Sectores del PP creen que las elecciones de mayo marcarán la sucesión
En amplios sectores del PP, conectados con el área económica del Gobierno y también con la actual dirección del partido, se cuestiona la rotundidad con la que José María Aznar sostiene que la designación del sucesor en el cartel electoral no se producirá hasta otoño del año que viene. La creencia más generalizada, compartida también por el núcleo duro del Gabinete, es que el resultado de los comicios autonómicos y municipales de mayo será el que condicione el calendario y también la elección en última instancia del candidato.
En la dirección del PP se comparte la opinión de que la 'foto' de la derrota o de la victoria se obtendrá a partir de lo que ocurra, sobre todo en la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid. Ambas son plazas claves para los dos principales partidos, con independencia del porcentaje de apoyos que cada uno obtenga en todo el Estado. En las elecciones municipales de 1999 el PP superó al PSOE por 37.000 votos.
A partir de esta premisa, dentro del PP se barajan dos posibles escenarios. Según la opinión de amplios sectores del partido, una derrota obligaría a adelantar la designación del candidato al mes de junio, teniendo en cuenta que el líder del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, tendrá también el viento a su favor en las elecciones catalanas, donde las encuestas siguen dando como favorito a Pasqual Maragall, y en los comicios autonómicos andaluces. Las primeras están previstas para el otoño de 2003 y las segundas para marzo de 2004, aunque en el Gobierno se teme que el presidente andaluz, Manuel Chaves, opte por adelantarlas para favorecer el efecto Zapatero.
El otro escenario, la visualización en mayo de un nuevo triunfo del PP, dejaría a Aznar margen de maniobra no sólo para cumplir su calendario inicial -designación del candidato en otoño-, sino también para ampliar el abanico de los seguros aspirantes a la sucesión sin dejarse llevar tanto por la popularidad de cada uno en las encuestas.