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Tribuna
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Dejar de ser un mero espectador

Hasta cierto punto es lógica la decisión adoptada por el BCE en su última reunión. La repetición de los tipos oficiales se encuadra dentro de su labor de mantener estable la inflación, en la actualidad por encima del teórico nivel objetivo del 2%. La autoridad monetaria europea ha aludido que aún existen riesgos sobre la inflación. Ahora bien, ha considerado que el excesivo crecimiento del objetivo de liquidez no supone amenaza para los precios. También ha resaltado que es más que probable que la inflación baje en los próximos meses por debajo del 2%. Y ha considerado que, a pesar de mantener el mismo discurso de recuperación económica para los próximos meses, las incertidumbres ahora sobre esta recuperación son ciertamente más elevadas.

Perdón, permítanme rectificar la conclusión inicial: la reciente decisión del BCE es ciertamente difícil de comprender. Desde nuestro punto de vista, naturalmente.

Una de las tareas de los economistas, muchas veces la más difícil de acometer, es tratar de sacar conclusiones de un determinado discurso o comunicado. Así, nos hemos especializado en encontrar matices o indirectas en los discursos de Alan Greenspan. ¡Y mira que es complicado, dada su habitual ambigüedad!

Pero los comunicados del presidente del BCE suelen ser mucho más claros. Sin duda, una consecuencia de la acusación en el pasado sobre su falta de claridad. Bueno, pues la ambigüedad ha caracterizado el último comunicado de Wim Duisenberg. Curiosamente, lo único que recordamos ahora de diferente con respecto a conferencias anteriores es su advertencia de que se ha discutido sobre cuál es el nivel adecuado de los tipos de interés. Esto, más su alusión a la dificultad de predecir el momento y la intensidad de la recuperación, al mismo tiempo que se considera temporal el hecho de que la inflación se mantenga por encima del 2%, nos lleva a pensar que los tipos bajarán probablemente en diciembre. Bien. Pero si tenían tan claro todo lo anterior, ¿por qué no los bajaron directamente en noviembre?

Se nos ocurren varias respuestas. Y reconocemos que con esto asumimos un papel (abogado del diablo) que en estos momentos no compartimos.

'Hay que mantener los precios estables'. Y en los últimos meses hemos asistido a un aumento de la inflación europea hasta el 2,2 % anual actual. Aceptamos que una lectura estricta de sus estatutos impide bajar los tipos en estos momentos. Aún más: apoyar el crecimiento económico no entra dentro de sus atribuciones

'Pérdida de credibilidad que supondría ceder a las peticiones políticas'. Pero, ¿realmente esto es importante? Qué mejor ejemplo de independencia que bajar los tipos cuando se dan las condiciones para ello. Otra cosa es que se den las condiciones, lo que estamos abiertos a discutir.

'Evitar que los mercados relacionen este descenso con el de la Reserva Federal de EE UU un día antes'. ¿Es tan malo? Muchas veces los agentes económicos echan en falta una actitud más coordinada de las autoridades internacionales. Y es que los males que atenazan las economías en estos momentos son globales, como debería ser la respuesta de las autoridades.

¿A alguien se le ocurre alguna respuesta más? Es posible. Pero seguro que su importancia es relativa, en especial si consideramos los riesgos que realmente atenazan al crecimiento económico en Europa. Y ahora tenemos que considerar uno más, la apreciación del euro. Si continúa, lo que dudamos, podría contribuir a hacer más difícil la recuperación de la economía europea a corto plazo.

De nuevo no debemos engañarnos: los inversores no confían más ahora en el euro, sino que desconfían del dólar. Y una razón para esta desconfianza es que los tipos de interés oficiales en EE UU se sitúan en estos momentos en el 1,25 %, dos puntos por debajo de los de la zona euro.

Aquí tenemos dudas: ¿por qué tipos de interés más bajos cuando la economía de EE UU crecerá este año y el próximo por encima de la europea? La respuesta es tan obvia como que el objetivo de la política monetaria estadounidense es mantener la estabilidad de precios, dentro de un contexto de crecimiento sostenido. Pues hasta el momento han tenido éxito. Pero hay más: el BCE rechaza cualquier intento para hacer más flexible el Pacto de Estabilidad. De nuevo la duda, ¿cómo es posible pedir la aplicación de una política fiscal restrictiva cuando la monetaria también lo es?

El BCE rechazó en su reciente reunión que siga la Regla de Taylor, que ahora marcaría un nivel de tipos oficiales por debajo del 3,25%. En nuestra opinión, la política monetaria no debería ser estática, sino ajustarse a la situación económica concreta. æpermil;sta ahora está mucho más deteriorada frente al optimismo de principios de año. Y los tipos en aquel momento eran los mismos que los actuales.

Hace unas semanas apelábamos al protagonismo de los activos en dólares sobre el resto de los mercados financieros. Sin duda que parte de este protagonismo se deriva del papel más activo de sus autoridades a la hora de enfrentarse a una situación económica concreta. Ahora se trata de prevenir un escenario de recesión. Una recesión mundial. ¿Por qué las autoridades europeas no toman también un papel activo y dejan de ser meros espectadores?

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