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Lealtad, 1

En sentido inverso al de 1998

Tomar las riendas de la situación no significa, en este caso, asumir responsabilidades. Es una cuestión puramente técnica. Los bancos se han puestos al frente de la manifestación de control del Ibex, para que ésta no sucumba a las iras de los vendedores en potencia, porque los gestores de fondos han dado la espalda a Telefónica y a los valores tecnológicos.

Lo que sucede en la Bolsa española en las dos últimas semanas es una cuestión de puro mercado. Los gestores, estén satisfechos o no con la situación actual, aprueben o no la tendencia de fondo, sean, en fin, alcistas o bajistas, están obligados a invertir los fondos que sus clientes deciden colocar en acciones.

La Bolsa española, como se ha dicho en numerosas ocasiones, es un mercado de sota, caballo y rey, con muy pocas alternativas. Falló en su momento el Nuevo Mercado, porque nació encorsetado, con las arbitrariedades que siempre provoca el dictado político, y tampoco se han ampliado las bases sectoriales con la incorporación de nuevas compañías.

Bancos, Telefónica y una mezcla entre eléctricas y constructoras representan las tres patas de la mesa de negociación. Y los gestores, claro está, rotan posiciones desde unos sectores a otros por obligación más que por sentimientos propios.

Hay coincidencia entre los expertos en la apreciación de que tanto el sector bancario como el de la construcción arrojan sobrevaloraciones importantes respecto a sus fundamentales. El fenómeno está auspiciado, no obstante, por la debilidad de fondo de la operadora.

Este fenómeno, recuerdan ahora los observadores, se dio en sentido inverso desde 1998 a marzo de 2000, cuando a todo el mundo se llenaba la boca y la cartera con la palabra Telefónica. Los procesos, en fin, tienden a autoalimentarse mientras duran.

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