Tormenta perfecta
Demasiadas noticias negativas en una semana. Santiago Satrústegui se pregunta si no estaremos viviendo la 'crisis perfecta'. El inversor deberá tener en cuenta que es importante, pero no la definitiva
En el mes de octubre del año 1981 se produjo en la costa atlántica de los Estados Unidos un temporal de tan importantes dimensiones que fue bautizado con el nombre de la tormenta perfecta y con posterioridad inspiró varios libros y una película especialmente recomendada para las admiradoras de George Clooney.
Una de las características más curiosas de este espectacular maremoto es que ninguno de los muchos sistemas de detección existentes fue capaz de anticipar lo que iba a suceder, a pesar de que en los momentos más álgidos del mismo se produjeron las circunstancias óptimas para que el fenómeno superara en intensidad a cualquiera de los anteriores.
Como segunda curiosidad, de la misma manera que sólo se pudo explicar a posteriori cómo se había formado el ciclón, las causas de su desaparición son todavía desconocidas para los científicos. Simplemente se recuerda que todo quedó convertido en una tormenta tropical que se desvaneció en poco tiempo.
Aunque no lo cuentan ni los libros ni la película, me imagino que en los días posteriores, muy afectados emocionalmente por las pérdidas sufridas y por los riesgos experimentados, pocos fueron los barcos que salieron a navegar. Es posible que algún marinero dejara esos días la profesión, pero al poco tiempo la navegación volvió a los niveles de actividad normales. A pesar del nombre, la tormenta perfecta no es hoy más que una tormenta más de las muchas que se recuerdan.
La primera ley de Murphy dice que 'todo lo que es susceptible de empeorar, empeorará' y de hecho, esta máxima se ha venido cumpliendo rigurosamente en los mercados financieros en los últimos meses. No es fácil juntar en una semana tantas noticias negativas como las que estamos padeciendo: crisis económica, beneficios empresariales a la baja, contexto político internacional inestable, debilidad máxima en Argentina, riesgos en Brasil, escándalos contables...
¿Estaremos viviendo la crisis perfecta?
Yo creo que la crisis perfecta no existe si miramos el mercado con suficiente perspectiva. Hay crisis importantes, seguro que ésta es una de las buenas, y en todas ellas los que las viven experimentan la misma sensación de algo único e irrepetible, porque el miedo por definición se produce respecto a lo que desconocemos y nunca respecto de algo conocido o controlable.
Igual que el fin del mundo sólo sucederá una vez, para poder alcanzar esa categoría la crisis perfecta debería ser irrepetible y en esas circunstancias el porcentaje de inversión que tenga estos días una cartera en renta variable pasaría a ser irrelevante.
Si asumimos que esta crisis no es la definitiva, los niveles de deterioro alcanzados por las cotizaciones empiezan a convertirse en verdaderas oportunidades de compra, pero sólo será posible verlo separándonos lo suficiente del mercado como para que las emociones que provoca no nos afecten.
Que los astros financieros se están alineando es solamente un hecho estadístico, y dependiendo de cómo enfoque cada inversor este momento, pasado un tiempo se acordará de estas semanas como las de la peor crisis que ha padecido o como las de su mejor oportunidad de compra.