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Resultados

Los bancos del sur de Europa amenazan la hegemonía de sus rivales del norte

La gran banca europea cerró el año pasado su peor ejercicio desde 1997. La mayoría de las entidades sucumbieron ante la desaceleración económica mundial y la crisis de las Bolsas. Disminuyó el beneficio de 13 de los 20 mayores bancos y buena parte de los directivos admiten que la mala racha continuará este año. Los que mejor se defendieron fueron los bancos del sur de Europa, que se muestran pujantes y desafían la tradicional fortaleza de los bancos del norte.

La desaceleración económica, la caída del negocio procedente de la banca de inversión, las cuantiosas provisiones para cubrir los riesgos crediticios, la exposición a Argentina o la quiebra de la eléctrica Enron han hecho mella en buena parte de las mayores entidades financieras europeas.

Así, el beneficio de 13 de los 20 mayores bancos del continente por capitalización bursátil cayó en 2001, el peor ejercicio para la banca europea desde 1997. El descenso se agravó durante el último trimestre, periodo en el que cuatro entidades perdieron dinero y otras diez ganaron menos que un año antes (incluidos el SCH y el BBVA).

Los últimos tres meses del año resultaron particularmente duros. Fue durante este periodo cuando las entidades tuvieron que realizar las dotaciones para cubrir sus riesgos en Argentina -particularmente los dos bancos españoles, el HSBC y Société Générale- y cuando se destapó el escándalo de la quiebra de la eléctrica Enron, que afectó, sobre todo, a Deutsche o Credit Suisse.

La incertidumbre que rodea a las perspectivas de negocio del sector en Europa es tal que los directivos de las principales entidades del continente han coincidido en afirmar que 2002 va a suponer un 'reto'. Tanto el presidente del primer banco suizo UBS, Peter Wüffli, como su homólogo en el holandés ABN Amro, Rijkman Groenink, aseguraron el día de sus respectivas presentaciones de resultados que no tenían confianza en que la economía se recuperase este año. En ambos casos, hicieron previsiones pesimistas sobre la morosidad crediticia (tanto a empresas como a particulares) y sobre la evolución de la banca de inversión.

Otros directivos, como Ewald Kist, presidente de ING o Anton van Rossum, primer directivo del grupo belga-holandés Fortis, optaron por no efectuar previsión alguna, incertidumbre que también provocó caídas de sus títulos en Bolsa.

Las agencias de riesgos no han dudado en trasladar esta incertidumbre a sus calificaciones. En los últimos meses, Standard & Poor's reconoce haber 'cambiado últimamente más perspectivas a negativo que a positivo', tal y como señala Walter Pompiliano, analista de la agencia.

No obstante, tanto desde Standard & Poor's como de Moody's o Fitch se insiste en que, si bien la ralentización económica ha hecho mella en el beneficio, 'las alarmas aún no se han disparado'. Esto se aprecia en la cotización en Bolsa de las entidades financieras. El índice sectorial bancario en el Stoxx sólo perdió un 8,01% desde principios de 2001 hasta el pasado viernes.

La pujanza del sur

Pero la crisis no ha afectado por igual a toda la banca europea. La desaceleración del negocio ha sido mucho más acusada en los bancos del norte que en los del sur de Europa, que se han beneficiado de su todavía corta presencia en la banca de inversión y de su negocio centrado en la banca minorista. Un ejemplo: el francés Crédit Agricole, que ayer anunció ganancias de 1.470 millones, un 5,5% más, remontó el mal año gracias a la banca universal.

Los bancos españoles, y en menor medida italianos y portugueses, han dado muestras de una nueva pujanza que les ha hecho ganar en poco tiempo posiciones respecto a alemanes, holandeses o suizos, tradicionalmente más fuertes. El descenso de los tipos de interés, consecuencia de la unión económica y monetaria, ha sido uno de los acicates más importantes para el desarrollo de la banca del sur, según sugieren muchos expertos. Al partir de tipos mucho más altos, los beneficios del obligado proceso de convergencia fueron bastante más determinantes para las economías del sur de Europa, y por añadidura para su sector financiero, que ha vivido unos años de fuerte demanda de financiación.

Pero del diferente ciclo económico entre el norte y sur de Europa, el desarrollo de la banca en estos países está ligado también a una actuación premeditada de las entidades para no quedarse atrás y posicionarse para competir con garantías de éxito cuando se produzca la integración bancaria europea, que muchos expertos sitúan en un periodo no superior a un lustro.

Mayor eficiencia, mayor fortaleza de balance e internacionalización constituyen las tres claves de una estrategia en la que el sector financiero español ha tomado la delantera.

De hecho, el proceso de consolidación de la banca española, con las megafusiones que dieron lugar al BBVA y al BSCH, se ha producido antes que en el caso italiano, lo que da cierta ventaja a los bancos españoles ante la próxima consolidación del mapa financiero europeo.

La apuesta por Latinoamérica, a pesar de las pérdidas causadas por la crisis argentina y el castigo propinado por los mercados, sigue teniendo un valor incalculable. Un valor que explica, por ejemplo, que pese a estar muy lejos de los primeros puestos en el ranking por activos, los dos grupos españoles figuren entre los 15 primeros si lo que se analiza es la capitalización, un síntoma de que los mercados tienen en cuenta el potencial de estos dos grupos.

Ninguno de los dos se libró el año pasado del efecto de Argentina, la razón principal de que presentaran unos resultados peores de lo previsto a principios de año. Sin embargo, la crisis en aquel país también dio a los bancos el pretexto para fortalecer el balance y aumentar la potencia de tiro este año, en el que la prioridad será el negocio doméstico. Analistas de UBS Warburg consideran que tanto BBVA como SCH se han quedado cortos en sus previsiones para este año, en el que los resultados crecerán por encima del 10% previsto por las entidades.

El mapa italiano se perfila

Y mientras los bancos españoles se consolidan, comienza a perfilarse el mapa financiero italiano. Las fusiones vividas en las últimas semanas van a ser clave en el futuro de la banca europea y las posibles alianzas con los españoles. Los accionistas de Sanpaolo IMI, socio del SCH, aprobaron la opa sobre Banca Cardine, que dará lugar al segundo grupo financiero italiano por activos, con un total de más de 213.000 millones y 3.000 oficinas en Italia.

Casi al mismo tiempo, Banca di Roma aprobaba su fusión con Bipop-Carire, una operación con la que se crea el cuarto banco del país, con unos activos de 164.000 millones de euros y una red compuesta por más de 2.000 oficinas. Los movimientos no terminan ahí. El próximo jugador puede ser la BNL, cuyo principal accionista es el BBVA, si culmina su aproximación a Monte dei Paschi.

Los bancos portugueses están todavía muy lejos de tener un tamaño europeo. No hay, de hecho, ningún grupo portugués que aparezca ni siquiera en los primeros 45 puestos de la clasificación por capitalización. Pero eso no impide que sea destacable el esfuerzo realizado en los últimos años, en los que han conseguido situarse en puestos aceptables en cuanto a eficacia y rentabilidad.

Los principales grupos bancarios son Caixa Geral de Depósitos, un banco público pendiente de privatización, el BCP (aliado del Sabadell), Totta & Açores (del SCH), Banco Espírito Santo y BPI. Entre los cinco concentran el 81,2% de total de activos del sector.

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