La inestabilidad política de América Latina amenaza la recuperación
La crisis política es evidente en América Latina. Sus repercusiones económicas se materializan en una reducción de las previsiones de crecimiento económico, que ahora son de un máximo del 0,5%, según las estimaciones de la Comisión Económica de Naciones Unidas para América Latina y el Caribe (Cepal). Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, México, Perú, Uruguay y Venezuela atraviesan crisis políticas que ponen en peligro su gobernabilidad y alejan las inversiones de la región.
Las perspectivas de la Cepal de inversión directa extranjera en América Latina para 2002 son de una caída del 30%, hasta los 56.000 millones de dólares (56.600 millones de euros).
El presidente argentino, Eduardo Duhalde, no encuentra un candidato en su partido para las elecciones de marzo de 2003. El rechazo del gobernador de Santa Fe, Carlos Reutemann, ha hundido las esperanzas del peronismo.
Las previsiones económicas para Argentina son, como mínimo, de una contracción del 12%; en el primer trimestre, el PIB se contrajo un 16,3%. Por otra parte, las constantes resoluciones de la Corte Suprema, amparando a los ahorradores a retirar sus depósitos de los bancos, ponen en peligro la viabilidad del canje voluntario de pasivos por bonos, la solución articulada por el Gobierno de la Casa Rosada para levantar el corralito financiero.
Uruguay es la única víctima que los analistas reconocen como efecto directo de la recesión argentina. El presidente, Jorge Batlle, se vio obligado la semana pasada a presentar un proyecto de ley que reconoce exoneraciones y reducciones de impuestos para la construcción, que en el primer trimestre se contrajo un 14%. El paro alcanza el récord histórico del 15,6% y el Gobierno se ve en la obligación de recortar el gasto público para llegar a la meta de déficit del 2,5%, exigida por el Fondo Monetario Internacional (FMI). La popularidad de Batlle es del 19%.
Negociación con el FMI
Paraguay afronta un retraso en el pago de los servicios de la deuda de 18 millones de dólares (18,2 millones de euros) y una caída crónica del intercambio comercial con los socios del Mercosur. Una misión del FMI se encuentra ya en Asunción para ultimar los detalles de crédito inicial de 60 millones de dólares (60,6 millones de euros).
Bolivia arrastra cuatro años de crisis económica, que se refleja en el escaso entusiasmo por la política. El ganador de las elecciones del pasado 30 de junio, Gonzalo Sánchez de Lozada, sólo cuenta con el 22,4% de los votos y ningún partido está dispuesto a respaldarle, lo que pone en peligro la gobernabilidad.
Brasil arrastra en su camino a las elecciones de octubre una enorme incertidumbre sobre su capacidad para hacer frente a la deuda. La cotización del real frente al dólar se ha desplomado y roza el peor valor de sus ocho años de historia, con un cambio de 2,8 unidades por dólar. La moneda acumula una depreciación del 21% en seis semanas.
La vinculación de gran parte de la deuda interna brasileña al tipo de cambio y la subida de cinco puntos porcentuales en el rendimiento de los bonos en el mercado extranjero complican la capacidad del Gobierno para hacer frente a sus obligaciones, más allá de las especulaciones sobre una eventual victoria del candidato de izquierdas Luis Inazio Lula da Silva.
Por encima del Cono Sur, la situación tampoco permite el optimismo. Colombia está al borde de una guerra civil, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) han ordenado la ejecución de todos los gobernadores que se han negado a dimitir.
El nuevo presidente, Álvaro Uribe, no encuentra financiación para su prometida 'mano dura' contra la guerrilla. Las previsiones oficiales de PIB son del 1,5%, insuficientes para generar empleo. El 60% de la población es pobre, mientras que el 20% de los hogares concentra el 53% del ingreso nacional.
El presidente peruano, Alejandro Toledo, ha visto cómo la imposibilidad para atajar la pobreza ha provocado que su popularidad haya caído al 16%. Más de la mitad de los peruanos viven en la pobreza.
Toledo, en un intento de recobrar el favor social, ha forzado la dimisión de los dos ministros más discutidos, el primer ministro, Roberto Dañino, y el titular de Economía, Pedro Pablo Kuzcynski. Los remplazan Javier Silva en Economía y Luis Solari en el Consejo de Ministros, dos políticos moderados pero alejados de Washington.