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Gestión

æpermil;xodo en las tecnológicas

El pinchazo de la burbuja tecnológica ha forzado el fin de la carrera de un buen número de ejecutivos de empresas de telecomunicaciones y alta tecnología

En el inicio de la burbuja tecnológica brillaban con luz propia. Audaces, revolucionarios, con un punto de provocación y vanidad impusieron una forma de hacer negocios que dejó a la que se empezó a llamar vieja economía en una patente desventaja en las preferencias de los inversores. En el pico de esta tecnoilusión, Priceline.com, una empresa en Internet que vendía entre otras cosas billetes de avión y que llegó a tener una capitalización bursátil superior a la de algunas aerolíneas. Pero la burbuja explotó sin que muchas de las empresas que dirigían llegaran al umbral de sus aspiraciones y aquellos ejecutivos empezaron a ver como el precio de sus acciones se desplomaba y tenían que arreglárselas con números rojos para ajustar plantillas sobredimensionadas. Con la parálisis de la inversión en tecnología, al éxodo de trabajadores (ingenieros e informáticos atraídos con fuertes sueldos y expectativas de empleo) se suma el de sus ejecutivos.

Coincidiendo con la recesión, que se ha cebado duramente con las compañías tecnológicas, altos ejecutivos de empresas fabricantes de ordenadores, Internet, compañías de cable y operadoras han dejado sus puestos o han anunciado hacerlo desde principio de esta corta década. La salida más reciente es la que se anunció el jueves por parte de AT&T. Charles Noski, financiero de la empresa, la dejará en el momento en que se complete la fusión de su división de cable como Comcast. En la lista están Bernard Ebbers, de Worldcom; Gerald Levin, de AOL Time Warner; Ed Zander, de Sun Microsystems; Rick Belluzo, de Microsoft; Lou Gerstner, de IBM, y Henry Schacht, de Lucent. Aunque cada uno lo ha hecho por razones distintas, hay algunos puntos comunes, la coincidencia en el tiempo de este éxodo, que ya se venía gestando desde 2000, hace pensar a algunos analistas del sector que se está produciendo 'una maduración lo que a su vez da lugar a lo lógicos ajustes '.

Uno de estos puntos es la drástica caída de las expectativas de negocio de un sector completo de la actividad. Es el caso del comercio electrónico entre empresas (B2B), cuyas expectativas eran mayores de lo que luego sobre el papel se está produciendo. Así, Commerce One, creada al calor de las expectativas de la explosión del negocio del comercio electrónico mayorista ha sufrido un duro revés. Este mes la empresa renovó su cúpula directiva al irse de sus puestos el presidente, Dennis Jones, y el financiero, Peter Pervere. El puesto de Jones no se prevé que sea cubierto. En el comunicado se mencionaba pero sin relacionarlo con la salida, 'el mal momento actual'.

El segundo de los puntos en coincidencia es la disparidad de criterios a la hora de gestionar las empresas que en muchos casos han sido creadas por ejecutivos de una arrolladora personalidad que forma parte de la identidad corporativa. El caso más reciente es el de Rick Belluzo, director general de Microsoft, quien admitió en su reciente partida, el pasado mes de abril, que no podía trabajar con los dos cabezas de la compañía, Bill Gates y Steve Ballmer, especialmente con este último.

La gestión de la crisis o del escenario tras la crisis ha sido también determinante para tensar la cuerda en el caso de Edward Zander, presidente ejecutivo de Sun Microsystems. Este ejecutivo de 55 años dejará su puesto en julio, para sorpresa de analistas e inversores, y será reemplazado por Scott McNealy, su presidente y consejero delegado. Mike Lehman, financiero de Sun, deja también la empresa. Aunque la salida de éstos estaba prevista, Zander había planteado continuar en el puesto a condición de llevar la estrategia de la compañía, algo a lo que McNealy se opuso. Las proyecciones de futuro que el propio Lehman presentó el pasado jueves sobre el retorno a la rentabilidad en este mismo trimestre no han convencido a los ya muy escépticos analistas, que ven como ni siquiera una perspectiva mejor detiene el éxodo.

Pero a la vez, entre algunas de las razones esgrimidas en la partida entre los especialistas de recursos humanos se destaca que esta actitud es comprensible y esperada porque muchos de ellos han perdido credibilidad o 'están quemados', explica Kim Cameron, profesor de recursos humanos de la Universidad de Michigan a CNet.

Según este especialista, ya no se trata de que el valor en Bolsa se haya evaporado, sino que cuando se tiene que acudir además a reestructuraciones de plantilla, 'la moral decae y uno se pregunta si es necesario para la empresa que siga en su puesto'. El primer caso es el de Ebbers, quien presentó su dimisión a la cabeza de Worldcom a finales de abril después de que se abriese una investigación por la SEC (regulador de los mercados) por unos créditos personales de 398,94 millones de euros. La empresa vale en Bolsa ahora un 90% menos que a principios de año. También es el caso de Schacht, quien tras una sucesión de planes de reestructuración de la compañía, que ha perdido más de la mitad de su plantilla, dejó su puesto a Patricia Russo, o el de Gerald Levin, quien de protagonizar la compra de Time Warner por AOL se ha quedado sin proyecto a la sombra de la empresa de medios.

La difícil tarea del reemplazo

 

Cuando la operadora telefónica AT&T anunció el pasado jueves que el director financiero Charles Noski dejará la compañía tan pronto como se complete la fusión de su división de cable con Comcast, en esta notificación no venía incluido el nombre del sustituto, aunque la telefónica ha dicho que ya ha empezado la búsqueda de su reemplazo.

 

 

 

 

 

 

 

No siempre las empresas están sustituyendo a los ejecutivos que se van y en muchos casos otros gestores están aceptando las responsabilidades como en el caso de Sun. Y es que, en ocasiones, encontrar el perfil adecuado para una empresa de alta tecnología no es fácil. Ya era difícil a principios de 2000 cuando todavía florecían negocios como el de Covisint, la plataforma de compras de piezas de automoción en la Red puesta en marcha por las grandes automovilísticas. Entonces, costó un año poner a alguien al frente de la compañía. Finalmente los fabricantes de Detroit se pusieron de acuerdo con la persona de Kevin English, proveniente del Credit Suisse First Boston, pero no fue fácil encontrar a la persona indicada, según fuentes de la industria.

 

 

 

Ahora las cosas están aun más complicadas porque en muchos casos las empresas a las que hay que poner dirección están sin rumbo fijo, con una cotización por los suelos y en estos momentos más que nunca, en EE UU, la cuna de este tipo de empresas, se está sufriendo la crisis de confianza que han generado casos como el de la eléctrica Enron, la operadora de cable de fibra óptica Global Crossing, Qwest y más recientemente la empresa de cable Adelphia, a punto de ser expulsada del Nasdaq. En el punto de mira está la contabilidad creativa de la que tanto ha abusado estas empresas.

 

 

 

Expertos en estrategia como John Challenger, de la consultora Challenger, Gray & Christmas, aseguran creer que va a haber más investigaciones, por lo que muchos directivos prefieren marcharse 'para no ser parte de ello'. En estas circunstancias, sustituir es todo un reto.

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