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Observatorio en la Red
Columna
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Santander pasa revista al sector de las 'telecos'

El encuentro de las telecomunicaciones de Santander marca el inicio del curso del sector, que este año será especialmente significativo por la gravedad de la crisis y por las esperanzas puestas en el nuevo ministro Josep Pique.

El sector se encuentra a nivel mundial en una grave crisis, que obligará a plantear su reconversión. Los Gobiernos y organismos reguladores, tanto en Europa como en EE UU, están comenzando ya a replantearse su visión de un sector al que se podía expoliar para reducir el déficit público y en el que se podían bajar brutalmente los precios para reducir la inflación, sin que las empresas se vieran muy afectadas. Hoy parece que ya se acepta que se trata de un sector en crisis y se están empezando a adoptar las primeras medidas correctoras a nivel europeo.

La diferencia es que en España, si nos atenemos a la valoración efectuada por el informe anual de la CMT, se diría que el sector sigue aún en el mejor de los mundos, cuando no es así.

La salida de la crisis va a resultar compleja, porque las bases de partida que se definieron estaban ancladas en un modelo de liberalización a ultranza, de competencia perfecta, en el que multitud de empresas debían de competir en condiciones similares. Pero esto tiene poco que ver con la realidad, ya que quizás ésta se tenga que aproximar más a un monopolio u oligopolio de red, a los que acompañan empresas de servicios y operadoras de nicho.

La concentración del sector es consecuencia de la enorme necesidad de inversión, la proporción de inversión/ingresos es del 20%-25%, en años normales, y en momentos de fuerte crecimiento se multiplica por cuatro o cinco, mientras la media del resto de sectores económicos está en el 7%-8%. Por tanto, para alimentar estas inversiones se precisan rentabilidades muy elevadas, que normalmente se obtienen con fuertes crecimientos de los ingresos.

Pero el crecimiento de los ingresos de la telefonía fija en 2001 sólo ha sido del 4%, debido en parte a la absurda regulación de tarifas y a la pérdida de ingresos de las comunicaciones de voz, por la competencia de los móviles. Y estos bajos crecimientos es preciso repartirlos entre multitud de empresas, lo que hace que la casi totalidad esté en muy mala situación económica y algunas hayan desaparecido.

El modelo está diseñado para que nadie invierta. Los nuevos operadores esperan que lo hagan los operadores tradicionales y hacer su negocio sobre la interconexión y éstos están reduciendo drásticamente sus inversiones porque no obtienen rentabilidad. Al final, lo que se ha construido en telefonía fija es un modelo perverso.

Por lo que respecta a los operadores móviles, siguen teniendo crecimientos de ingresos elevados cercanos al 20%, aunque el incremento de nuevos usuarios se está reduciendo, lo que llevará también a que se reduzca el crecimiento de los ingresos. Así, la rentabilidad tendrá que venir de la reducción de gastos.

Las subastas del espectro radioeléctrico en Europa han dejado a las empresas muy endeudadas, pero aun así los móviles han conseguido un desarrollo rápido, alcanzando una densidad del 80%, con descensos de precios, y empresas que por el momento siguen siendo rentables. Y todo ello con una regulación mínima. Desgraciadamente, los reguladores europeos han comenzado hace poco a tratar de intervenir en los móviles, lo cual puede constituir una amenaza para el desarrollo del sector. Además, quizás se esté haciendo de forma no muy transparente.

Pero donde el sector va a tener la mayor crisis es en la fabricación de equipos de telecomunicaciones. La demanda mundial se ha reducido a la mitad respecto a 2000 y ha cambiado el peso de la conmutación digital a la de radio en los últimos seis años. Ello está poniendo en peligro la viabilidad de algunas de las grandes compañías. Los fabricantes lo van a pasar fatal, aunque en España el problema ya se ha solucionado, porque en los dos últimos años casi ha desaparecido la industria y los centros de I+D de telecomunicaciones.

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