El despiste se instala en el mercado
Resaca tras las vacaciones, como mal menor. Era la impresión de los más optimistas en la jornada de ayer. Los observadores avezados no estaban de acuerdo, sin embargo, con esta apreciación, porque en la actualidad, decían, los sistemas de comunicación son muy avanzados, con o sin vacaciones. La información está al alcance de todos. También, la posibilidad de comprar y vender acciones desde cualquier punto geográfico.
La realidad, por tanto, se encuentra en ese cruce de múltiples caminos. Los inversores no saben qué dirección tomar. El despiste se generaliza por momentos y muy pocos dudan de que, en efecto, ya está instalado en el mercado.
Por un lado, las noticias económicas que proceden de Estados Unidos invitan a tomar posiciones en la renta variable. Por otro, estas mismas noticias sugieren que los tipos de interés van a subir antes de lo previsto, que la época de tipos a la baja es agua pasada. El petróleo, asimismo, resurge por las tensiones renovadas en Oriente Próximo y hace buena la tesis de que la inflación superará las expectativas.
En el caldero donde se cuecen las cotizaciones hay que añadir, además, los resultados empresariales que vienen. Los inversores aún no han digerido los del año pasado, pero deben estar preparados para desmenuzar los del recién concluido primer trimestre. En teoría las comparaciones interanuales deben favorecer las cuentas de los tres primeros meses del año, porque en 2001 fueron malos.
Demasiada tarta, por tanto, para los postres. No hay que olvidar, claro está, que los mejores analistas consideran que los mercados de acciones estadounidenses están muy caros y que un recorte de los mismos impediría el repunte de unas Bolsas europeas con mejores multiplicadores, más baratas, que aquéllas.