la reducción de personal está en que los ciclos económicos no coinciden en ambos continentes. En su opinión, las reestructuraciones de personal de las multinacionales están siendo 'creíbles' y 'se reflejan positivamente en las acciones'.

Los resultados empresariales de los tres trimestres de 2002 revelan que han mejorado los beneficios operativos, porque los recortes de costes ya dan resultados, aunque han empeorado gravemente los resultados netos debido a las cargas extraordinarias por reestructuración y, sobre todo, a la pérdida de valor de activos adquiridos a precios elevados durante los años de la euforia.

Un ajuste más duro que el de la recesión de 1991

Los anuncios de despidos masivos en grandes empresas empieza a moderarse en Estados Unidos. Aun así, el número de afectados está entre los más altos de la historia reciente, muy por encima de los registrados hace 10 años, cuando la economía estadounidense cayó en la recesión coincidiendo con la guerra del Golfo. La consultora de recursos humanos Challenger, Gray & Chrystmas recopila datos diarios de los despidos colectivos anunciados por empresas de EE UU. Entre enero y octubre afectaron a 1,18 millones de personas, un 27% menos que en el mismo periodo del año pasado. En todo 2001 se anunciaron 1,98 millones de despidos colectivos en EE UU, más del triple que el año anterior. Fue el peor dato en la historia de esta estadística, que se elabora desde 1989. En 1991, en lo peor de la crisis que acabó con la carrera política de George Bush padre, se habían anunciado 555.000 despidos en bloque. Los analistas coinciden en que el actual proceso de supresión de empleos no ha terminado y se ve lejano un cambio de tendencia. 'Las empresas esperan con desesperación el pistoletazo de salida de la recuperación, mientras tanto evitan asumir cualquier riesgo', opina John Challenger, presidente de la firma que lleva su apellido. 'Con los escándalos, la caída de la confianza del consumidor y una posible guerra en Irak, hay demasiada incertidumbre para hacer cualquier otro movimiento', añade. Otros expertos son críticos con los planes drásticos de supresión de empleos. 'No suele tenerse en cuenta que la reducción de costes de personal puede dañar la sostenibilidad del negocio en el medio y largo plazo', advierte Fernando Palomares, consultor de Mercer Human Resources. 'No sólo es importante pasar la crisis, sino también llegar a superarla'.

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