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Comercio

El Senado mina el contenido de la autoridad comercial para Bush

El presidente Bush tiene justo lo que no quería. Un poder de negociación comercial que se puede vaciar de contenido por el derecho de revisión que se ha reservado el Congreso para los acuerdos con terceros países. Si la ley se aprueba así finalmente, Bush tendrá un poder de negociación limitado, algo contra lo que ha estado luchando la Casa Blanca desde que se aceleró la aprobación de esta legislación, que han tenido todos los presidentes desde Richard Nixon hasta Bill Clinton, a quien ya no se le renovó en 1994.

Según la Constitución, es el Congreso el que tiene la competencia para cerrar acuerdos comerciales. De ahí que los presidentes soliciten ese poder al Congreso, que si lo concede sólo pueden aprobar o rechazar los acuerdos, sin modificarlos. La Cámara de Representantes, que aprobó la ley en diciembre, ya limitó la capacidad de negociación para los temas agrícolas y textiles.

Pero la votación del martes es el peor escenario para Bush. En las negociaciones previas Bush había aceptado, a instancias de los demócratas, introducir más protección social para los trabajadores que pierdan su trabajo por efectos de la competencia internacional y como consecuencia de estos acuerdos comerciales.

Robert Zoellick, el representante estadounidense de Comercio, estuvo desde entonces intentando cambiar la posición de los senadores, pero sin éxito. Algunos de los republicanos que han votado a favor de las enmiendas al TPA comparten el criterio de los demócratas de que el presidente puede relajar la legislación antidumping del país, muy criticada en otros países, y más ahora, cuando Bush ha puesto en marcha medidas de protección al acero y la agricultura.

Tanto Zoellick como el secretario de Estado de Comercio, Donald Evans, y la secretaria de Estado de Agricultura, Ann Veneman, escribieron ayer una carta al Senado en la que advertían que las enmiendas 'acaban con el propósito del TPA'. Ari Fleischer, portavoz de la Casa Blanca, se hizo eco del malestar de la sede del Gobierno al decir que 'este resultado mina seriamente la causa y el objetivo del libre comercio'.

Tanto Zoellick como Evans han pedido a Bush que ejerza su derecho de veto, algo que el presidente no ha dado muestras de considerar todavía. Desde la Casa Blanca se considera que nadie negociará ya en serio con EE UU. De momento, la fecha en que expira el pacto andino ha llegado (hoy se cumple), lo que obligará a negociar un nuevo acuerdo y el presidente se presentará sin el TPA.

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