La música ilegal busca dinero
Kazaa, Morpheus y otros descendientes de Napster buscan cómo convertirse en negocios legítimos y rentables. No es fácil
Cuando el pasado julio Napster echó el cierre e inició su andadura hacia la legalidad de la mano de Bertelsmann, la industria discográfica pensó que su pesadilla cibernética había acabado, pero, en realidad, no había hecho más que comenzar. Los sustitutos de Napster se han multiplicado pero, lo que es más grave, ninguno de los servicios de pago creados por los gigantes del disco para ofrecer una opción legal para la compra de música en línea como PressPlay (Sony y Vivendi) o MusicNet (Sony, Bertelsmann y AOL Time Warner) logran convencer a los usuarios, que siguen prefiriendo acudir a Kazaa, Morpheus, Audiogalaxy, Limeware o algún descendiente de Napster.
Cualquiera de estos sistemas está más perseguido que Al Capone (Morpheus tiene interpuestas 29 denuncias de distintas empresas), y quizás también haya que esperar a investigar sus asuntos fiscales para conseguir meterlos en la cárcel como sucedió con el gángster, pues la nueva tecnología que se utiliza, al contrario que la de Napster, no necesita de un ordenador central para ofrecer sus servicios. Su sistema permite el intercambio directo de ordenador a ordenador, de usuario a usuario, lo que se denomina en la jerga técnica peer to peer o P2P. El hecho de que estas empresas sólo distribuyan el programa que hace posible los intercambios, dificulta su inculpación por delitos de piratería. La justicia tiene la última palabra pero los autores, productores y distribuidores de la música y el cine esperan que las autoridades sean implacables. 'La situación no se va a resolver persiguiendo a los usuarios. Las autoridades deben ser duras con los responsables que hacen funcionar estos servicios y propician el uso y la distribución de copias ilegales, que están poniendo en peligro el futuro de la industria discográfica europea', opina Mark Mulligan, analista de Jupiter MMXI.
Para complicar aún más las cosas, Sharman Networks, la misteriosa empresa que compró Kazaa (78 millones de copias descargadas de Internet y 1,8 de usuarios activos a día de hoy) a sus fundadores holandeses a principios de este año, ha anunciado un acuerdo con Brilliant Digital Entertainment para poner en marcha un servicio de venta de productos a través de su red. El sistema, llamado Altnet, también está rodeado de escándalos que rozan la ilegalidad.
Los usuarios se indignaron al conocer que desde principios de año todo aquel que se hubiese descargado Kazaa se había instalado de paso y sin su consentimiento el programa Altnet. Brilliant Digital Entertainment corrió para aclarar que el programa no estaba activo y que para hacerlo funcionar se iba a solicitar la autorización del usuario. Pero a pesar de las excusas y miles de explicaciones, la idea de que Sharman estaba traficando con los datos de sus usuarios y permitiendo que otras empresas se colasen en los ordenadores para enviar publicidad no solicitada se extendió entre sus usuarios.
Finalmente, el anuncio de esta semana parece poner luz en el asunto. El sistema Altnet, que empezará a funcionar de manera experimental el lunes con algunos de los usuarios, los de ordenadores de mayor potencia, añadirá a los resultados de los 120 millones de búsquedas diarias de Kazaa conexiones a contenidos de pago relacionados con lo que el usuario está buscando. Los usuarios que acepten activar Altnet se verán beneficiados con descuentos, puntos u ofertas especiales de todo tipo de productos y servicios.
Altnet abre un camino que resulta especialmente atractivo para los sitios ilegales. Por un lado, es una fuente de ingresos en un negocio que hasta ahora no obtenía ninguna rentabilidad. Tanto es así que los problemas financieros han puesto en situaciones muy difíciles a algunos de ellos. StreamCast, gestor de Morpheus, vio cómo su sistema, que utilizaba el software de Kazaa, era bloqueado por no pagar sus correspondientes licencias. Finalmente, la compañía ha cambiado de proveedor y ha decidido usar el software de Gnutella.
Por otro lado, Altnet puede significar el puente hacia la legalidad, una oportunidad para que las discográficas se fijen en un sistema como una vía efectiva de promoción de sus discos o de cualquier otro contenido. Pero el mercado no lo mira con tan buenos ojos. 'Kazaa tiene demasiados asuntos pendientes con la justicia, no sólo por las denuncias de los sellos, también en el pago de impuestos. Vive en un conflicto que va a hacer muy difícil su transformación en un negocio legítimo', asegura Mulligan. Como detalle de la extraña situación de Kazaa se puede decir que la compañía tiene registrada su sede oficial en Vanuato, un archipiélago del sur del Pacífico, conocida por su ligera política fiscal.
Además, los antecedentes tampoco son muy alentadores. La transición hacia la legalidad de Napster le ha valido la bancarrota, de la que le ha salvado Bertelsmann, que ha terminado comprándola por sólo ocho millones de dólares, para usar su software en otros proyectos. MP3, comprada por Vivendi Universal, tampoco está obteniendo los resultados deseados. 'Nadie sabe cuál va a ser la fórmula correcta para vender música por Internet', comenta Álvaro Rebollo, jefe de proyecto de BMG Online, que cree que los sistemas de pago que permiten escuchar la música en línea pero no copiarla indefinidamente en un ordenador tienen mucho camino por recorrer.
'La servicios de suscripción convencerán al usuario cuando se puedan escuchar en otros aparatos aparte del ordenador, sea más fácil utilizarlos y tengan más variedad en la oferta. Estos servicios van a tener que demostrar su valor, que está en su calidad, pues son más rápidos y seguros que los piratas donde se cuelan virus y no hay ninguna garantía de lo que pasa con sus datos', añade.
Las prácticas de Kazaa han alertado a los usuarios, que quizás empiezan a mirar con mayor desconfianza este tipo de servicios. Como guinda, esta semana se ha detectado un virus que ha afectado a gran parte de sus usuarios.
La esperanza de las terceras partes neutrales
Nadie se atreve a predecir cómo evolucionará la venta de música en la Red, pero hay una corriente de opinión que defiende que las discográficas están asumiendo unas labores que no les corresponden, especialmente en la distribución, un negocio que en el mundo físico está claramente diferenciado de sus actividades de captación y promoción de artistas.
Así, pocos analistas creen en la conversión de los sistemas piratas, pero, sin embargo, hay una gran esperanza puesta en los llamados integradores de contenidos: empresas neutrales que aúnan los álbumes de los distintos sellos (o las películas de distintas productoras) y que, a su vez, sirven de proveedor a las tiendas que comercializan estos contenidos.
Estos agregadores ayudan a resolver el gran problema actual de los servicios de pago que se nutren exclusivamente de la oferta de sus accionistas y no pueden competir con la variedad de canciones de un sistema pirata. Mulligan defiende que el futuro pasa porque las grandes de la música autoricen a terceras partes la participación en la cadena de comercialización. En Reino Unido, Tornado, DX3 o OD2 están iniciándose en este negocio de la agregación de canciones con bastante éxito.
'Si la industria musical en Europa no es capaz de reaccionar y permitir un uso más flexible de sus derechos no será capaz de cortar las alas de los sistemas piratas', asegura Mulligan, que también cree que es muy importante que lleguen a acuerdos con los proveedores de servicios para conseguir más ancho de banda o incluirse en sus servicios de alta velocidad.
En este sentido, Terra ha puesto en marcha esta semana Radio Terra, un servicio para los usuarios de ADSL que permite escuchar 30.0000 canciones al año BMG, Emi Recorded Music, Zouma Records y Astro. 'Hemos puesto ciertas limitaciones a la interactividad. No se puede elegir una canción ni se anuncia cuál será la siguiente que se emitirá', puntualiza Rebollo, de BMG OnLine.