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La vida en este ciclo

Juan Ignacio Crespo

De nuevo surgen dudas sobre la recuperación de la economía norteamericana. Según Alan Greenspan, Presidente de la Reserva Federal, las empresas de EE UU, asustadas por la magnitud de la crisis económica, lo que hicieron durante el año 2001 fue reducir la producción y dedicarse a liquidar los productos que tuvieran en sus almacenes. Es decir, a reducir existencias. Ahora, ya transcurridos unos meses de 2002, y con los inventarios en niveles muy por debajo de lo que la marcha normal de los negocios aconseja, las empresas han aumentado la producción para tener en reserva productos suficientes con los que hacer frente al aumento de la demanda, cuando llegue. Y eso es precisamente lo que está haciendo crecer la economía norteamericana en este momento. Lo que no está claro, siempre según Alan Greenspan, es que ese tirón de la demanda vaya a llegar pronto. Y, por eso, su actitud sigue siendo extremadamente cautelosa.

Uno de los mayores desequilibrios a los que tiene que hacer frente la economía de EE UU en estos momentos es la enormidad de su déficit de balanza por cuenta corriente: durante el año 2001, las importaciones de bienes y servicios superaron a las exportaciones en 417.000 millones de dólares. A este ritmo, antes de dos años el déficit habrá alcanzado los 500.000 millones de dólares, una cifra que equivale al 5% del producto interior bruto norteamericano y que suele ser el límite en el que las economías suelen empezar a corregirlo.

El problema no sería tan acusado si este abultado déficit, arrastrado desde hace años, se hubiese reducido sustancialmente durante el periodo recesivo por el que acaba de pasar la economía de EE UU, lo que, por otra parte, sería un proceso normal en las recesiones. Pero el caso es que no lo ha hecho, y los datos correspondientes al pasado mes de febrero muestran que no bien la economía ha comenzado a crecer de nuevo, el déficit por cuenta corriente ha recuperado su senda alcista. Y esto no indica nada bueno ni para la fuerza de la recuperación ni para la fortaleza del dólar.

Lo cierto es que entre los datos que se publican de la economía y los que llegan de las Bolsas, parece seguir dibujándose un panorama de estancamiento. La certeza sobre qué situación estamos viviendo en cada momento nunca se puede tener hasta que no han pasado unos años y se cobra cierta perspectiva. Pero aun así, vivimos realizando hipótesis. Y estas hipótesis constituyen el elemento de contraste para evaluar los hechos nuevos y decidir si seguimos manteniendo la misma hipótesis o la descartamos por otra.

Echando la vista unos años atrás, se observa que, tras muchos altibajos, los índices están en el mismo nivel que hace cuatro años. El Ibex 35, por ejemplo, está desde hace meses en los mismos niveles que a comienzos de 1998. Eso hace que los 75 fondos de inversión en renta variable que existían ya en esa época, y que están domiciliados e invierten en España, hayan acumulado en ese periodo una magra rentabilidad media de 2,46%. Si ampliamos el rastreo a los 187 fondos de iguales características que invierten por todo el mundo, la rentabilidad asciende ligeramente al 2,98%. Destaca entre éstos el BBVA Bolsa USA, con un 107% (del que un 20% se debe a la depreciación del euro frente al dólar).

Un periodo tan prolongado de movimiento lateral, ¿está anunciando un periodo aún más largo de idénticas características como sugieren otros ciclos históricos?

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