_
_
_
_
Divisas

El pesimismo de la Reserva Federal arrastra el dólar a la baja

El dólar cayó ayer a niveles mínimos de dos semanas frente al euro (0,985 unidades por dólar) y de tres semanas frente al yen (116,5 unidades por dólar). Durante el día las caídas fueron mayores, pero logró suavizar la tendencia tras publicarse el dato del aumento de inventarios por parte de las empresas estadounidenses en junio, por segundo mes consecutivo.

Los analistas insistían ayer en que no hay bases que avalen una recuperación de la divisa nipona frente al dólar. La débil recuperación de Japón se basa en el impulso de las exportaciones, un proceso que puede frenarse si el yen se fortalece y la economía estadounidense se desacelera. Otros expertos apuntaban una posible repatriación de fondos procedentes del pago de cupones del Tesoro estadounidense como explicación puntual al repunte del yen.

Lo cierto es que el negativo mensaje que el martes trasladó la Reserva Federal a los mercados sobre las perspectivas de la economía fueron el acicate de la renovada depreciación del dólar. La cotización del dólar ha corrido paralela a la evolución de las Bolsas desde el pasado mes de marzo, y ése fue, precisamente, el foco de atención del equipo que dirige Alan Greenspan.

El pasado martes, la autoridad monetaria reconoció, por un lado, que la caída de los mercados bursátiles, que desde enero acumulan descensos superiores al 20%, ha retraído los planes de inversión de las empresas y el gasto de los consumidores más de lo inicialmente calculado.

Por otro lado, la relevancia dada por la Reserva Federal a este factor implica que las próximas decisiones en política monetaria se verán directamente influidas por la evolución de los mercados bursátiles. Y éstos, a su vez, se ven amenazados por la incertidumbre que generan los graves problemas de contabilidad de las grandes compañías.

'El actual nivel de política monetaria, unido a un crecimiento aún robusto de la productividad, debería ser suficiente para impulsar una mejora del clima empresarial a medio plazo', señalaba la Reserva en su comunicado del martes.

También ayer terminaba el plazo para que las grandes empresas presentaran una declaración jurada sobre sus cuentas de resultados. Y el temor a nuevos escándalos derivados de ese juramento pesó sobre las Bolsas y la divisa estadounidense.

Distancias con Bush

Así las cosas, el foco de atención de la recuperación y de la cotización del dólar pasa inexorablemente por Wall Street, a juicio de la Reserva Federal y de la mayoría de los analistas.

La importancia que Greenspan ha otorgado y otorga a la evolución de los mercados bursátiles contrasta con la fría distancia que mantienen los nuevos responsables económicos de la Casa Blanca con los responsables de Wall Street.

En esta crisis bursátil, el secretario del Tesoro estadounidense, Paul O'Neill, no se reunió con los expertos financieros de Nueva York hasta el pasado mes de julio, cuando la sucesión de escándalos contables hizo inevitable la reunión.

O'Neill volvía a insistir ayer en que la actual crisis bursátil es una herencia recibida de los 'excesos de los noventa' y que la Administración que preside George Bush ha marcado un importante hito al establecer nuevas reglas para el gobierno de las empresas. Según sus propias palabras, la clave para resolver la actual crisis de confianza 'es simple, honestidad de los líderes empresariales'.

Sin embargo, los numerosos vínculos empresariales de diversos miembros del actual Gobierno y los escándalos financieros que han salpicado al propio Bush y a su vicepresidente, Dick Cheney, restan importantes dosis de credibilidad a los mensajes de la Casa Blanca.

Newsletters

Inscríbete para recibir la información económica exclusiva y las noticias financieras más relevantes para ti
¡Apúntate!

Archivado En

_
_