Peligroso giro proteccionista
El mundo asiste en los últimos tiempos a profundos cambios en las políticas que hasta ahora habían marcado la evolución de la economía globalizada. Frente a las acciones y los discursos casi unánimes en favor del libre comercio y la apertura de mercados, el proteccionismo impulsado desde EE UU amenaza con modificar tanto el panorama de acuerdos y asociaciones comerciales como las directrices políticas que parecían caracterizar el mundo del siglo XXI.
El primer ministro de Bélgica, Guy Verhofstadt, puso ayer el dedo en la llaga al cuestionar la reforma de la política agrícola común (PAC) tras la aprobación de la nueva ley agrícola estadounidense, que aumenta un 67% los subsidios para el sector en los próximos 10 años. El texto firmado el pasado lunes por George Bush supone un giro de 180 grados en la política de mercado impulsada por la primera economía mundial, al aumentar las ayudas directas a la producción y propiciar, con ello, una caída de los precios con la que los países menos desarrollados prácticamente no pueden competir.
La ley contradice de pleno el compromiso alcanzado en noviembre por los ministros de Comercio en la Cumbre de Doha para reducir los subsidios agrícolas, un capítulo en el que la Unión Europea se mostraba especialmente reticente. Tras acceder a incluir en la declaración el compromiso a eliminar progresivamente las ayudas directas a la agricultura, los Quince asumieron la necesidad de incorporar a la reforma de la PAC ese compromiso y sustituir las ayudas a la producción por fondos. Pero ahora, como ayer apuntaba el mandatario belga, las premisas pueden cambiar. Si EE UU aumenta los subsidios a la agricultura, ¿cómo vamos a eliminar las ayudas para nuestros agricultores?, se preguntaba Verhofstadt.
Este movimiento proteccionista, que se inició con el aumento de los aranceles por parte de Washington a las importaciones de acero, amenaza seriamente la nueva ronda de liberalización abierta en el seno de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y así lo constataron ayer en París los ministros reunidos en el seno de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Pero, además, pone en serio riesgo la consecución de acuerdos comerciales como la ambiciosa Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que pretende unir todo el continente en una misma zona comercial para 2005.
Los países emergentes ya se han hecho eco del doble discurso de EE UU en materia comercial, así como de los serios riesgos que esta ola proteccionista supone para su desarrollo económico. Así se lo harán ver los países latinoamericanos a los Quince en la cumbre que tendrá lugar mañana y pasado en Madrid. La región es una de las principales afectadas por las políticas aplicadas tanto por EE UU como por la UE en materia agrícola y el giro dado por las dos potencias dificulta aún más su complicado futuro.