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Sector exterior

España financia con capitales europeos sus inversiones extranjeras

El fuerte proceso de internacionalización de la economía española, que ha situado a nuestro país como el sexto inversor mundial entre 1999 y 2000, se ha financiado con capitales extranjeros, fundamentalmente en forma de bonos, préstamos o depósitos procedentes de los mercados de la Unión Europea.

Este recurso a la financiación exterior es, en opinión de los técnicos de la Secretaría de Estado de Comercio, el factor determinante que explica cómo un país con déficit elevado en su balanza por cuenta corriente y de capital ha podido continuar siendo un emisor neto de inversión directa durante el último trienio, incluso en un contexto de desaceleración de los flujos de inversión mundial como el padecido en 2001.

Los datos aportados por la Subdirección General de Estudios del Sector Exterior en su informe sobre la financiación de la inversión española fuera de nuestras fronteras muestran cómo las inversiones en cartera recibidas por España pasaron de representar el 7% del PIB en 1990 al 43,5% en 2000, aumento muy superior al registrado por la inversión española directa en el exterior que en el mismo periodo pasó del 3% al 28,4% del PIB.

Una evolución que permite concluir a los autores del informe que en un periodo como el actual, sin una fuerte entrada de inversiones en cartera y otras inversiones de carácter financiero, en España 'no hubiera sido posible un proceso de expansión exterior de tal magnitud'.

El patrón de inversión de la economía española en el último quinquenio es otro de los argumentos utilizados por los técnicos de la citada subdirección general, quienes recuerdan cómo 'desde 1996 el sector de instituciones de crédito es captador neto de recursos frente al exterior, mientras que el sector empresarial es inversor neto, especialmente en flujos de inversión directa'.

El reciclaje del euro

El trabajo, elaborado para Información Comercial Española, expone también que la culminación de la moneda única europea ha sido el 'elemento catalizador' de este proceso de internacionalización. La integración en la unión monetaria ha permitido a las empresas españolas acceder a los mercados financieros de la zona euro, para conseguir recursos financieros a tipos de interés bajos, estables y sin riesgo de cambio que colocan, posteriormente, en los mercados de América Latina, con un mayor dinamismo potencial pero también con mayor riesgo y volatilidad.

Este circuito de capitales, denominado el 'reciclaje del euro', constituye para los autores del informe una estrategia 'correcta desde el punto de vista financiero', pero peligrosa por la excesiva concentración de inversiones en Iberoamérica.

De hecho, constatan que en los años 2000 y 2001 la Unión Europea ha sustituido a América Latina como el primer destino de las inversiones directas españolas, para concluir que 'sería deseable continuar este proceso de diversificación', incluyendo entre las áreas emergentes otros destinos, entre los que cita expresamente al Norte de África, Europa del Este o los mercados asiáticos.

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