Los mercados de abastos se enfrentan a la reconversión para evitar su fin
La grave crisis de los mercados de abastos, a decir de los expertos, no está derivada por la feroz competencia del sector de la distribución. Sus causas, según aseguran, hay que buscarlas en cambios sociológicos profundos como la masiva incorporación de la mujer al mundo laboral, la mayor renta disponible, los nuevos hábitos en la alimentación y en las compras o los nuevos modelos de familia.
'La clave está en la rapidez, en la simultaneidad. Se compra tiempo además de productos', según resume Alfredo Rubio, profesor del departamento de Geografía de la Universidad de Málaga y responsable de la investigación que sigue su centro en busca de un nuevo modelo de mercado de abasto.
El estudio, en el que también participa la Universidad de Sevilla, está previsto que culmine a finales del año que viene con el lanzamiento de un prototipo de mercado tras la constatación de que la oferta actual se ha quedado obsoleta y no cubre las necesidades de los nuevos consumidores.
En sintonía con un estudio previo de la patronal andaluza del comercio (CECA), este informe alerta de que las plazas, con su tradicional fórmula comercial, están abocadas al cierre si no se modernizan.
El declive de estos centros, casi todos ellos de gestión municipal, se traduce ya en la desaparición de muchos de ellos. En sólo dos años, de 1999 a 2001, ha quebrado el 5,6% de los mercados andaluces al pasar la región de 504 a 476 plazas en funcionamiento. La mayoría de estos cierres ha afectado a zonas rurales y a las afueras de las capitales.
La nueva generación de mercados de abastos, según el profesor que dirige el estudio, debe incluir salas de procesamiento y envasado de productos primarios (ensaladas o fruta preparada) y tiendas especializadas como floristerías, panaderías, vinaterías o aceiterías.
Se pretende actualizar y rentabilizar un reclamo que mantiene la esencia misma de las plazas: productos con tradición y artesanales, sin producción en serie. A este nuevo concepto a explotar le llama el profesor Rubio 'mercado artesano'.
También se deben modificar los horarios y los aspectos arquitectónicos con innovaciones como la habilitación de pasillos por donde puedan circular carritos de compras al igual que en supermercados o hipermercados. El estudio se inició con financiación de la Junta de Andalucía en 1996. En esta última fase, la investigación se está centrando en las citadas mejoras arquitectónicas.
Críticas a los municipios
En este sentido, Alfredo Rubio critica la dejación de los ayuntamientos, que apenas se ocupan de labores mínimas de mantenimiento, y reclama recursos municipales para la mejora de la accesibilidad y del equipamiento público de las plazas. El estudio de las Universidades de Málaga y Sevilla está en línea con otro de la CECA, que también considera obsoleto el actual modelo de los mercados de abastos.
Los comerciantes también propugnan una reconversión con medidas como la autogestión, para lo que sería necesaria la unión de los pequeños empresarios de los mercados. El asociacionismo, según la patronal, no supera ahora el 36%.
En el plano organizativo, la patronal andaluza del comercio exige un cambio en las ordenanzas municipales que permita convertir las plazas de abastos en centros lúdicos. Es decir, la CECA reclama un impulso por parte de los ayuntamientos y hace un llamamiento a la cooperación entre los comerciantes de los puestos de los mercados con el objetivo de garantizar el futuro de estos establecimientos. Se considera que el mayor competidor de las plazas son los supermercados.
Los 476 mercados que existen en Andalucía dan empleo a 10.000 personas y tienen una facturación media de dos millones de euros. Ocupan en conjunto 375.000 metros cuadrados de superficie comercial.