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Investigación

Científicos de Londres y EE UU 'se dan la mano' a través de Internet

¿Será posible que, además de comunicarnos, Internet permita que nos toquemos salvando distancias interoceánicas? Esto es lo que pretenden dos equipos de científicos británicos y estadounidenses que esta semana lograron estrecharse las manos (o al menos sentir que lo hacían), pese a estar separados por 5.000 kilómetros, utilizando una tecnología que transmite información táctil por la Red.

Con el océano Atlántico de por medio, dos equipos de científicos situados en la Universidad de Londres y en el Massachusetts Institute Technology (MIT), en Boston, lograron estrecharse las manos esta semana, gracias a una tecnología capaz de transformar los impulsos eléctricos en información táctil que puede viajar por Internet.

En el experimento conjunto, los investigadores han utilizado unos dispositivos denominados phantoms (fantasmas), desarrollados por la firma Sensible Technologies. Los phantoms, que se instalan en el lugar donde habitualmente está el ratón, tienen forma de un pequeño brazo robótico terminado en una especie de lápiz, que transmite y recibe impulsos eléctricos a gran velocidad (más de 1.000 hercios) y que el usuario percibe como sensaciones táctiles y de fuerza.

Además, los integrantes del experimento pudieron sentir al agarrar el lápiz unido al brazo robótico si los investigadores del otro lado del Atlántico empujaban, tiraban o manipulaban objetos generados virtualmente por ordenador.

Los phantoms también son capaces de transmitir y recibir información sobre las características táctiles de objetos virtuales, como suavidad, rugosidad y distintas calidades de superficies como madera, e incluso pueden reproducir el tacto de la piel humana, señala Mel Slater, profesor de Ciencia Computacional en la Universidad de Londres.

'De la misma forma que el cerebro reinterpreta imágenes estáticas en películas en movimiento, las frecuencias recibidas por phantom están integradas para transmitir el sentido de sensación continua', explica el investigador.

Después de estrecharse las manos a través del ciberespacio, dos científicos, uno situado en la Universidad de Londres y otro en el MIT, entraron en una sala simulada donde se había colocado un gran objeto virtual de forma cúbica y lo levantaron entre ambos. Los investigadores podían verse las caras el uno al otro y también el objeto que tenían que mover.

En este experimento, la velocidad de las redes en la transmisión de los datos juega un papel crucial, ya que si hay un retraso entre el momento en el que se produce el movimiento y el que se recibe, los participantes tendrían dificultades para ponerse de acuerdo y cooperar.

Para que el sistema funcione de forma adecuada, se requiere que el retraso sea inferior a 130 milisegundos. Por ello, este tipo de aplicaciones necesitan lo último en redes de fibra óptica y banda ancha de alta velocidad.

En el experimento, la velocidad de la red de datos para transmitir las señales de uno al otro lado del Atlántico fue de 10 MB por segundo.

Según Slater, en un entorno virtual, el tacto es el sentido más difícil para reproducir y simular. Joel Jordan, otro de los investigadores de la Universidad de Londres que participó en la experiencia, explica con entusiasmo: 'Puedes sentir lo áspero que es algo y también la elasticidad de los objetos'.

Las aplicaciones de estos avances pueden ser increíbles, prosigue. Por ejemplo, los cirujanos podrán utilizarlas en prácticas de operaciones a través de Internet y subirán la emociones en los juegos de ordenador. En comunicaciones, la gente podrá sentirse y tocarse, pese a estar separada por kilómetros de distancia.

'Hay también algunos extraños aspectos de la aplicación', continúa Jordan. 'Puedes golpear a la persona del otro lado lo suficientemente fuerte como para dejarle marcas y hay versiones más grandes del equipo que estamos usando que podría causar daño real'.

En el caso de que alguien esté ya dejando volar la imaginación respecto a las posibilidades de la informática táctil, Jordan advierte que tardará en estar disponible para el público 'al menos cinco años'.

El experimento de la Universidad de Londres y del MIT fue mostrado al público en la conferencia de Internet2, celebrada esta semana en la Universidad de California del Sur.

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