UGT renueva su ideario de oposición a la política económica del Gobierno
La Unión General de Trabajadores ha renovado su ideario para convertirse en el núcleo duro de la oposición económica y social al Gobierno de José María Aznar. Pretende olvidar en los próximos cuatro años la gestión errática practicada en los ocho anteriores. Para ello ha elaborado un programa estratégico que pretende negociar con Gobierno y patronal: prejubilaciones más accesibles, jornada semanal de cuatro días, empleo más estable, salario mínimo de 666 euros, un nuevo modelo de empresa y una política fiscal al servicio de la cohesión social.
La UGT de Cándido Méndez (reelegido este fin de semana para un tercer mandato como secretario general) se ha caracterizado en los últimos años por ejercer una política sindical muy errática, con repentinos cambios de humor. Ha dado más de una vez la impresión de que disparaba primero y apuntaba después. Ahora ha tratado de centrar, y da la impresión de que lo ha conseguido, su discurso y su línea estratégica con la elaboración de un Programa Fundamental de largo plazo, que permite conocer adónde va la acción sindical de UGT. En paralelo establece un Programa de Acción que ajusta a periodos de cuatro años el desarrollo del plan estratégico.
Este nuevo diseño de la política sindical ofrece un empaque desconocido en los últimos años, y recoge la reflexión sintética del equipo dirigente actual y de las personas que marcaron la línea ideológica en la UGT cuando Nicolás Redondo era su secretario general. Es el caso de José María Zufiaur (principal defensor y mentor de la autonomía e independencia del sindicato), de Apolinar Rodríguez o de José Manzanares. Con estas aportaciones, la central socialista ha logrado cerrar un programa de largo recorrido que se convierte en el auténtico núcleo de la oposición social y económica al proyecto del Partido Popular.
De hecho, UGT pretende tras este congreso recuperar el papel político y social que ya sustentó en la década de los ochenta frente a la mayoría absoluta del Partido Socialista, y que le llevó primero a acuerdos y después a la confrontación y la huelga.
El propio Cándido Méndez defendió en la clausura del Congreso, el pasado sábado, que los sindicatos se convirtiesen en imbricadores estratégicos de la sociedad, sin los agobios coyunturales que apremian a los partidos políticos, con elecciones cada cuatro años. Por ello, ahora la central que lidera se considera en condiciones de abanderar, negociar e imponer un proyecto social y económico alternativo al que conduce el Gobierno y del que ha querido implicar a toda la UE.
UGT tratará de conseguir su ideario con la unidad con Comisiones Obreras, aunque en el futuro debe tener menos apegos programáticos y debe limitarse a cuestiones muy concretas, y con la negociación como primer arma, sin perder de vista la presión.
'Nosotros no buscamos la confrontación con el Gobierno', dijo Méndez el sábado. 'Sólo detectamos que tenemos diferencias, pero porque el Gobierno está marcando un modelo social que no interesa a este país, que supone desregular mercados, introducir injusticia fiscal y pobreza en las relaciones industriales, con empresas que no priman la inversión'.
El nuevo ideario de UGT, que será gestionado por una ejecutiva de 13 personas, en la que seis son mujeres, pretende instalar en la sociedad un 'nuevo modelo de empresa más ético, con mayor participación sindical y mejor reparto del crecimiento'; buscar el 'pleno empleo, pero de forma digna, acogiendo a la población inmigrada y eliminando la mitad de la temporalidad que está en fraude de ley'; renovar la protección social; colocar 'la política fiscal al servicio de la cohesión social'; elevar el salario mínimo a 666 euros (ahora es el 60%); promover un parque de viviendas en alquiler para combatir la falta de movilidad geográfica; reducir la semana laboral a cuatro días, 'sin reducción de sueldo'; y mejorar el sistema de jubilación flexible, reduciendo los coeficientes reductores a la prejubilación (UGT no firmó el pacto de pensiones que garantiza la jubilación a los 61 años).
Una ejecutiva a la medida de Méndez
El secretario general de UGT, Cándido Méndez (Badajoz, 50 años) ha logrado cerrar para su tercer mandato al frente a la central una ejecutiva a su medida (las dos anteriores hicieron crisis), y en la que el único vínculo con los equipos que en su día encabezó Nicolás Redondo es el secretario de Organización, Alberto Pérez (Sestao, 51 años). En el nuevo equipo se incorporan tres mujeres (llegan a seis) y sale el hasta ahora responsable de Formación, Teodoro Escorial, que volverá a la federación de Construcción, ahora fusionada con Metal. En Acción Sindical continúa Antonio Ferrer (Alicante, 47 años); y en Finanzas Antonio Retamino (Sevilla, 49 años). Almudena Fontecha (Toledo, 39 años) será la responsable de Igualdad. Forman también parte de la Ejecutiva Manuel Bonmati, Jesús Pérez, Dolors Hernández, Josefa Solá, Pilar Duce, Ana Soledad Ruíz, Teresa Muñoz y Manuel Mariscal (estos cuatro últimos por vez primera).