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Dificultades

Babcock segregará la filial española y la integrará con los negocios rentables

Cuatro directivos de primer nivel de la multinacional germana trabajan en un plan de viabilidad que deben entregar antes del próximo 31 de agosto al administrador judicial designado por el juez para gestionar la suspensión de pagos. En los diseños iniciales, la filial española sería segregada del actual grupo y traspasada a una nueva corporación que integraría a los negocios rentables de Borsig, aquellos que pueden solventar con éxito la difícil situación que afecta a toda la estructura del holding. Hasta ahora, 34 de sus filiales en el mundo han presentado también la suspensión de pagos, la última de ellas, la participada en Austria.

Portavoces de la antigua Babcock & Wilcox aseguraron ayer 'que no existe riesgo de suspensión de pagos en la filial española'. Lo cierto es que sus gestores, para buscar salidas, han solicitado el apoyo de SEPI, que firmó la privatización de la compañía hace menos de nueve meses, el 24 de octubre del año pasado. Tras un larguísimo proceso de venta, para una empresa que había costado al Estado más de 1.009 millones en continuos ajustes que dejaron 4.800 empleos en el camino, Borsig pagó 45 millones, además de los compromisos de realizar inversiones por 135,23 millones y del mantenimiento de la plantilla de 673 personas durante cinco años.

Responsables de Babcock Borsig España y de la SEPI se han reunido esta semana con dos grupos que resultan fundamentales para su futuro. El primero de ellos, Caja Madrid, que figura como avalista en más de la mitad de los contratos de la empresa con sede en Galindo (Vizcaya). Las garantías financieras son fundamentales para los clientes de la industria de bienes de equipo, por la cuantía económica de los pedidos y los largos plazos de entrega, de ahí que la figura de Caja Madrid sea clave en estos momentos.

La entidad presidida por Miguel Blesa ha garantizado de momento su continuidad como avalista. Otro de los bancos de referencia de la compañía vasca es Banesto.

Babcock Borsig España y la SEPI también han contactado estos días con Endesa. La empresa de bienes de equipo ha reconocido que no ha conseguido la firma definitiva para la adjudicación de dos contratos por un total de 240 millones con la eléctrica, que se ha limitado a entregar una carta de intención de pedido. Los proyectos consisten en la construcción de dos ciclos combinados para Endesa, uno en Gran Canaria y otro en Mallorca. La eléctrica, ante la crisis de Borsig, ha ralentizado la adjudicación, para cuya consecución el grupo germano había formado equipo con sus rivales Duro Felguera y General Electric.

Denuncia de UGT

Desde la central UGT se ha pedido que esos contratos sean competencia directa de la filial española, porque el proyecto se gestiona desde Alemania, donde una treintena de ingenieros trabajan en exclusiva para esos posibles pedidos. UGT ha reclamado el traslado de estos profesionales a Galindo, ya que denuncia que la sociedad vasca no ha recibido ninguna transferencia tecnológica, que era una de las condiciones de la privatización, y sólo tiene carga de trabajo para los talleres, que tienen ocupación para año y medio.

Todas estas circunstancias pudieran provocar cambios en la dirección de la filial española. La gestión de los últimos años en la multinacional Borsig, presidida por Klaus Lederer, quien firmó la compra de la antigua Babcock a la SEPI, ahora presidida por Ignacio Ruiz-Jarabo, está siendo muy criticada en Alemania incluso por el propio canciller Gerhard Schröder.

Próximamente, miembros de SEPI se desplazarán a Alemania para entrevistarse con el administrador de la suspensión de pagos.

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