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En portada

La renta fija, el refugio del año

La renta fija se está beneficiando del desplome bursátil y de la incertidumbre económica. El rendimiento del bono a 10 años en EE UU ha tocado mínimos históricos, a la espera de que la Reserva Federal rebaje los tipos de interés

La abrupta caída de las Bolsas, los escándalos contables de las empresas y la incertidumbre en torno a una próxima recuperación de la economía han creado un cóctel explosivo para los inversores de renta variable, pero muy tonificante para los bonistas. La renta fija se ha convertido este año en el mejor refugio para los inversores, muchos de los cuales han optado por rotar sus carteras hacia activos más conservadores, dado el desplome que están sufriendo los mercados de valores. No hay más que echar un vistazo a la evolución en el último año de vehículos de inversión como los fondos o los planes de pensiones, donde las rentabilidades medias positivas se circunscriben a las categorías de renta fija, mientras que los productos de renta variable acumulan caídas que llegan a superar en algunos casos el 20%.

Esta misma semana, sin ir más lejos, la rentabilidad del bono estadounidense a 10 años, referencia mundial para los activos de renta fija, se ha situado muy cerca del 4%, la cota más baja desde que en 1976 el Tesoro estadounidense iniciara la venta regular de este tipo de activo. El detonante ha sido la decisión de la Reserva Federal estadounidense (Fed) de mantener los tipos de interés oficiales en el 1,75%, el nivel más bajo de los últimos 40 años. Decisión que vino acompañada de una declaración por parte de la autoridad monetaria en la que manifestaba su preocupación en torno a la próxima recuperación de la economía estadounidense y dejaba entrever una próxima rebaja de los tipos oficiales que podría tener lugar en la reunión que mantendrá el Comité del Mercado Abierto de la Fed el próximo 24 de septiembre.

Las rebajas de tipos oficiales a corto plazo favorecen la evolución de los activos de renta fija en sus plazos más largos, pues hacen caer la rentabilidad de los bonos, la cual se mueve de manera inversa al precio de los mismos. Ello provoca la revalorización de las carteras invertidas en renta fija. Esta caída de la rentabilidad de los bonos se produce porque el mercado de renta fija ha descontado un escenario económico incierto, lo cual aleja la posibilidad de subidas de tipos oficiales en un futuro no muy lejano.

Los 10 fondos con mejor comportamiento en los últimos tres meses son de renta fija. Las rentabilidades oscilan entre el 5% y el 7,5%Los 10 fondos con mejor comportamiento en los últimos tres meses son de renta fija. Las rentabilidades oscilan entre el 5% y el 7,5%

La Reserva Federal ha percibido que el riesgo que corre la economía estadounidense de caer de nuevo en recesión es mucho mayor que el riesgo de que la inflación ponga en peligro la recuperación. Los últimos datos macroeconómicos dan cierto pie a la preocupación. La economía estadounidense creció un 1,1% en el segundo trimestre de 2002, frente al 5,5% de ascenso que registró en el primero. En julio, además, se crearon 6.000 puestos de trabajo, una décima parte del empleo creado a lo largo del mes anterior. Paralelamente, muchos analistas temen que la prolongada caída de las Bolsas acabe por afectar a la economía real a través de dos vías: el descenso del consumo privado, debido al deterioro del efecto riqueza, y la contención de la inversión por parte de las empresas, que no se atreven a financiarse mediante emisiones en los mercados de valores.

La situación de la economía estadounidense ha sido clave para la reciente evolución de los mercados de valores. Hace apenas cinco meses, el sesgo de la Reserva Federal era mucho más optimista, y se barajaba un escenario de equilibrio entre el crecimiento y la inflación. Fue aquélla una época, el primer trimestre de 2002, de relativo optimismo bursátil, que hizo pensar a inversores y analistas que la Fed podría optar por una subida de tipos en algún momento del segundo semestre, lo cual le daba poco margen de subida a la renta fija. El giro a peor que han sufrido las perspectivas económicas, y la presente estabilidad inflacionaria, han alejado la posibilidad de subida de los tipos de interés hasta acrecentar incluso las expectativas de una rebaja antes de final de año. El rendimiento de los bonos a raíz de esto ha caído hasta mínimos históricos.

La actitud de los inversores también ha favorecido el buen momento que vive la renta fija. La demanda de bonos gubernamentales, considerados el activo refugio por excelencia, ha ido en aumento a medida que los inversores huían despavoridos de las Bolsas, lo cual ha contribuido a la subida de precio de los bonos. Según datos de la compañía de análisis de fondos Morningstar, actualmente, los 10 fondos con mayores rentabilidades en los últimos tres meses son de renta fija. Las revalorizaciones oscilan entre el 5% y el 7,5%. 'Mientras no se resuelvan o se estabilicen las incertidumbres en Latinoamérica, en EE UU y en otros frentes abiertos, no creemos que el mercado se aleje de la deuda de manera masiva', apunta el último informe de estrategia de BSN Banif. Los analistas, no obstante, no descartan la posibilidad de que un próximo repunte de las Bolsas trunque la positiva evolución de la renta fija de los últimos meses, a medida que los inversores vuelvan en masa a invertir en renta variable.

Reembolsos en los fondos de Bolsa

Buena muestra de la actitud de los inversores hacia el mercado de renta fija es la evolución del mercado de fondos. A lo largo del mes de julio, los inversores estadounidenses reembolsaron fondos de Bolsa por valor de 26.900 millones de dólares (unos 27.400 millones de euros). En junio, experimentaron reembolsos netos por primera vez desde el mes de septiembre -después de los atentados terroristas-, esta vez por 18.000 millones de dólares (unos 18.300 millones de euros). La desconfianza hacia los mercados de valores, a raíz de los escándalos contables de numerosas empresas, ha inclinado a los inversores a rotar sus carteras hacia activos de renta fija y, en mayor medida, hacia fondos monetarios.

Europa también ha sufrido la desconfianza hacia la contabilidad de las empresas, aunque es verdad que los inversores en fondos de renta variable, en términos generales, han mantenido sus inversiones, y entre enero y junio se registraron suscripciones por valor de 7.900 millones de euros.

El patrimonio invertido en Europa en fondos de renta variable se encontraba en junio a los niveles del año pasado, en torno al 35% del total. Sin embargo, las pérdidas que alcanzan los fondos de renta variable en los últimos 12 meses son muy elevadas. Las mayores, en términos medios, son las de los fondos de Bolsa internacional, cuyos descensos rozan el 30%. Los fondos de renta fija a largo plazo, entretanto, acumulan la mayor revalorización, superior al 3,5%.

Como en Estados Unidos, la renta fija europea se ha visto beneficiada por la situación de las Bolsas, así como de un entorno macroeconómico relativamente incierto. Además de la influencia que la evolución del bono estadounidense pueda tener sobre los bonos europeos, la contención de la inflación en Europa, sobre todo en países como España y Francia, ha alejado de momento la posibilidad de subidas de tipos de interés en la zona euro -fijados en el 3,25%- y no se descarta incluso una rebaja a finales de este año para impulsar el crecimiento. Recientemente, la Comisión Europea ha rebajado sus expectativas de crecimiento este año para la zona euro a una horquilla comprendida entre el 0,6% y el 0,9%. Las previsiones anteriores fijaban una horquilla entre el 0,7% y el 1%. Tras las declaraciones de la Reserva Federal estadounidense del pasado martes, el rendimiento de los bonos estatales europeos a 10 años cayó a los niveles más bajos de los últimos ocho meses.

Las letras del Tesoro españolas también reflejan la escasa probabilidad de que el BCE opte por elevar los tipos de interés oficiales. En la última subasta, celebrada esta semana, el Tesoro ha rebajado los tipos tanto de las letras a 12 como a 18 meses. En el primer caso se han situado en el 3,289%, frente a un tipo anterior del 3,571%, cifra muy cercana al nivel actual de los tipos oficiales de la zona euro. En el segundo caso, la rentabilidad ha descendido del 3,724% al 3,373%. Estas rebajas perjudican a la renta fija a corto plazo, principalmente a los activos monetarios, que precisamente han sido los que más acogida han tenido en los últimos meses, a pesar del escaso margen de rentabilidad que ofrecen.

El último informe de Ahorro Corporación, correspondiente al mes de julio, cifra en 5.769 millones de euros las suscripciones registradas por los fondos monetarios (Fiamm) en lo que va de año, un 13,2% por encima de los niveles de diciembre. En caso de que los bancos centrales opten finalmente por una rebaja adicional de tipos, el rendimiento de los activos monetarios puede ser todavía menor, si bien es de esperar que un movimiento de estas características estimule la vuelta de los inversores a los mercados de valores. Las ganancias en 12 meses de los Fiamm, del 2,7%, no llegan a superar la inflación interanual.

Récord de impagos en la deuda empresarial

 

 

Al contrario que la deuda estatal, la deuda que emiten las empresas conlleva un cierto grado de riesgo para el inversor, que es mayor cuanto más baja es la calificación de los bonos que las agencias de crédito conceden a las empresas. La deuda empresarial, de hecho, evoluciona más en línea con los mercados de valores que con los bonos estatales, de manera que un empeoramiento de los beneficios de una compañía puede afectar tanto a la evolución de sus acciones como a la de su deuda.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El presente ejercicio está resultando muy positivo para la renta fija estatal, valor refugio por excelencia, pero no tanto para la deuda de empresas. Los escándalos contables de las compañías estadounidenses, la caída de los beneficios y la crisis económica global han sido un pesado lastre para la deuda de las empresas, muchas de las cuales han sufrido rebajas de su calificación crediticia.

 

 

 

 

 

 

 

Algunos de los mayores grupos empresariales europeos, por ejemplo, han visto caer la calificación de su deuda hasta niveles considerados no aptos para la inversión, es decir, lo que comúnmente se conoce como bonos basura. Es el caso de Alcatel, Ericsson o Vivendi.

 

 

 

 

 

 

 

Según el último informe de la agencia de calificación crediticia Standard & Poor's, el número de impagos de deuda en todo el mundo se encontraba a finales del primer semestre de 2002 en niveles récord. Un total de 150 compañías fueron incapaces de hacer frente a sus compromisos de deuda entre enero y junio, más de la mitad de las 216 que suspendieron pagos en todo 2001.

 

 

 

 

 

 

 

El impago hasta junio alcanzó la cifra de 85.000 millones de dólares, frente a un total el año anterior de 117.000 millones. Standard & Poor's estima que esta cifra puede alcanzar 180.000 millones de dólares para final de 2002, aunque espera que el ritmo de suspensión de pagos se modere a medida que avance el año, pues en el segundo trimestre el número de impagados ha sido menor al del primer trimestre.

 

 

 

 

 

 

 

Entre enero y marzo, el mayor número de impagos provino de empresas Argentinas, 36 de un total de 94, tras la suspensión de pagos de la deuda estatal decretada en enero por el Gobierno argentino.

 

 

 

 

 

 

 

A lo largo del segundo trimestre, las suspensiones se han cebado principalmente en las compañías de telecomunicaciones, muchas de las cuales arrastran una deuda enorme, derivada de las inversiones en nuevas tecnologías y licencias en 1999 y 2000. De un total de 56 telecos, 28 suspendieron pagos en el segundo trimestre.

 

 

 

 

 

 

 

'El alto grado de impagos de los últimos años se ha debido a la débil calidad crediticia de los emisores especulativos de finales de los años noventa, así como al pobre clima económico reciente', apuntan en Standard & Poor's. 'Para finales de año, los impagos deberían descender a medida que mejore la calidad crediticia y gracias a una economía relativamente más fuerte'.

 

 

 

 

 

 

 

Esta situación ha impulsado el rendimiento de los bonos de empresas a cotas muy altas, a medida que caían de precio. Al mismo tiempo, la caída del rendimiento de los bonos estatales hasta mínimos ha aumentado el diferencial entre éste y el de los bonos empresariales, hasta tal punto que las emisiones de las compañías se encuentran baratas, a juicio de algunos analistas. Según un estudio publicado por el banco de inversión Merrill Lynch, los bonos corporativos con calificación BBB, considerados la clase más baja de bonos con grado de inversión, sufrieron en julio el peor año de su historia, con pérdidas que duplicaron a aquellas registradas un mes antes. Este mismo estudio calcula que hasta 27.000 millones de dólares en deuda han sido rebajados por las agencias hasta niveles no aptos para invertir.

 

 

 

 

 

 

 

En Europa, según Standard & Poor's, el número de impagos duplicó en julio el de Estados Unidos, hasta alcanzar una cota de 5,11% del total de emisiones.

 

 

 

 

 

 

 

La incertidumbre en torno a la situación financiera de las compañías y la inestabilidad económica han empujado a los inversores fuera del mercado de bonos empresariales, hasta el punto de que las empresas han tenido que elevar considerablemente el rendimiento de sus bonos para atraer financiación.

 

 

 

 

 

 

 

Si se confirma una recuperación y las compañías obtienen de nuevo la confianza de los inversores, la situación de la deuda corporativa puede verse favorecida, tanto como se vean las Bolsas una vez que comience el repunte.

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