Teorías para un mercado bajista
Hay argumentos para sostener tanto la teoría del mercado bajista cíclico como estructural. Antonio Morales revisa todos los argumentos y concluye que es un buen momento para entrar o no salir
Estamos en un mercado bajista cíclico o estructural? A pesar de que la pregunta pueda resultar en cierto modo técnica, su respuesta es fundamental para casi todos nosotros, ya que de ella depende en gran medida la recuperación o no, sostenible o no, de los mercados en el medio plazo.
Podemos encontrar argumentos que sostengan las dos teorías, por lo tanto, como viene sucediendo durante los últimos meses, o tal vez mejor, como ha venido sucediendo siempre, hay opiniones para todos los gustos. Además, los argumentos para ambas posturas son sólidos.
La última vez que atravesamos un mercado bajista sistémico o estructural fue en los años 1973-1974. En Japón, el ejemplo más revelador es el de los años noventa, y la fase inicial de la caída duró más de dos años, pero cuando tocó fondo algunos de los ratios más importantes se encontraban en niveles similares a los que tenemos en Europa actualmente.
En Europa, a pesar de que la situación sea delicada, es cierto que aún vivimos en un entorno de expansión económica, la rentabilidad de los bonos públicos se encuentra por encima del umbral que podríamos considerar como deflacionario y, además, a pesar de la importante corrección de la divisa estadounidense, ésta últimamente ha resistido bastante bien.
Estos últimos argumentos fortalecen la teoría de que nos encontramos en un mercado bajista, sí, pero cíclico. Además, indicadores que podrían reflejar la teoría contraria, como hemos explicado más arriba, se encuentran también en niveles francamente aceptables. De acuerdo que una recuperación económica sostenible y fuerte no parece ser la que está descontando el mercado, y ésta parece más bien lejana, pero sin ningún género de dudas, las políticas fiscales y monetarias ayudarán a que se recuperen tasas de crecimiento que no vemos desde hace muchos meses.
La incertidumbre que demuestran tanto los empresarios como los consumidores en algún momento se tornará en un exceso de demanda, y al desaparecer algo la incertidumbre, el temor que existe actualmente entre todos los inversores disminuirá, y esto son y serán muy buenas noticias.
A pesar de que nuestra visión sea optimista, no podemos olvidar tampoco que el riesgo de que Estados Unidos entre en un periodo de recesión y deflación existe, que es posible que la recuperación a la que asistimos durante el primer trimestre fuera un espejismo, y que la teoría del doble fondo prevalezca sobre las demás.
En este caso, la economía europea seguiría siendo vulnerable, puesto que no parece posible que no se contagiará de la situación americana y que pudiera continuar con el grado de autonomía que, hasta ahora, ha venido demostrando.
Sin embargo, a pesar de que los riesgos económicos pueden ser reales, en el peor de los escenarios, con cualquier tipo de crisis imaginable, y recortando las previsiones de crecimiento de beneficios hasta niveles ínfimos, las acciones están bastante infravaloradas, por lo tanto, nuestra opinión es que, siendo prudentes, sigue siendo un buen momento para entrar o, al menos, para no salir.