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Petróleo

El precio del petróleo se convierte en un nuevo factor de riesgo para los mercados

Es esa carta que, si aparece en el juego, lo cambia por completo'. Así explica Eric Chaney, economista jefe para Europa de Morgan Stanley, cómo puede impactar el petróleo en los mercados. Chaney no tiene reparos en admitir su preocupación por el alza del precio del crudo, que, en caso de agudizarse y prolongarse, sería nefasta. Especialmente en un escenario como el actual, en una recuperación cogida con alfileres

Los riesgos son por todos conocidos. Más inflación, más costes y menores márgenes para las empresas, menos capacidad de consumo y de ahorro en las familias, menos posibilidades de maniobra en la política monetaria, más desequilibrio en la balanza de pagos y convulsión en el mercado de divisas. En un escenario catastrofista, éstas son las consecuencias de un alza sostenida en el precio del barril.

Sin decir en ningún momento que el mundo está abocado a un choque petrolero como el de los años setenta, los expertos no pueden esconder su preocupación por la escalada bélica en Oriente Próximo y sus posibles efectos sobre el precio del petróleo.

De hecho, la Bolsa lo pasó mal a la vuelta de Semana Santa por culpa del crudo, que el martes día 2 se disparó más del 6% con el aumento de la tensión en Oriente Próximo. Pero con el paso de los días el precio del barril remitió, hasta los 25,5 dólares actuales. Las Bolsas lo han agradecido, y ahora están más pendientes de los resultados del Nasdaq. Pero hay un factor de riesgo de nuevo cuño que no conviene desdeñar.

Peligro para la economía

Merrill Lynch también lo pone de manifiesto en un reciente informe: 'Cuando la subida del precio del crudo deja de ser positiva para el sector petrolero, empieza a ser peligrosa para la economía'. Merrill se remonta no a 1970, sino a la Guerra del Golfo, cuando el precio del barril pasó, entre agosto y octubre de 1990, de 20 a 40 dólares. Este escenario, el peor de los posibles según Merrill Lynch, es muy negativo para las acciones, especialmente para las cíclicas.

Crédit Suisse, por su parte, considera que un periodo corto con el crudo en la zona de los 30 dólares no tiene un impacto significativo en el panorama macroeconómico ni en las políticas monetarias. Ahora bien, si el petróleo aguanta varios meses sobre los 30 dólares, Crédit Suisse cree que ello sería una amenaza muy seria para la economía global. 'No sólo un reflejo de la energía más cara. Habría efectos sobre la confianza del consumidor y del empresario. A continuación vendría el doble fondo de la recesión', aseguran en un informe. Aun así, Crédit Suisse es relativamente optimista. Los precios de los futuros a largo plazo sobre el petróleo no han sobrepasado los 25 dólares. Sólo hay tres escenarios que desencadenarían más subidas, según los analistas. Que el embargo iraquí se generalizase, una guerra en la región que afectase a países productores o conflictos internos en estos países productores.

La agencia de calificación de riesgos Standard & Poor's considera, por su parte, que el petróleo a 27 dólares es un freno leve a la economía. La factura energética en el consumo privado es del 4%, frente al 8% de hace dos décadas. El petróleo aún cuenta, pero menos que antes. Sólo si el precio del crudo llegase a la zona de 50 dólares se volvería a los años ochenta. Pero es posible que lo haga, dice Standard & Poor's, si el conflicto de Oriente Próximo se expande.

El miedo ha llegado, también, a los despachos oficiales. El BCE, en su boletín de coyuntura, manifestó su temor a que una nueva crisis energética retrase la recuperación económica de la zona euro.

Alan Greenspan, en la comparecencia ante el Congreso de la semana pasada, también alertó del riesgo del encarecimiento del crudo.

'Tengo que convencer al inversor de que compre activos europeos'

 

 

Llama la atención en un mundillo como el de las finanzas, acostumbrado al anglocentrismo, alguien que apuesta por los activos de la zona euro sin recurrir al tópico de que están más baratos. Es el caso de Eric Chaney, economista jefe de Morgan Stanley para Europa: 'En el uso de la tecnología, Europa está como Estados Unidos en 1995. A partir de ahora empezará a recortar distancias en términos de productividad, y eso dará sus frutos'. Admite que, en sus viajes a Extremo Oriente, tiene que convencer a los inversores para que compren activos (bonos y Bolsa) europeos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

'Cree que Europa subirá algo más, pero tampoco mucho más', asegura. Espera también que se reviertan los flujos de fondos que en los noventa volaron de Europa a EE UU. Y considera los bonos europeos son más atractivos. La expansión fiscal de EE UU provocará más emisiones de deuda pública, mientras que en Europa el pacto de estabilidad hace que la oferta de renta fija esté controlada.

 

 

 

 

 

 

 

Sobre la recuperación, Chaney es optimista, pues las perspectivas de las 2000 empresas analizadas por Morgan Stanley lo justifican. La inversión va a repuntar, y si la inflación lo permite, el consumo también.

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