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Tecnología punta para filmar el calamar gigante

En Asturias y con alta tecnología, la empresa española Transglobe compite con las instituciones científicas más prestigiosas en la búsqueda del último mito de las profundidades marinas

El próximo mes de septiembre y durante 13 días de forma ininterrumpida, una empresa española de producciones audiovisuales intentará doblegar uno de los mayores secretos que aún guardan celosamente las profundidades marinas: la filmación de calamares gigantes en su hábitat natural.

Gracias a un dispositivo de tecnología punta, Transglobe, dedicada a la producción de documentales, escudriñará durante casi dos semanas, 24 horas cada día, todos los movimientos que se produzca en la sima conocida como Caldero de Carrandi, a 35 millas de la costa asturiana, frente a Gijón. La productora ha diseñado un complejo dispositivo tecnológico que será instalando en la superficie de la sima.

Se trata de una boya a la que se fijará un equipo de registro de imágenes, sensores de posicionamiento y localización, un equipo de iluminación y distintos dispositivos electrónicos, olfativos y lumínicos de atracción para este tipo de cefalópodos.

En Transglobe están convencidos de que este equipamiento les permitirá filmar cualquier movimiento de seres vivos que se produzca entre los 400 y los 1.500 metros de profundidad en la sima de Carrandi.

La apuesta de Transglobe por Asturias no es caprichosa. En este punto del mapa y durante los últimos 15 años, barcos de pesca han capturado muertos o moribundos siete ejemplares de calamar gigante de hasta dos metros y de 147 kilos de peso.

La empresa española no está sola en la carrera por filmar vivo al mayor de los cefalópodos conocidos. Desde 1996 se han multiplicado en todo el mundo los esfuerzos de científicos, tecnólogos y cineastas documentalistas con el objetivo de obtener las primeras imágenes de un calamar gigante vivo en su medio natural. Prestigiosas instituciones como la Smithsonian Institution de Washington, la National Geographic Society o la National Geographic Televisión han promovido expediciones que, hasta la fecha, han terminado en fracaso.

La leyenda de este monstruo de los abismos que hunde barcos es ancestral entre los marineros, pero adquirió la categoría de mito con la ayuda de Julio Verne, que convirtió al calamar gigante en uno de los protagonistas de 20.000 leguas de viaje submarino.

El escaso conocimiento científico nos indica que estos cefalópodos son los mayores invertebrados vivientes (se han encontrado evidencias de algún ejemplar que tenía 20 metros de longitud) y constituyen el alimento de depredadores de gran tamaño, especialmente de los cachalotes. A pesar de la dificultad para filmarlos vivos, dada la profundidad en la que viven, se considera que es una especie común en buena parte de los océanos.

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