El año de Iberia
En su primer año en Bolsa, la aerolínea ha conocido una huelga de pilotos y una aguda crisis en su sector tras los atentados del pasado 11 de septiembre. Sin embargo, los primeros meses de 2002 han permitido generar el suficiente negocio para que los responsables de la compañía anunciasen en la última junta general de accionistas, celebrada el pasado 6 de junio, que los resultados de este ejercicio "serán los mejores desde 1998", año récord en términos de beneficio en la historia del grupo, con unas ganancias de 319 millones de euros. Entre enero y abril, la aerolínea ha ganado 12 millones de euros, frente a unas pérdidas de 45 millones en el mismo periodo del año anterior.
Entre las recetas que han propiciado este vuelco de los resultados, destaca el drástico recorte de gastos conseguido por el plan de ajuste puesto en marcha a partir del 11 de septiembre, que incluyó un expediente de regulación de empleo y la paulatina mejora del mercado de pasajeros en el sector aéreo. En este contexto favorable, Iberia ha decidido suavizar el bloqueo al plan de expansión previo al 11-S. En concreto, incorporará cinco de los 17 nuevos aviones cuya entrega había paralizado y ha alcanzado un acuerdo con Swiss Air para comprar dos unidades del nuevo modelo más grande de Airbus, el A-340-600, a las que ha renunciado el operador suizo.
La compañía presidida por Xabier Irala ha mantenido una tendencia al alza en la cotización respecto al precio de salida, que dibuja en los gráficos chartistas una curva persistentemente alcista con una revalorización del 63% desde el precio para minoristas de 1,19 euros con que salió a cotizar el pasado tres de abril de 2001, hasta los 1,94 euros con que cerró ayer, aupada por las expectativas de ser el próximo nuevo inquilino del Ibex a partir del 1 de julio de 2002. Superando, de esta manera el descenso del 27% en su cotización tras el ataque a las torres gemelas.
A juicio de Irala, "una de las claves de la actual situación de Iberia es que hemos sabido reaccionar rápidamente y con flexibilidad ante una situación verdaderamente difícil", planteada por los atentados contra Estados Unidos. En este sentido, el presidente de la compañía de bandera ha opinado en repetidas ocasiones que el expediente de regulación de empleo (ERE) aplicado entre los trabajadores de la compañía, "que ha sido voluntario, fue una pieza clave, ya que nos ha permitido reducir la plantilla en un 11%". Irala ya anunció ayer que la entrada en el Ibex suponía "un reconocimiento del mercado a la positiva evolución de la compañía, sobre todo teniendo en cuenta el entorno y como está el resto de la industria".
Respecto a la intención de la compañía de ampliar negocio, su presidente ha puntualizado que aunque la aerolínea no contempla acometer fusiones a corto plazo, "seguiremos con las actuales alianzas comerciales que tenemos y, en concreto, consolidando la alianza con British Airways".
El pasaporte para entrar en el Ibex
Para la entrada de Iberia se han tenido en cuenta las nuevas normas de ponderación en el Ibex 35, que son efectivas desde julio de 2001. Entre ellas, está el capital flotante o 'free float', es decir, el capital susceptible de compra-venta inmediata de cada empresa. El Comité Asesor Técnico también tiene en cuenta, entre otros factores, el sector (hasta ahora no había ninguna aerolínea en el índice), la liquidez computada entre el 1 de enero y el 31 de mayo y el volumen de contratación, así como la calidad de la negociación. Esto último implica que no hayan sido contratados por un único miembro del mercado en pocas sesiones o como consecuencia de operaciones que hayan conllevado un cambio en el accionariado de la compañía.