Aznar cierra la presidencia europea con una cumbre de mínimos
La cita de Sevilla ni siquiera fue melancólica, como temía Aznar, sino simplemente anodina y aburrida. La falta absoluta de avances en el proceso de negociación para la ampliación de la UE, que era el principal objetivo al inicio de la presidencia española, se diluyó con una propuesta de política europea común de inmigración y asilo que ya había sido esbozada en Tampere (Finlandia) en 1999. El plan supone un paso más en el proceso de cierre de fronteras de Europa iniciado ya a título particular por algunos países como Italia o Dinamarca. Aznar concluyó el semestre con un Consejo de mínimos que pone el colofón a seis meses de presidencia renqueante.
El presidente José María Aznar resumió los logros del Consejo de Sevilla diciendo que se han dado 'pasos importantes ' en materia de inmigración y 'pasos decisivos' en la ampliación. Un balance modesto si se tiene en cuenta que buena parte de la propuesta sobre inmigración ya fue esbozada en la cumbre de Tampere (Finlandia) en 1999, como recordó el presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi.
En cuanto a la ampliación, el Consejo de Sevilla despachó el asunto en apenas 15 minutos y el ministro de Exteriores, Josep Piqué, dijo que 'afortunadamente, no hubo debate' al respecto.
Aznar presentó su resumen del Consejo con un discurso escueto, porque la rueda de prensa final iba con una hora de retraso y Aznar debía ejercer de anfitrión a los dignatarios de los países candidatos a la adhesión a la UE.
Mientras los líderes de Europa del Este esperaban, Aznar declaraba que no estaba 'todo lo contento que podría estar, pero no por el Consejo, sino por razones deportivas'. Prodi se solidarizó de inmediato diciendo que 'hemos compartido problemas y soluciones, y también la derrota frente a Corea'.
Aunque hay evidentes dudas al respecto, ambos se mostraron convencidos de que el calendario para la ampliación de la UE podrá cumplirse. Aznar afirmó que 'el objetivo de concluir las negociaciones a finales de 2002 está al alcance de nuestra mano'. Prodi añadió que 'no se cambia un ápice del calendario de ampliación'. Sin embargo, reconoció que 'el capítulo agrícola es delicado' y que en la cumbre de Copenhague, en diciembre, 'habrá que adelantar mucho'.
Minutos antes, el canciller alemán, Gerhard Schröder, había declarado que su país no estará listo para negociar el capítulo de ayudas agrícolas hasta que se forme el nuevo Gobierno, tras las elecciones de septiembre. Y ello dificulta el cumplimiento de los plazos.
La propia Comisión y el presidente del Parlamento Europeo, Pat Cox, habían fijado la próxima cumbre de Bruselas, el 25 de octubre, como plazo límite para cerrar la posición negociadora de los Quince sobre Agricultura. De no ser así, advertían, todo el proceso puede derrapar.
Aplazamiento alemán
Schröder ha conseguido que las conclusiones del Consejo alarguen hasta 'primeros de noviembre' ese plazo inicial. Alemania exige que la ampliación se vea acompañada de una reforma de la Política Agrícola Común (PAC), que ahora absorbe la mitad del presupuesto comunitario (que asciende a 90.000 millones de euros al año). Suecia, también en período electoral, Reino Unido y Holanda mantienen objeciones similares.
El presidente francés, Jacques Chirac, pidió comprensión con su vecino germano. 'Debemos entender que Alemania tiene elecciones', afirmó el líder francés, quien se mostró convencido de que al final se superará el escollo agrícola.
En Sevilla se ha llegado a especular, insistentemente incluso, con un retraso en la celebración de la cumbre de Bruselas, donde se nombrará oficialmente a los candidatos que los Quince consideran preparados para ingresar en la UE.
El calendario oficial prevé que se culmine la negociación con 10 países este año (incluidos los aspectos financieros) para que en 2003 puedan redactarse y firmarse los tratados (que deben ser ratificados por los respectivos parlamentos). Si esto se cumple, los nuevos miembros podrían participar con pleno derecho en las elecciones al Parlamento Europeo de 2004.
Las dificultades en este capítulo han llevado a la presidencia española a centrar la Cumbre de Sevilla en la búsqueda de una política común de inmigración y asilo que tuvo que moderar para lograr el apoyo de los Quince.
Las propuestas iniciales habían generado recelo en países como Francia, Suecia, Luxemburgo y Finlandia. Anna Lindh, titular sueca de Exteriores, adujo que la forma de luchar contra la inmigración ilegal no es crear una 'fortaleza europea', sino dar más ayuda al desarrollo de los países más pobres. Aznar declaró que 'todo el debate sobre la Europa fortaleza le parece absurdo. Queremos acoger inmigrantes pero sobre la base de la legalidad'.
La propuesta secundada por el Consejo de Sevilla opta por incluir una cláusula sobre política migratoria en todos los nuevos acuerdos de cooperación que firmen la UE y sus estados miembros.
Los Quince entregarán ayuda técnica y financiera a los países terceros de origen o tránsito de inmigrantes para frenar la inmigración irregular. Además, establecerán un sistema de supervisión permanente sobre el cumplimiento de los compromisos en esta materia. Si un país los incumple de manera reiterada, los socios de la UE decidirán 'por unanimidad' la adopción de 'medidas' de respuesta. El plan incluye también una armonización de las políticas de asilo y una mayor coordinación en la gestión de las fronteras exteriores (aunque sin policía de fronteras común).
El debate para la elección de un presidente de la UE, aplazado
Los líderes comunitarios se han conformado con aprobar las reformas administrativas más urgentes para agilizar el funcionamiento de la UE, aplazando hasta la cumbre de diciembre las transformaciones de más calado.
Francia impidió que avanzase el plan español para eliminar el derecho de veto en las cumbres europeas. El presidente del Gobierno, José María Aznar, se mostró satisfecho, no obstante, porque 'hemos acordado iniciar el debate sobre la presidencia del Consejo'. Aznar aboga, junto a Jacques Chirac y Tony Blair, por la designación de un presidente quinquenal, elegido entre los antiguos primeros ministros, que represente a la UE.
Convención
Valéry Giscard D'Estaing, presidente de la Convención Europea para la Reforma Institucional, se mantuvo neutral en este punto. 'Todas las contribuciones son útiles', afirmó. D'Estaing cuestionó de modo abierto, en cambio, la rotación semestral de las presidencias. 'Limita mucho la eficacia de la UE'. A propuesta del secretario general Javier Solana, los Quince acordaron coordinar la labor de las presidencias mediante 'programas estratégicos a tres años vista'.
Las cumbres, que desde 2004 se celebrarán en Bruselas, perderán boato y se centrarán en marcar orientaciones generales a los consejos ministeriales. Estas reuniones también se simplifacarán. De las 16 actuales, se pasará a nueve, y cada Estado podrá enviar el representante que considere más adecuado.