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La sombra de la crisis

El deterioro del empleo, los precios y la inversión cuestionan la recuperación

Los expertos consideran que la recuperación puede retrasarse, ya que eso mismo está ocurriendo en los países del entorno, que condicionan notablemente la evolución de España.

El deterioro de varios indicadores de actividad económica en las últimas semanas arroja serias dudas sobre una recuperación consistente en los próximos meses y cuestiona que la economía esté creciendo a tasas del 2%, pese a que tal era la estimación adelantada por el Banco de España.

A la paralización del proceso de inversión en equipamiento empresarial, o al estancamiento de la actividad comercial exterior, se suman ahora la fuerte escalada de los precios de consumo y el abultado recorte del empleo, desconocido en España desde el último trimestre de 1994.

Los expertos consideran que el temido descenso del empleo, hasta ahora la variable con mejor comportamiento en España mientras se producían recortes sucesivos en los países europeos, puede cambiar las expectativas de los consumidores y provocar una desaceleración notable del consumo privado. De hecho, Economía admite ya que 'la pérdida de impulso del empleo y el menor crecimiento de la renta salarial real por el alza de la inflación provocan moderación en el consumo'.

Además, cada vez hay más posibilidades de que el BCE apruebe una subida de los tipos de interés 'en junio, o a más tardar en septiembre, que puede recortar más la renta disponible de los agentes económicos', según Manual Balmaseda, del Servicio de Estudios del BBVA. Tal repunte de los tipos puede moderar más la demanda privada y recortar el crecimiento económico, dado que el resto de las variables de la demanda agregada, con la excepción de la inversión en la construcción, están paralizadas: exportaciones, por el crecimiento casi nulo de Europa, e inversión en equipamiento porque las expectativas empresariales no están despejadas. En definitiva, que la recuperación de la economía sigue muy pendiente de lo que ocurra fuera de las fronteras, y mientras el repunte se consolida, España recoge los primeros efectos de una crisis que se creía superada. Pese a ello, el consenso medio de previsiones económicas, que recoge Funcas de forma sintética, supone una revisión al alza del crecimiento desde el 2% al 2,1%. El servicio de estudios del BBVA sigue siendo el más pesimista, con un 1,7%.

Crecimiento

Los indicadores más detallados disponibles marcan tendencias dispares, pero con mayor abundancia, de la orientación negativa. Es el caso de las matriculaciones, los niveles de confianza general de los consumidores, el crecimiento más lento del crédito y los ingresos por turismo.

Además, el indicador adelantado de actividad del Conference Board para España registró en marzo una caída de un punto, tras subidas desde 1993, lo supone un retraso en la expectativa alcista esperada.

Beatriz Moreno, de Standard & Poor's, prevé un crecimiento del 2% para este año, pero avisa que ello 'dependerá de la recuperación de la economía mundial, en particular de Francia, Alemania y Reino Unido, que juntos representan en torno al 40% de las exportaciones españolas'.

Si la desaceleración global se mantiene, continúa la incertidumbre sobre los precios del petróleo o suben pronto los tipos de interés, el crecimiento puede quedar reducido al 1,7% o 1,8%. Un nivel que, pese a todo, supera las previsiones de la UE.

Merino cree que las empresas españolas han adoptado una posición de 'esperar y ver', de ahí el fuerte desplome de las inversiones de capital, y cita como principales amenazas a corto plazo 'la inflación y su impacto en los costes laborales'.

Uno de los principales problemas que puede generar la inflación, que en España está artificialmente alimentada por los redondeos de los viejos precios en pesetas a los nuevos en euros, según ha reconocido el propio Gobierno, en un endurecimiento de las demandas salariales, y por tanto de los costes, según han admitido los sindicatos para 2003.

Según Kerryn Fowlie, economista de Moody's, 'la contracción del 0,1% en la inversión de la zona euro es relativamente modesta', sobre todo teniendo en cuenta que el año pasado creció un 1,5%. Sin embargo, 'es la primera contribución negativa de este componente del PIB desde 1993'. Alexander Kockerbeck, de la agencia Moody's, afirma en su último informe sobre España que la desaceleración del ritmo de crecimiento 'ayudará a reducir algunos desequilibrios externos e internos' como la inflación y los déficit comercial y por cuenta corriente. Según los cálculos de Moody's, los costes laborales unitarios subirán un 1,8% este año y el empleo crecerá sólo un 0,5% (frente al 1,9% de 2001 y el 4,1% de los años 1999 y 2000).

Michel Saunders, de Salomon Smith Barney, cree que el BCE podría mantener los tipos sin cambios hasta el tercer trimestre del año. Sin embargo, avisa que 'si la inflación sigue sin bajar pronto, puede empezar a subirlos en el tercer trimestre para salvaguardar la credibilidad de su objetivo' de IPC.

El banco central afronta un duro dilema: 'Puede decidir empezar a subir tipos pronto para intentar 'congelar' la inflación subyacente dentro del objetivo, arriesgándose, puede que innecesariamente, a estrangular la incipiente recuperación'. O bien puede esperar a que haya signos claros de reactivación y adoptar más tarde una subida más agresiva. A juzgar por los últimos comentarios del BCE, optará por lo primero.

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