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Medidas

Bush recorta el presupuesto prometido a la SEC para la lucha contra el fraude

La ley Sarbanes Oxley ha dado a la SEC, el órgano de control de los mercados en EE UU, muchas más competencias pese a la ingente cantidad de trabajo acumulado. Con tal motivo se había aprobado un aumento del presupuesto de este organismo del 77%. De los 438 millones de dólares del año pasado se esperaba pasar a unos 770 millones.

Pero según publicaba The New York Times el sábado, las otras prioridades presupuestarias, defensa y seguridad nacional en concreto, han sido más fuertes y el presupuesto experimentará un aumento de apenas 130 millones para dejarlo en 568 millones de dólares.

Se esperaba poder aumentar unos sueldos que han ido siempre pegados a la inflación, actualizar el sistema informático y sobre todo hacer nuevas contrataciones para encauzar el aumento de carga de trabajo y el mayor celo que exigen todas las instancias, incluido el Gobierno. Pero la prioridad para los gastos de Defensa y seguridad y la cada vez menor repercusión mediática de los escándalos financiera han podido más.

El cambio de rumbo en la Casa Blanca ha molestado en la oposición demócrata, siempre dispuesta a sacar rendimiento de los deslices en materia económica del Gobierno. En particular, el senador Paul Sarbanes, uno de los inspiradores de la ley del buen gobierno empresarial y uno de los mayores defensores de los aumentos presupuestarios para el organismo regulador, señalaba al diario neoyorquino que el cambio de disposición de Bush era 'descorazonadora'.

El que queda en peor situación es el propio presidente de la SEC, Harvey Pitt, un hombre de la confianza del Gobierno que en sus primeras declaraciones, a través de su portavoz, aseguraba que las nuevas circunstancias económicas impedirán a la SEC llevar adelante importantes iniciativas.

Desde la Casa Blanca se asegura que la cifra de aumento que se consigna para la SEC es 'suficiente' para poner en marcha todos los proyectos de este organismo y se ha puesto de manifiesto el importante incremento de la dotación a la SEC en comparación con otras necesidades presupuestarias.

Aumenta la presión sobre Pitt

Harvey Pitt no ha tenido muchos motivos de alegría desde que llegó a la presidencia de la SEC. Contestado por la oposición por su papel como abogado defensor y lobista de las firmas contables y de auditoría, se le ha tenido que aplicar en muchas casos 'la presunción de independencia' en algunas de sus actuaciones. Además no hay descanso para un organismo al que le han explotado en las manos los casos Enron, Worldcom y muchos más, algo que le ha valido la reprimenda del Congreso. Sin embargo, en las últimas semanas la presión la está ejerciendo quien le nombrara. En primer lugar por la imposibilidad política de poner en marcha un comité de supervisión de auditoría dentro de la SEC, prevista en la ley Sarbanes Oxley. Para el cargo de presidente de este comité, Pitt había elegido a John Biggs, presidente de un fondo de inversión conocido por estar a favor de la separación completa de las labores de auditoría y contabilidad. Los republicanos han hecho presión para que este nombre se caiga, por ser demasiado progresista. Pitt quedó desautorizado pero debe solucionar la crisis antes de fin de mes. En segundo lugar, las restricciones presupuestarias pueden poner en peligro la puesta en marcha de este comité que necesita entre 25 y 50 millones de dólares. Pitt ya se había hecho las cuentas: 100 millones para aumentos de sueldo, otros tantos para mejoras informáticas y la oficina de Nueva York dañada por los ataques terroristas, unos 100 millones más para contratar auditores y abogados...

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