La energía nuclear, parte de la solución
La utilización de las tecnologías de generación de electricidad por medios nucleares ha sufrido en su historia más vaivenes que ninguna otra. Del optimismo -tal vez exagerado- en sus orígenes en los setenta a la desesperanza -tal vez irracional- de los ochenta, el comportamiento ha sido muy diferente según las zonas geográficas. Frente a la moratoria en la construcción de más centrales desde 1980 en Europa (salvo Francia) y EE UU, los países asiáticos, los de Europa del Este y Brasil han continuado sus programas.
El Programa Energético de Bush promueve el paso del estancamiento al renacimiento nuclear. En Europa, este paso se está viendo jalonado por acontecimientos dispares, que van del cierre de la unidad 1 de la central sueca de Barsebäck, o el programa de abandono progresivo en Alemania, hasta el anuncio de construcción de una nueva en Finlandia, junto con las reflexiones de la Comisión Europea, que, sobre la base de asegurar el abastecimiento, no incrementar la dependencia del exterior y cumplir los compromisos de Kioto, pueden llevar a promover la construcción de nuevas centrales.
Estos hechos están enmarcados en un ambiente de liberalización de los mercados eléctricos, concienciación social por el deterioro del medio ambiente y de un ritmo creciente del consumo eléctrico.
El comportamiento de las 438 centrales nucleares en operación en el mundo ha venido mejorando, tanto en seguridad nuclear y protección radiológica como en resultados operativos. Los costes medios de producción (operación y mantenimiento+combustible) disminuyen hasta el punto de que el Utility Data Institute indica que, por primera vez en una década, el coste de producción nuclear en EE UU en 1999 fue el más bajo (1,83 centavos de dólar /kWh) comparado con otras fuentes de generación: carbón (2,07), petróleo (3,13) y gas (3,52). En las nucleares españolas, en 2000, se ha situado en 1,03 centavos de euro/kWh.
En Finlandia, estudios de coste en una nueva central demuestran que, a partir de 5.650 horas de funcionamiento anual, el coste de generación (inversión+operación y mantenimiento+combustible) con energía nuclear aventaja al de otras fuentes. Se sitúa, para 8.000 horas de operación, en 2,14 centavos de euro/kWh nuclear, frente a 2,41 para el carbón, 2,61 para el gas y 3,01 para la turba.
Resulta habitual que formaciones políticas y grupos sociales incluyan en sus programas el cierre de las nucleares. Por ello, el debate sobre su continuidad, en la mayoría de los países, se fundamenta (al margen de temas de opinión pública) en tomas de posición políticas, y no en razones tecnológicas o económicas.
La decisión alemana de cerrar centrales que cumplan 32 años llega cuando la tendencia internacional comienza a apuntar en dirección contraria. Los resultados de la investigación sobre envejecimiento de materiales y la experiencia de operación demuestran que es técnicamente viable operar las centrales a largo plazo, manteniendo e incluso mejorando sus niveles de seguridad y fiabilidad. EE UU comienza a renovar licencias para 20 años adicionales a los 40 iniciales. La tendencia se confirma en Europa occidental y en Japón.
La UE señala en el Libro Verde que 'la extensión de vida de las centrales nucleares es una medida que debe ser considerada. Dado el programa de compromisos de Kioto, este asunto necesita ser tratado rápidamente'.
En Suecia, tras el referéndum nuclear de 1979, a raíz del accidente de Three Mile Island en EE UU, el Parlamento decidió cerrar las nucleares antes de 2010. Hoy sólo ha cerrado la unidad 1 de Barsebäck y se reconoce que el objetivo de cierre prematuro antes de 2010 no es aplicable.
Frente al teórico cierre progresivo en Alemania y el replanteamiento en Suecia, en el mundo la consideración de construir nuevas centrales se basa en el bajo coste del kWh, la ausencia de emisión de gases de efecto invernadero, las soluciones tecnológicamente resueltas de almacenamiento de residuos de alta actividad, la diversificación de fuentes de generación eléctrica, la garantía de suministro y el desarrollo de nuevos reactores más seguros y baratos.
De los programas futuros, además de la solicitud de construcción de la quinta central de Finlandia, merece ser destacado el programa coreano, con cuatro unidades en construcción y seis más previstas, y el de Japón, con 13 en 10 años. En EE UU, los estudios del Nuclear Energy Institute (NEI) indican que, para que siga manteniendo la proporción de energías limpias (30%) en la generación eléctrica, se necesitarán 50.000 MW nucleares más hasta 2020, lo que sintoniza con la Política Nacional sobre Energía presentada por Bush en mayo de 2001.
El previsible desarrollo tecnológico futuro se complementa con la búsqueda de nuevos y mejores diseños de reactores para equipar nuevas centrales. En EE UU la autoridad de seguridad nuclear (NRC) ha certificado tres nuevos modelos: el pasivo de agua a presión (AP 600), el evolutivo avanzado de agua a presión APWR (System 80+) y el evolutivo avanzado de agua en ebullición (ABWR), ya en fase comercial en Japón (unidades 6 y 7 de la central de Kashiwazaki Kariwa, en explotación desde 1996, y cuatro unidades en construcción de Hamaoka 5 y Shika 2) y en Taiwan (Lungmen 1 y 2).
En Europa las autoridades de seguridad nuclear de Francia y Alemania han aprobado el nuevo reactor evolutivo EPR; además, otros nuevos modelos avanzados están en desarrollo. En el resto del mundo destacan las iniciativas del Consorcio BNFL-Westinghouse /Exelon /Eskom, con un nuevo reactor de alta temperatura refrigerado por gas, así como otros modelos en Corea del Sur, India y Rusia.
Mantener abiertas todas las opciones energéticas es una de las 10 recomendaciones del Consejo Mundial de la Energía para lograr los objetivos de accesibilidad, disponibilidad y aceptabilidad las dos próximas décadas, recogidos en el documento Energía para el Mundo del Mañana-Actuar ahora.
En la UE es vital no incrementar la dependencia energética del exterior para garantizar el suministro creciente, afrontando los compromisos de Kioto. Para ello, según el Dilema Study, aun cumpliéndose los objetivos sobre energías renovables y suponiendo 40 años de vida para las centrales nucleares en operación, serían necesarias en 2025 otras 100 centrales nucleares de 1.000 MW.
La tecnología nuclear está en buenas condiciones económicas, de medio ambiente y de seguridad, tanto nuclear como de garantía de suministro, para afrontar dicho reto. Se puede afirmar que la nuclear es una industria viva y preparada para construir nuevas centrales en el momento en que los responsables de las políticas energéticas lo consideren necesario, por lo que se configura como una tecnología viable para ser parte de la solución energética.
En su XI Congreso Internacional, que bajo el lema Desarrollo sostenible en el siglo XXI: Un reto para la Ingeniería se celebra en Zaragoza en junio, el Consejo Superior de Colegios de Ingenieros de Minas planteará la necesidad de un debate urgente sobre el futuro de la energía nuclear en España.