El transporte marítimo en la UE
Los ministros responsables del Transporte, junto con la comisaria europea de Transportes, Loyola de Palacio, han concluido que el futuro del transporte en Europa, dada la saturación del transporte por carretera, el costo económico de los camiones y su impacto ambiental, pasa por la potenciación del transporte marítimo como una alternativa a otros medios más saturados. A este nuevo modelo se le ha dado el nombre de Short Sea Shipping.
Los que ya llevamos algunos años en el negocio sabemos que este modelo se ha venido utilizando en Europa desde hace muchos años. En concreto, y desde hace décadas, muchas son las empresas que han mantenido (y mantienen tanto en el Atlántico como en el Mediterráneo) servicios que hoy entrarían bajo esta nueva etiqueta. No hablamos más que de la búsqueda de la optimización del transporte, en general, con la utilización de los trayectos más cortos entre dos puntos, complementando los gaps con los distintos medios de transporte disponibles.
Se trata de analizar los sistemas de transporte en su conjunto, y no cada uno (terrestre, marítimo y aéreo) por separado como si fueran independientes. Como en muchos otros aspectos de la economía, las mejores soluciones suelen venir de la mano de una visión global. Con barcos más rápidos y fiables, operaciones portuarias más económicas, más ágiles y más liberalizadas, con unos servicios ferroviarios baratos, rápidos y eficaces. Y, sobre todo, con la coordinación de los distintos medios de transporte manteniendo así los costes en cotas competitivas.
En definitiva, crear un sistema de transportes más eficaz en el que todas las modalidades se complementen y aprovechen las posibles sinergias.
Para ello deben desarrollarse necesariamente unos sistemas de información adecuados, capaces de mantener al cliente informado online en todo momento de dónde están sus mercancías.
Estos sistemas informáticos deben, asimismo, permitir una mejor gestión de todos los aspectos logísticos que como resultado permitan tener un mayor control de las cargas, almacenes, etcétera.
Estoy muy de acuerdo con la comisaria De Palacio y los ministros de Transporte de la Unión Europea. El Short Sea Shipping es, o mejor, puede llegar a ser la solución. De hecho, las islas Canarias son un claro ejemplo de lo que puede conseguir una política racional del transporte marítimo.
En 1993 el número de viajeros aéreos era de 2,2 millones en transporte interinsular. En el año 2000, el número había crecido escasamente hasta los 2,4 millones. Sin embargo, de los 1,8 millones que utilizaban el barco en 1993 hemos pasado a más de cuatro millones en 2000. Un transporte marítimo más racional ha aportado al usuario flexibilidad y ahorro de costes frente al avión, un medio más costoso y limitado.
El transporte interinsular de mercancías también se ha beneficiado de un sistema más racional y económico. Conocido es el caso de una gran superficie comercial que optó por la construcción de un único almacén en las islas Canarias pese a contar con centros comerciales en Tenerife y Gran Canaria.
La posibilidad de contar con un sistema eficiente y económico de transporte marítimo entre islas les convenció para tomar esta decisión.
Trasladar este modelo de gestión de las comunicaciones de un ámbito local a otro nacional o europeo no es, en absoluto, descabellado.
Si conseguimos un sistema de transporte fácil, cómodo y económico, el Short Sea Shipping puede ser una clara alternativa a los transportes aéreos y terrestre, muy saturados y costosos.